La Orden PRE/928/2012, de 3 de mayo, incluye la sustancia activa creosota, en el anexo I del Real Decreto 1054/2002, de 11 de octubre, por el que se regula el proceso de evaluación para el registro, autorización y comercialización de biocidas.
Seguro que muchos hemos oído hablar de esta sustancia pero ¿qué es la creosota? Según contempla la NTP 699, se trata de una mezcla de unos 200 compuestos químicos, la mayoría de los cuales derivados de hidrocarburos aromáticos, obtenida al calentar carbón (creosota de alquitrán de hulla) o madera (creosota de madera) a temperaturas muy altas.
Es muy inflamable, formándose por combustión humos tóxicos.
También se ha utilizado como plaguicida, insecticida y fungicida, y en medicina como desinfectante, laxante, repelente de insectos y para tratar algunas enfermedades de la piel, aplicaciones estas últimas para las cuales ya no se emplea actualmente. Respecto a su presencia medioambiental, la creosota se encuentra frecuentemente en lugares donde se desechan materiales peligrosos, vertederos o depósitos controlados, con el consiguiente riesgo de contaminación de acuíferos.
La exposición prolongada a bajos niveles de creosota, especialmente el contacto directo con la piel durante el tratamiento de madera o la manufactura de productos tratados con creosota de alquitrán de hulla, se ha asociado a cáncer de piel y de escroto.
En la tabla siguiente aparecen algunos ejemplos de exposición a la creosota:
1. EN EL TRABAJO:
– Plantas productoras de creosota
– Industria de preservación de la madera.
– Manejo de madera tratada para: Traviesas de ferrocarril, Postes telefónicos y eléctricos, Cercas y puentes
– Fábricas de acero y hierro.
– Fábricas de caucho y llantas.
– Asfaltado.
– Industrias productoras de coque.
2. EN EL HOGAR
– Al usar madera tratada con creosota para cercas, jardinería, parques infantiles y cubiertas
– Al vivir cerca de áreas contaminadas con creosota
– Al vivir en casas o cabañas construidas con maderas tratadas