¿Quién gana? ¿el empleado o la empresa?
Bien es conocido el término de teletrabajo, pero podríamos ir un paso más hacia adelante, y ver cómo afectaría la supresión física de los puestos de trabajo en una oficina, para disgregarlos por un territorio, sea local, provincial o incluso estatal.
Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando oímos eso del teletrabajo es el de un empleado de un departamento, por ejemplo administración, y que coge sus bártulos y se le envía a casa para realizar las mismas tareas y funciones que venía desarrollando en la oficina. ¿Qué beneficios puede tener eso para él/ella?
Lo primero es un ahorro considerable de tiempo, esos desplazamientos en horas punta quién no los ha sufrido. Madrugar para tener la casa arreglada a nuestra vuelta y prepararnos algún ‘tupper’ porque no hay tiempo suficiente para ir a un restaurante. Qué decir de los costes parejos al desplazamiento y la manutención. Con ello la empresa logra que el neto de la nómina crezca como un valor añadido para el empleado, esos costes variables que tenía que responder el empleado pasan a ser cero.
Ganado ese tiempo, el propio empleado es capaz de conciliar su vida privada con la profesional sin que tenga que mediar la propia empresa o supervisor del departamento. Aquí ya hay que parar un momento, ya que algunas organizaciones aún no han interiorizado que el horario flexible, eso quiere decir hacerlo a horas no restrictivas, es parte intrínseca de tener empleados a distancia. Se hace necesario marcar las tareas como tareas que tengan un fin, eso quiere decir que si se necesita un informe a las 17h, bien lo pueda hacer a las 15h, mientras muchos están comiendo, en vez de las 11h. Esta concepción es la que más puede incidir en que sea un fracaso o un éxito el trabajar a distancia.
Visto que el empleado gana en varios factores, también lo hace la empresa, ya que se evita mucha inversión en movilizado e inmovilizado. No es lo mismo tener 10 personas en una sala de 40mt/2 que tener 2 personas en una oficina de 10mt/s. Además de todo el material de oficina, mobiliario, luz, limpieza, etc.
Otro que gana, y no es ni el empleado ni la empresa, es el medio ambiente, toneladas de Co2 no lanzadas a la atmósfera por nuestros vehículos, ni por la tala de árboles para papel, ni la producción de electricidad demandada, etc.
Y por último se gana en talento. No hace falta que irremediablemente esa persona que se contrata sea de la localidad o afines del lugar donde se encuentren las oficinas. Se amplia el radio en búsqueda de aquel perfil que se adecue exactamente a lo que demanda el puesto. Por qué no tener las oficinas en Madrid y el empleado en Barcelona.
Por Jordi Torregrosa
Consultor Digital, CEO y Socio-Fundador de Socialcorp Consultoría Digital y Servicios Profesionales, hoy os invitamos a descubrir un nuevo artículo elaborado por nuestro experto en marketing digital y digital coach, Jordi Torregrosa. Informático, vendedor, gestor, director y emprendedor. Un multidisciplinario reconvertido en empresario -con los tiempos que corren-. Su formación le ha dado la oportunidad de realizar sus sueños. Se ha puesto como misión ayudar a conseguir metas y cubrir necesidades de los demás, crear valor, diferenciarse, transmitir su conocimiento y evolucionar. Su lema es «Buscando las conexiones futuras».
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