Las nuevas tecnologías están creando la tendencia de dejar a un lado la cultura emocional y relaciones personales. No hay formación completa sin el dominio de las interrelaciones, puesto que no hay negocio que no vaya dirigido a las personas, sean proyectos on line o no la virtualización de sus procesos es inherente a la sociedad de hoy.
Incluso los comercios más sencillos no son sino una conexión social, tanto en el one to one básico de toda la vida, como en el mínimo contexto publicitario están incluidos los accesos desde Internet.
Desde las políticas de marketing más avanzadas hasta la panadería de abajo necesitan conocer la sensibilidad humana para llegar a la gente.
Nadie puede creer que sin un retorno satisfactorio alguien volverá a escoger nuestro producto o negocio, la calidad y valor añadido se fundamentan en el trato y relaciones que establezcamos.
Antes que saber leer y escribir ya sería necesaria la formación en inteligencia emocional. Los niños conocen las redes sociales antes que los libros, manejan mucho mejor un «wasap» antes que descubrir lo que era enviar una postal.
Siguen vendiendo sellos, ¿por qué?
Las relaciones personales nos recuerdan que los sentimientos son afectados por detalles mucho más sencillos de lo que imaginamos. Y que por muchos tecnicismos que utilicemos cada día, hay una asignatura genérica en todas las titulaciones, el manejo de las emociones propias y del prójimo.
No hay titulación que se precie que se pueda optimizar sin la preparación mental y espiritual apropiada. No será posible el éxito sin el equilibrio emocional que nos permita jugar y reconocer nuestras propias debilidades, convertirlas en fortalezas, sin el espíritu de servicio que ayuda a reconocer las necesidades ajenas.
¿Qué asignatura a lo largo de nuestra vida nos ensañe todo esto? No existe asignatura.
Sólo la vida, la experiencia, la autoconciencia, la curiosidad, la apertura de mente, la valentía.
¿No habrá posibilidad de ir dando forma a una asignatura imprescindible desde los entornos de educación oficiales? Hay información y personas preparadas para guiar a los demás, no son gurús de la meditación, sólo expertos en coaching. Desde ellos se ha conseguido el principio de algo parecido a la concienciación de esta necesidad, y muchas empresas incluyen planes de reciclaje y formación a sus empleados.
Ahora desde los colegios, necesitamos una sociedad previsiva que dedique un tiempo a la formación emocional ¡así después el ahorro en psicólogos y antidepresivos será ingente! Sin contar la eficacia que derivaría de jóvenes cultivados en valores y emocionalmente fuertes. Los beneficios para las empresas de una mejor formación emocional serian incontables .
http://youtu.be/HNC73ZVzd9w
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