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Cómo la tecnología ha cambiado la vida de los museos

El museo del Prado es una de las pinacotecas más importantes del mundo. Además, es uno de los grandes atractivos turísticos y culturales de la ciudad de Madrid. Por ello, siempre es importante lo que ocurre dentro de sus paredes, pero en este 2019 su impacto mediático se ha disparado porque se cumplen 200 años de su primera apertura de puertas. Aprovechando este aniversario tan icónico y notorio, nos hemos preguntado cómo han evolucionado estos espacios desde sus orígenes y cómo la tecnología ha cambiado la vida de los museos al haberles llevado a otra dimensión.

Centrándonos especialmente en el Prado, es evidente que, en mayor o medida, dependiendo de los medios con los que cuente fundamentalmente, la tecnología ha impactado de lleno en los museos, que han evolucionado mucho aunque en esencia sigan siendo lo mismo: un espacio más o menos pequeño y diáfano repleto de obras de arte, objetos de interés, fósiles, etc.

La democratización de los museos

Tres son las grandes consecuencias de cómo la tecnología ha cambiado la vida de los museos. Ambas muy positivas. La primera es que se están democratizando; entendiendo esto como la capacidad de mucha más gente de acceder a sus contenidos. Hoy en día, puedes vivir a miles de kilómetros de Madrid, pero te resultará sencillo y placentero -aunque no sea lo mismo que estar en él físicamente- descubrir sus joyas a través de su página web oficial. En muchos, como el del propio Prado, todavía en este momento se está trabajando en el desarrollo digital; de hecho, hace apenas unos meses estrenó su última versión, con fotografías de más calidad y con una sencillez general que se agradece incluso.

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Esta proximidad y cercanía al público no afecta solo a título individual. No se aprovechan de ello los interesados en la colección del museo únicamente, sino que también pueden hacerlo colectivos grandes como es el de la educación, por ejemplo. Ahora, un profesor de historia del arte puede mostrar a sus alumnos detalles del mismo sin salir de la clase. Y lo mismo que puede hacer con el Prado lo tiene al alcance de su mano con otros muchos museos del mundo que han podido desarrollar páginas webs de calidad con fotografías e información de todas sus obras y también tour virtuales por sus salas. Aquí se citan hasta 20 diferentes repartidos por todo el mundo.

Nuevos descubrimientos

La segunda consecuencia directa de la tecnología en los museos es que gracias a ella no se mueren de aburrimiento en sus almacenes numerosas obras que permanecen sin exponer. Sí, has leído bien. Un museo cuenta con obras guardadas, que no tienen cabida en las salas de exposición. Desde cuadros completos hasta pequeños dibujos de artistas renombrados como Miguel Ángel, del cual el Prado -por seguir con el mismo ejemplo como hilo conductor- posee dos dibujos que son parte de los estudios anatómicos del artista del Renacimiento. Si la tecnología no se hubiera aplicado, hoy no podríamos ni siquiera haberlos visto, pero no solo sabemos que están ahí guardados, sino que podemos verlos gracias a las herramientas digitales del museo.

Esta abertura completa de las puertas de un museo, aunque sea tecnológicamente hablando, está ya teniendo sus consecuencias negativas para algunos a nivel mediático. El público, al conocer mucho mejor qué se guarda el museo en sus almacenes, está movilizándose para reclamar que se expongan algunas de las joyas artísticas guardadas. Una de las mayores críticas actualmente al Prado va en esta dirección: solo 8 de más de un millar de obras expuestas en sus salas están firmadas por mujeres.

Por eso existe una corriente popular que le pide cambiar esta desproporción, tanto por una cuestión numérica como por la calidad de algunas de las obras almacenadas, como ocurre por ejemplo con ‘El Cid’ de la pintora Rosa Bonheur.

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Investigación y restauración

La última gran consecuencia para los museos del desarrollo de la tecnología no es algo tan visible para el espectador, pero afecta de lleno a la investigación y restauración de las obras. Además, poco a poco son cada vez más pinacotecas los que se atreven a hacer este proceso público, como está ocurriendo en la actualidad con el famoso cuadro ‘La ronda de la noche’ de Rembrandt en el Riijksmuseum de Amsterdam.  Este museo holandés está restaurando la obra pero, como novedad, lo está compartiendo en directo, tanto con los visitantes como con los internautas. Es decir, en este caso, el impacto tecnológico es doble: no solo permite emitir en directo (streaming) el trabajo que se está llevando a cabo con la famosa obra, sino que también se puede conocer mucho más de la propia historia y técnica del mismo gracias a las avanzadísimas herramientas que están utilizando los 25 expertos que trabajan en el proyecto.

En definitiva, también en una disciplina artística como el arte está haciendo mucho bien la tecnología. En cierto modo, además de ayudar en la investigación histórica, podríamos concluir que está ayudando de manera decisiva a la difusión del patrimonio y la democratización del arte gracias a, entre otros muchos detalles, la incidencia que está teniendo en los museos, espacios que están sabiendo aprovechar como pocos las posibilidades que esta le ofrece, tanto a nivel meramente cultural y de imagen como también de negocio.

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Cómo la tecnología ha cambiado la vida de los museos

Aprovechando el 200 aniversario del madrileño Museo del Prado, nos hemos preguntado cómo la tecnología ha cambiado la vida de los museos en todo este tiempo.