Kik Messenger vs WhatsApp: ventajas y diferencias

Dependiendo de la fecha de nacimiento que ponga en tu DNI conocerás o no Kik Messenger, la aplicación de comunicación alternativa a WhatsApp que gusta tanto a los jóvenes que finalmente se ha hecho con un hueco a nivel mundial.

Desde que apareció a finales de 2010 ha ido creciendo poco a poco su número de usuarios, que se multiplicó especialmente desde 2015 (sobre todo en Estados Unidos donde es más popular) y todavía en 2018 sigue progresando también en los países latinos, como se puede leer sin ir más lejos en los comentarios del sitio web de la aplicación en Google Play, donde los usuarios interactúan constantemente como si fuera una extensión de la propia app, que a continuación vamos a analizar.

Las diferencias de Kik Messenger

La plataforma de mensajería tiene algunas diferencias con WhatsApp que en cierto modo son también sus virtudes, lo que la diferencia de ésta y la convierte en una alternativa real. La más importante es que no está vinculada a un número de teléfono. No requiere el uso de una tarjeta SIM ni siquiera compartir el mail. Lo único que hace falta es un nickname, que los usuarios llaman ‘kik’, como la propia herramienta. La realidad es que los adolescentes tienen gusto por el anonimato y Kik lo permite mucho mejor que cualquier herramienta de comunicación digital. Esto, por supuesto, hace que tenga quizá más peligros, pero desde el punto de vista del usuario es una ventaja importante ya que es muy sencillo el empezar a usarla y encima no tienes que dar nada a cambio.

Otra de las ventajas que tiene, aunque no sea una diferencia con WhatApp como tal, es que permite la comunicación directa manteniendo ese anonimato. Sigue sin ser necesario añadir información personal para enviar mensajes directos a otros usuarios, con los que además podrás compartir también vídeos de Youtube y también diseños propios gracias a una herramienta que Kik Messenger tiene asociada a tal efecto. Pero no solo pueden enviarlo sino que, y esto sí es una gran virtud en ella desde hace tiempo, se puede escuchar música o disfrutar de esos vídeos sin necesidad de salir de ella. Aunque se está copiando mucho este tipo de tecnología, hasta WhatsApp ha ido a remolque de Kik en este aspecto en concreto en el que ésta siempre será pionera gracias a su legión de bots. De hecho, es junto a ese anonimato que permite su gran valor, lo que le hizo crecer tanto en un mercado tan competitivo.

Su tercera cualidad más importante es que como muchas otras apps empezó con un objetivo concreto y a partir de ahí se ha ido bifurcando hacia otros caminos. En el caso de Kik, lo que ha hecho ha sido copiar a herramientas similares asiáticas como WeChat, desarrollando posibilidades como realizar compras o transacciones monetarias desde ella.

Las ventajas de Whatsapp

Además de estas características, hay algunas otras menores que la diferencian de Whatsapp en clave positiva. Por ejemplo, puedes enviar imágenes que se autodestruyan, al estilo Snapchat o Instagram stories; puedes silenciar notificaciones de toda la app durante unas horas concretas; y puedes personalizar más detalles de la aplicación, algo que en WhatsApp no va más allá de la foto de perfil y el mensaje.

Obviamente, en el otro lado de la balanza existen muchas características de WhastApp que no tiene Kik Messenger. Por algo, evidentemente, WhatsApp es lo que es. Pero no es objeto de este tema entrar en esos aspectos porque la tecnología que utiliza la aplicación de mensajería más famosa del mundo junto a Line es de un calibre tal que le permite añadir funciones a un ritmo que Kik no puede, por lo que es obvio que esto ocurre. No es necesario detenerse en ello.

Lo que sí es noticiable dado el amplio desconocimiento que existe en torno a ella es que Kik tiene potencial para ocupar el espacio que se ha ido ganando como las hormiguitas, y todos aquellos a los que la que la ‘Generación Z’ os pille lejana deberíais poner a esta herramienta en el mapa porque es muy probable que tarde o temprano, directa o indirectamente, llegue a vuestras vidas.