Nanobots para curar el cáncer

La ciencia y la tecnología son conceptos que jamás van a poder separarse. Afortunadamente para la primera y su desarrollo, pero también para los seres humanos, es la increíble evolución que la segunda está permitiendo avances que parecen de ciencia ficción. Una de las disciplinas científicas donde más se deja ver el uso de la tecnología es en la medicina, donde entre sus últimos desarrollos se encuentra el uso de nanobots para combatir enfermedades como el cáncer.

Los expertos han conseguido fabricar robots diminutos que pueden viajar por el interior del cuerpo sin generar problemas al organismo; de hecho, su función es la contraria, protegerlo combatiendo contra virus que le estén atacando. Uno de estas enfermedades en cuya lucha el uso de los nanobots puede ser decisivo es el cáncer.

Grandes avances

Hasta ahora, aunque muchas veces perdamos la percepción de la realidad porque desgraciadamente es una dolencia que afecta a mucha gente cercana, los tratamientos contra el cáncer han ido mejorando su efectividad, sobre todo en determinados tipos de cáncer. Sin embargo, no es menos cierto que el desarrollo de esta enfermedad es tan grande que dichos tratamientos no parecen ser la solución definitiva para acabar con él y además tienen un inconveniente importante: son muy dañinos para el organismo.

Los científicos quieren reducir estos efectos secundarios pero de momento no se termina de encontrar la solución. Los nanobots aparecen en este contexto, basados en el poder de las nuevas tecnologías, como alternativa o método complementario ya que son capaces de atacar zonas más concretas del cuerpo. Esto es porque lo hacen desde dentro, por un lado, y por otro porque son capaces de reconocer cuáles son las células malignas de las benignas. Por ello, lo que hacen es dañar menos al organismo que la quimio y la radioterapia.

Cómo funcionan los nanobots

Los nanorobots están desarrollados a partir del ADN, uno de los campos cuyo estudio más avances ha experimentado gracias a las posibilidades que proporciona la tecnología hoy en día. De hecho, en ámbitos como el estudio de la Prehistoria, por ejemplo, ha logrado incluso conocer especies sin ni siquiera tener restos suficientes para ponerles cara. Lo que permite el ADN en el caso de los nanorobots es portar el medicamento que actúe contra las células cancerígenas, que es portado dentro de ellos en una sola hebra de ADN con forma de concha. Los robots actúan como vehículo acorazado para el transporte de dicho medicamento sin dañar las células sanas. En el momento en el que llegan a las que portan la mutación, se abren y dejan salir su contenido.

Los avances que se están haciendo en los laboratorios han dado resultados muy positivos ya que incluso son óptimos para terapias de varias enfermedades ya que pueden ser programados para transportar varios medicamentos distintos a la vez y que solamente expulsen al que deben cuando se crucen con las células enfermas a las que cada uno de los medicamentos ataca.

El problema más grande reside en que los nanobots por separado, individualmente, no pueden acometer grandes acciones, ya que no son capaces de abarcar zonas grandes afectadas, pero uno de los últimos avances hechos públicos en este año ha sido el más importante probablemente de todos: los nanobots ya se pueden comunicar, crear puentes entre ellos, y de esta forma acometer tareas juntos.

En cualquier caso, es una tecnología en pleno desarrollo que sigue en su fase de investigación en la que los avances desgraciadamente son lentos pero por otro lado muy esperanzadores, especialmente desde el anuncio de su capacidad colaborativa, por lo que seguramente oiremos hablar mucho de ellos en la medicina dentro de poco tiempo.