Ellos aún no lo saben, pero dentro de cinco años, los notarios, los registradores de la propiedad y los banqueros, maldecirán Blockchain como hoy los taxistas maldicen a Uber o Cabify, o los hoteleros echan pestes de AirBnB. Tenemos una nueva revolución en el gallinero.
Qué es blockchain
Blockchain es el nombre vulgar por el que se conoce la DLT (Digital Ledger Technology) o Tecnología de Registro Distribuido.
Esta tecnología es la que actualmente se utiliza para implementar el Bitcoin, la criptomoneda virtual de la que todos hemos oído hablar y que ha puesto muy nerviosos a los bancos centrales de todo el mundo.
Pero las criptomonedas son tan solo una de las múltiples aplicaciones basadas en DLT que dan soporte a modelos de negocio disruptivos que hasta hoy eran dominados por medios de pago tradicionales, servicios legales para la contratación, o servicios administrativos como los registros públicos o la fe notarial.
El registro contable universal
Una red DLT es un registro contable universal, públicamente disponible, de todas las transacciones realizadas entre monederos digitales. Algo así como un «log» universal que nadie puede modificar pero que todo el mundo puede consultar, y donde están registradas todas las transacciones de los participantes en la red.
Hay quien la compara con una base de datos distribuida, aunque un tanto peculiar.
Formato de la red DLT
El formato de este registro contable público consiste en una cadena de bloques cada uno de los cuales recoge un conjunto de transacciones validadas colectivamente por un conjunto de servidores (mineros) que juegan el papel de tercero de confianza, si bien ninguno de los participantes (monederos cedentes, monederos adquirentes y servidores de validación) necesita conocer ni confiar en los restantes participantes en la operación.
Para ello, los monederos se identifican mediante una clave pública, utilizando el propietario del monedero la correspondiente clave privada para firmar la transacción.
Además, si se desea, se puede mantener oculto parte de este «registro contable» cifrando y controlando el acceso a su contenido.
De esta manera, se facilita que la cadena de bloques pueda utilizarse para registrar transacciones privadas entre empresas o entre estas y sus clientes.
El monedero virtual
El concepto de monedero virtual es en todo muy parecido al que tenemos de un monedero tradicional, o cartera física: lo llevamos siempre con nosotros, y tenemos varios compartimentos con distintas tarjetas (identidades y licencias de uso de servicios), otro con monedas, también pequeños recortes de papel con recordatorios, otro compartimento para vales de compra para poder descambiar algo que he comprado, etc.
Así, en mi monedero virtual, en un futuro no muy lejano, yo podré tener unas cuantas monedas virtuales, ojo, no solo en bitcoins, pero además tendré una tarjeta virtual emitida por mi banco, otra emitida por mi tienda de ropa favorita, otra de mi compañía de seguro médico, la de una cadena de restaurantes, y así sucesivamente.
Ventajas de la tarjeta virtual
Estas tarjetas las generan los prestadores de servicios, pero las custodio yo en mi monedero virtual y las utilizo cuando quiera comprar en una tienda «online», presentándola cuando me lo pida. Abriré el monedero y podré pagar usando mis bitcoins, o la tarjeta del banco o los puntos de una tarjeta de fidelización.
Lo peculiar de esta arquitectura es que nadie más que el propietario de un monedero es responsable de su custodia, por la cuenta que le tiene, y que sólo quien consigue que su monedero haya recibido unas cuantas monedas desde otro monedero, o un derecho de uso para un determinado servicio «online», depositado por el prestador de servicio, tiene la posibilidad de iniciar una nueva transacción.
Los creadores de la DLT recurrieron al uso de técnicas criptográficas muy conocidas (PKI, SHA-256) para asegurar, por una parte, el anonimato de los participantes en la transacción y, por otra, la inmutabilidad de los bloques de este registro contable público.
Si esta protección es suficiente o no, en la actualidad o a medio o largo plazo, es un asunto crucial para la supervivencia de las criptomonedas como medio de pago electrónico.
No todo es un camino de rosas: la criptografía cuántica, además de ciertas trabas regulatorias que pongan los gobiernos, son las principales amenazas al desarrollo de las aplicacines y modelos de negocio sobre DLT.
La red ALASTRIA
El 17 de Octubre se lanzó en España la red ALASTRIA, una iniciativa sin ánimo de lucro para crear una red basada en tecnología DLT, que servirá como plataforma para que las administraciones públicas, empresas y particulares, puedan desarrollar aplicaciones y modelos de negocio, o incluso transferir hacia dicha red procesos de negocio que hasta ahora se venían soportando en sistemas de información tradicionales, más caros y más rígidos.
Se abrirá así también un interesante campo para la I+D sobre técnicas criptográficas, ciberseguridad, bases de datos distribuidas, servicios web, etc.
En la red ALASTRIA también han entrado con fuerza instuticiones académicas. Esta es lo que los surfistas llamarían una «ola swell» o «mar de fondo», para todo aquél que acaba de llegar al mundo de la ciberseguridad y quiere llegar muy lejos en este campo.
Manuel Carpio, tutor del Máster de Ciberseguridad de IMF Business School.
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