Desde hace unos años el término Cloud o nube se ha asociado al mundo de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación. Lo cierto es que desde que organismos y usuarios particulares han comenzado a contratar este modelo tecnológico, su presencia no ha dejado de aumentar y sus predicciones son más que favorables. Según estimaciones, para el año 2020, se prevé que el sector alcance una facturación de 1.600 millones de euros, que el 40 % de las operaciones realizadas por empresas tengan lugar en la nube y que la información guardada en estos servicios de almacenamiento ascienda a 1,7 gigabytes por usuario al mes.
Por qué ha habido un aumento de los servicios en la nube
Para entender sus ventajas, resulta útil primero aclarar el término. El Cloud Computing se refiere a la prestación de servicios informáticos a través de internet. Esta prestación de servicios abarca desde el almacenamiento y procesamiento de datos hasta la prestación de un software. Por tanto, organizaciones y personas pueden hacer uso de un programa y almacenar información en la nube sin necesidad de descargar ningún software o de aumentar la capacidad de almacenamiento en sus servidores.
Este modelo ofrece grandes ventajas. La primera de ellas es la personalización a la hora de contratar los servicios, ya que se pueden adaptar a las necesidades de las organizaciones y de los usuarios particulares. Pero esa no es la única ventaja, los servicios Cloud son más baratos y permiten ahorrar costes. Además, se caracterizan por ser de fácil acceso (al necesitar únicamente contar con acceso a internet) y permiten recuperar la información ante cualquier incidente.
Los servicios en la nube no solo ofrecen beneficios para las personas, sino también para el medio ambiente, ya que disminuyen considerablemente la huella ecológica al reducir la fabricación de productos hardware. Es más, se calcula que los servicios Cloud podrían recortar la contaminación atmosférica en 85,7 millones de toneladas métricas anuales en 2020. Por tanto, se trata de un modelo muy interesante y que ofrece grandes beneficios para todos.
Cuáles son los riesgos asociados al uso de la nube
Pero ¿somos conscientes de los riesgos asociados al uso de la nube? Es cierto que el Cloud Computing ofrece, en términos generales, un entorno de seguridad en Internet, pero la seguridad total se acerca más a una utopía que a una realidad. Los ciberatacantes son conscientes del protagonismo que están teniendo los procesos en la nube y están siendo capaces de atacarla, en ocasiones con éxito. Es más, los ataques a aplicaciones Cloud han crecido en un 65 % durante el primer semestre de 2019. En este tipo de ataques se suelen emplear técnicas de fuerza bruta o de inteligencia para descifrar contraseñas de usuarios y acceder a su información.
Phishing
Un método muy común es a través de ataques de phishing. Estos ataques consisten en el envío de emails fraudulentos con el fin de engañar a usuarios para que revelen sus credenciales de acceso a un servicio.
El principal peligro de ser víctima de un ataque en la nube está relacionado con los datos y la información que ahí se almacena. El proveedor Cloud puede sufrir un ataque, un problema técnico o cualquier incidente que provoque que un usuario u organización no pueda tener acceso a la información o peor aún: que la información se haya perdido o haya sido robada. Además del peligro que existe en torno a los datos, las personas y organizaciones que contratan servicios de este tipo dependen de los mismos, por tanto, ante una interrupción o caída del servicio Cloud, la operativa de los usuarios quedaría totalmente paralizada.
Dependencia de internet
Otro de los principales riesgos en entornos Cloud es la total dependencia de internet para acceder a cualquier servicio. Por tanto, si existe un fallo en la conexión a internet, el usuario no podría tener acceso a los mismos.
Cómo podemos proteger la información en la nube
Aunque la seguridad en la nube no es algo que se pueda garantizar al 100 %, resulta útil seguir una serie de recomendaciones antes de contratar un servicio Cloud. El primero es saber si el servicio cumple con las medidas de seguridad exigibles que garanticen la integridad, privacidad, confidencialidad y recuperación de la información. Por tanto, es crucial conocer dónde se encuentran los servidores que almacenarán los datos y si el país que los aloja cuenta con las garantías legales adecuadas para protegerlos.
En este sentido, es igual de importante saber si intervienen terceras entidades en la gestión de los servicios Cloud contratados y si se garantiza el borrado seguro de los datos cuando se solicita o cuando finaliza la prestación de los servicios.
Una vez se contrata un servicio Cloud, es aconsejable revisar las configuraciones por defecto, contar con contraseñas seguras y únicas para cada servicio, encriptar la información y limitar y clasificar la misma.
Carlota Huete Salazar, analista de concienciación en ciberseguridad en Deloitte.
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