Dicen que en la vida de todo profesional suele haber 4 tipos de empresas. Las empresas de las que te enamoras, las empresas de las que te desilusionas, las empresas donde desarrollar una vida y en las que te vas a jubilar. En nuestra elección previa habrá mucha culpa de lo que pase después y entre tanto ensayo y error a veces puede pasar que tengamos que atravesar un duro duelo.
Al cambiar de trabajo, iniciamos la etapa con muchas expectativas y podemos encontremos ante una situación distinta a lo que esperábamos. Si esto ocurre, debemos actuar como en el amor: Evitar apalancarnos, buscar una visión positiva, y crearnos alternativas que nos devuelva la ilusión.
Los cambios, aun deseados, nunca son fáciles y en el cambio empresarial o de proyecto empresarial tampoco. Aprender nuevas funciones, una nueva cultura que trae procedimientos nuevos, conocer nuevas personas con las que interactuar y un largo etc., hacen que nos podamos sentir desorientados e incluso con niveles de estrés altos.
Lograr la capacidad de adaptación
Si a todo esto le sumamos que al salir del círculo de confort puede que fuera haga frío y que hay ciertos aspectos que no resultan como esperábamos, podemos estar ante una situación complicada. ¿Qué hacer ante esto? Tenemos dos opciones: aceptar la situación evitando caer en la frustración, tener la capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias, o dar un paso adelante para solucionarlo.
El problema es que no siempre se acepta esta situación de manera optimista. Un nuevo reto laboral puede llevar a tanta ansiedad que la persona puede llegar a caer en depresión, cuestionándose incluso su profesión. ¿Solución? La capacidad de adaptación al nuevo trabajo.
Esta cuestión es un punto clave y fundamental a la hora de encarar los cambios a los que nos enfrentamos. Tener la mente activa y saber que pensar las emociones nos lleva a los sentimientos y son los sentimientos los que más nos hacen “vibrar” nuestra imaginación.
Pensamiento + Emoción = Sentimiento
Es por ello que, cuando cambiamos de trabajo, debemos adoptar este nuevo reto como una cuestión positiva que nos ayudará a crecer y mejorar profesionalmente. Debemos, principalmente, darnos tiempo.
Entrenar nuestra mente nos puede permitir ser más fuertes emocionalmente y estar mas preparados para la superación de cualquier reto. Ser resiliente, ser proactivo y ser creativo nos dará el plus necesario para seguir adelante en los proyectos.
Claves para mantener “el deseo laboral”
1. Si tras un tiempo no consigues adaptarte y esto empieza a ser un problema para ti, deberás entonces mantener una conversación con tu superior para exponerle tu situación y ver en qué áreas se podría mejorar. Busca aquí valores que puedan servirte como motivos para seguir trabajando para esta nueva compañía, y analiza también los contras para hacer tu balance.
2. Con o sin empleo, debemos ser conscientes de que con cada nueva experiencia vital siempre aprendemos nuevas lecciones. Analizar los errores que hemos podido cometer en el pasado en procesos de selección o a lo largo de nuestra trayectoria profesional nos será de gran ayuda para no repetirlos.
3. Por su parte, las personas desempleadas deben intentar mantener una rutina, como la que se tiene cuando tenemos trabajo. Realizar una búsqueda estratégica de empleo, mejorar nuestra formación, y tratar de ampliar nuestra red de contactos nos ayudarán a mantener una actitud positiva.
4. ¿Has pensado alguna vez que las personas que has conocido a lo largo de tu vida pueden ser provechosas para encontrar o cambiar de trabajo? Acude a tu red de contactos para que puedan saber que estás buscando nuevas oportunidades laborales, sin importar su cargo o rol dentro de la empresa.
Y todo lo demás es seguir caminando.
Responsable selección HR-Consulting.
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