Por Danner González
La comunicación política vive un momento de quiebre. Casos como los del Brexit, la elección de Trump y la intervención en ambos procesos de la consultora Cambridge Analitica, hicieron que el mundo de la consultoría política diera un giro de timón. Precisamente Christian Salmon ha documentado esto en su genial libro La era del enfrentamiento. Del storytelling a la ausencia de relato (2019).
A partir de estos procesos, la comunicación política se ha volcado al análisis del big data y el thick data. Estos permiten segmentar de manera muy precisa al público objetivo, hasta llegar a la escalofriante personalización de mensajes. Vuelven los tiempos del Gran Hermano, de un ojo que todo lo ve y que se adelanta a los procesos mentales del ser humano: elegir un dentífrico, un destino… turístico, o un candidato. Los spin doctors hacen cambios en sus equipos: cada vez hay más ingenieros o matemáticos. Arribamos al imperio del algoritmo.
Inteligencia Contextual en las campañas
En medio de esa mutación del modo de emitir mensajes políticos –en los que la gente responde en tiempo real–, es necesario que los partidos y candidatos integren a sus equipos de campaña un departamento de Inteligencia Contextual, que les permita atravesar el ruido de la sociedad red, con claridad meridiana.
Cada vez será más complejo entender un mundo que cambia a ritmo de vértigo. Los seres humanos del siglo XXI estamos lejos de ser como aquellos sabios del Renacimiento, o como los griegos que dominaban gran parte del saber de su tiempo. Entender los desafíos y vericuetos de la política hoy requiere de un equipo dedicado a analizar texto, contexto y subtexto político. La Inteligencia Contextual estudia los eventos relevantes del pasado. Además de las variables internas o externas que afectan o pueden afectar las campañas y permite realizar una proyección de tendencias y escenarios en el corto, mediano y largo plazo. En suma, permite tomar mejores decisiones políticas, optimiza los recursos y conduce al triunfo electoral.
Estrategias políticas en tiempos de pandemia
En plena pandemia, este 2020, el Gobierno de España creó la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia del País a Largo Plazo. Esta unidad permitirá al gobierno anticipar problemas y prepararse para los desafíos futuros del país ibérico rumbo a 2050; pero es también, a todas luces, un búnker de estrategia política que permite al Presidente tener el pulso del territorio y sus retos, como nunca antes en la historia de España. No es casual que la Oficina dependa del Director de Gabinete del Gobierno y spin doctor de Pedro Sánchez, Iván Redondo. Así, España se suma a países como Canadá, Estados Unidos, Finlandia o el Reino Unido, que cuentan con una “Foresight Unit” o unidad de prospectiva.
Procesos electorales
Un equipo de Inteligencia Contextual permite una mirada elevada por encima de las contingencias cotidianas de una campaña político-electoral. Es un faro que da rumbo cierto a la estrategia, pues sin ese respaldo programático el candidato será vulnerable. Incluso no resistiría un debate con sus pares, una entrevista puntillosa o los cuestionamientos de un grupo de vecinos.
Los partidos y candidatos harían bien en confiar esta tarea a equipos de consultoría externa con una integración multidisciplinaria y sin más interés que dar congruencia a los procesos electorales. Ello garantizaría la objetividad de la investigación y eliminaría los sesgos partidistas. Ya que a menudo vician los procesos internos de una campaña y de paso, le daría dignidad a la política y a las y los candidatos, la necesaria visión de Estado que la sociedad demanda.
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