El pasado día 10, tuve el honor de impartir un webinar sobre “Jóvenes y Nuevas Tecnologías” a un grupo de alumnos del Oslo International School, centro que se encuentra entre los 10 mejores colegios IB (Bachillerato Internacional) del mundo. La verdad es que fue una experiencia muy gratificante. Por un lado, por la maravillosa oportunidad de poder aportar mi granito de arena, y, por otro, porque hayan contado conmigo para este tema, en uno de los 10 mejores colegios del mundo. Así que sirva esta breve introducción como agradecimiento público. Y también, antes de entrar en materia, quiero aprovechar para destacar el impresionante nivel de español que tienen los alumnos. ¡Ya nos gustaría a nosotros defendernos así en inglés! Qué gran trabajo, ¡bravo!
Durante la charla, estuvimos analizando cómo se relacionan con la tecnología. Y sí, para los adolescentes, Internet es un lugar donde interactuar con otros, es un espacio de ocio, comparten recursos y, les guste o no, van construyendo su Identidad Digital. Pero por ahora, la información les llega, la envían, pero no tienen muy en cuenta de dónde viene ni tampoco hasta dónde puede llegar. A todos nos queda grande. Se nos escapan de las manos todas sus posibilidades, muchas de ellas impensables en el ‘mundo real’.
Estamos en un momento en el que toca tener muy bien definido, para poder acotar y controlar, qué es y hasta dónde llega lo privado y lo público. Tener el control de nuestra información es básico. Y más en un momento en el que nos exponemos, y los jóvenes más, a corazón abierto en el mundo digital.
Estamos todos de acuerdo si digo que, con más o menos intensidad, todos nos hemos subido al carro de la tecnología. Esa que nos han dicho que nos facilitará las cosas, nos hará más libres, e incluso más felices. Pero nos hemos embarcado en la aventura sin entender de qué va, cómo funciona y cuáles son las contrapartidas.¿Email ‘gratis’? ¿Redes sociales ‘gratis’? ¡Oh, qué maravilla! Y eso que en el mundo real pagamos por todo… ¡Qué ingenuos! ¿Todavía cree alguien ese ‘gratis’? Nuestros datos son el producto. Nombre, gustos, contactos, localizaciones… historial médico.
¿Cedemos nuestros datos cuando compramos una barra de pan? ¿Verdad que no? Pues lo hacemos con una facilidad pasmosa cuando descargamos una App…
Los adolescentes están conectados constantemente. Internet, las Redes Sociales, se han convertido en un lugar de exposición. Consumimos información pero también la creamos. Y de ahí la dificultad para separar lo público de lo privado. El ejercicio a realizar se ha complicado. Tenemos la privacidad física y la identidad offline, pero ahora toca sumarle la privacidad en línea y la creación, gestión y protección de nuestra identidad digital cuyos efectos nocivos, no siempre son instantáneos. Los vemos con el paso del tiempo.
¿Que por qué es importante la protección de la privacidad?
Es un Laboratorio de Identidad: como os decía, las Redes Sociales son un escaparate al que cualquiera puede acceder, de hecho, el 80% de los jóvenes tienen algún perfil social y moverse en ellos forma parte de su actividad diaria.
La facilidad de estos medios invita a compartir información de forma espontánea y continua… ¡a veces hasta compulsiva! Es fácil caer en el juego de la ‘falsa popularidad’ gracias a las recompensas en forma de ‘me gusta’ y comentarios que te puedan hacer los demás.
Abordemos el tema mediante el acompañamiento y el uso responsable.
Siempre en el escaparate: es impresionante la cantidad de información a la que tenemos acce, pero no olvidemos que también es impresionante la cantidad de información que ponemos a disposición de los demás de forma voluntaria.
Y ojo, tener un perfil en una red social, no quiere decir que automáticamente seremos víctimas de ciberacoso. El riesgo está en el uso que le demos. Dar excesiva información personal, comunicarse con desconocidos (me da igual que ponga que se dediquen a lo mismo que nosotros) es ampliar hasta límites insospechados las probabilidades.
Y parece que algo se mueve, porque según estudios recientes, cada vez más adolescentes buscan proteger su privacidad. Es importante que reflexionen sobre todas las posibilidades que nos ofrece la red y el detrimento de la privacidad.
Uno para todos y todos para uno: ¿cuántos Amigos tenéis en el ‘mundo real’? ¿Y en Redes Sociales? Ya os lo digo yo, la media son 130 Amigos en Facebook. 130 contactos que pueden ser Amigos de verdad, compañeros de estudios, familiares, y también algún que otro desconocido pero que parece ser que es contacto, de un contacto, de un contacto… Pues todos ellos son potenciales receptores de lo que compartamos en redes. Y eso tiene un problema: ‘la audiencia imaginada’.
Publicamos un mensaje teniendo en cuenta solo a aquellos con quien mantenemos alguna relación, pero nunca nos acordamos del resto de la lista de contactos.
Tener en cuenta a toda nuestra comunidad, tal y como refleja este estudio, nos ayudará a ser conscientes de lo que publicamos sobre nosotros mismos. Debemos tener claros nuestros objetivos. Lo que pretendemos conseguir con nuestra presencia online.
Por ejemplo, muchos jóvenes no quieren que su padres o familiares cercanos les ‘fichen’ en Redes Sociales y entonces desarrollan estrategias de protección para éstos, pero dejan ‘escapar’ al resto. Y el resto no tienen por qué ser delincuentes… pensemos en posibles reclutadores, universidades, compañías de seguros, agencias de Marketing…. Empresas todas ellas hambrientas de datos.
La privacidad: sí, todo lo que he comentado antes recae de forma activa sobre el usuario. Lo que proyectamos en Redes Sociales depende única y exclusivamente de nosotros. Pero el control de la información, una vez publicada, ya no depende en exclusiva del ‘dueño’ del perfil.
Los demás pueden descargar fotografías, comentar y añadir contenido, y la privacidad pasa de ser algo individual a algo que requiere de la complicidad del colectivo.
Por los siglos de los siglos: entrad en cualquier perfil de Facebook que tengáis a mano. Es un ‘cuaderno de bitácora’ en toda regla. Es la trayectoria vital del usuario. Y muchas veces no somos conscientes de que un mensaje, una foto, un vídeo desafortunado puede llevar al traste nuestra reputación, provocando la pérdida de una oportunidad laboral, el acceso a la universidad que deseábamos… No hay más que ver la de escándalos que se forman por culpa de ese ‘desafortunado tuit’ de tal o cual político. Mensajes, a veces sacados de contexto, pero que tienen más poder que las disculpas del remitente argumentando los motivos de la manera más sólida.
Y nada de borrar, la red no olvida. Están los registros en línea o las capturas que te puedan hacer aquellos que te ‘aprecian’.
Sí, Internet en general y las Redes Sociales en particular son plataformas donde podemos expresarnos, pero a veces de forma poco dirigida e irreflexiva.
Si no tenemos en cuenta los puntos que expongo, la situación se nos puede ir de las manos por culpa de su efecto multiplicador.
Detrás de esas plataformas tenemos empresas con un modelo de negocio basado en la monetización de lo datos personales de los usuarios. Utilizan una tecnología que realiza un registro inmediato, constante, permanente y perenne de todo lo que allí ocurra. Nos sentimos cómodos, buscamos la reafirmación, alimentar el ego… (cada uno sabrá), y por eso se nos escapan los riesgos. Son riesgos invisibles, poco tangibles.
Tomemos nota y conciencia. Educar y formar a los jóvenes no ha de tener solo una parte técnica y tecnológica. Hay que enseñarles a comprender las relaciones en línea.
Crear y fomentar debates en el aula y en casa ayuda a tomar conciencia. Pero siempre de forma constructiva. Implicando a todos los actores de la comunidad educativa. Siempre digo que el desconocimiento provoca miedo, y el miedo desemboca en prohibición. No caigamos en eso.
Porque la tecnología ni es buena ni es mala. Depende del uso que hagamos de ella. La tecnología es el medio, no el fin.
Ayudemos a potenciar el futuro individual de los jóvenes. Solo así lograremos reconquistar un derecho fundamental que parece que hemos regalado: la privacidad.
José Luis Casal, Director del Máster en Marketing y Comunicación Digital de IMF Business School, Co-founder de Talk2Us Comunicación y Estrellas & Tuits y Asesor en Comunicación Política, Branding y Reputación Online para directivos y altos cargos.
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