Las empresas no son entidades independientes que puedan dedicarse a su función (ya sea prestar un servicio o producir un bien), sino que dependen de un microentorno más o menos amplio con el que actúan e interactúan. Entorno del que dependen para poder subsistir y, como tal, al que de alguna manera se le tiene que compensar.
Partamos de un gráfico:
Las empresas deben tomar siempre dos tipos básicos de decisiones
- Decisiones de inversión: o cómo debe invertir los capitales la empresa para sacar rentabilidad.
- Decisiones de financiación: o de dónde saca la empresa el dinero para financiar sus actividades (fuentes de financiación propias o ajenas).
Si partimos de las fuentes de financiación obviamente la empresa necesita acudir a ese entorno a grupos de interés o contar con stakeholders. Que, habiendo ahorrado capitales, estén dispuestos a invertirlos para obtener una rentabilidad futura mayor a la que tienen.
Por sólo dejarlo en una inversión bancaria o para que ese dinero no pierda valor con el paso del tiempo. Este entorno puede ser desde pequeños ahorradores a grandes empresas. Que dejarán ese capital a cambio de una rentabilidad acorde al riesgo de la empresa.
Una vez obtenido estos recursos del entorno la empresa deberá moverlos hacia el microentorno, invirtiendo en bienes, prestando servicios, vendiendo a crédito… Lo que generará un flujo de caja de entrada en la empresa con la que esta deberá pagar esas fuentes de financiación que comentábamos y sacar un beneficio suficiente para que la propia empresa pueda ir creciendo.
De manera directa, los “stakeholders” de microentorno serían
- Clientes: personas (físicas o jurídicas) para los que la empresa crea valor vendiéndoles bienes o prestándolas servicios, valor que volverá a la empresa en forma de pagos económicos.
- Proveedores: personas (físicas o jurídicas) para los que la empresa crea valor al comprarles bienes u mercancías que necesitamos para realizar nuestra actividad.
- Trabajadores: personas físicas que de manera directa se ven beneficiados de una empresa donde entran a trabajar. Debido a prestar su mano de obra a cambio de dinero que ayudará a su entorno familiar.
- Deudores/acreedores: personas (físicas o jurídicas) del entorno de las sociedades que aportan o reciben servicios accesorios (por ejemplo transportes, telefonía, abogados, seguros…).
- Competencia: sin lugar a duda la existencia de nuevas empresas impulsa al mercado a ser más eficaz, competir en precios y productos, desarrollar mejor su actividad y potencia el conjunto del sistema económico.
- Entorno potencial: donde se hace referencia a cualquier posible nuevo cliente, proveedor, acreedor… que en cualquier momento pueda estar interesado en nuestros productos o nos quiera ofrecer los suyos para mejorar nuestra actividad.
Conclusión
De esta manera vemos como cualquier tipo de empresa, por pequeña que sea, afecta a un entorno amplio (de manera directa o indirecta) favoreciendo el conjunto del sector, mercado y el país.
Así llegamos a un grado de afectación macroecónomico, donde los “stakeholders” también actúan. No en vano si la empresa obtiene beneficios pagarán impuestos, que repercutirán en el conjunto de la sociedad de manera indirecta. O bien gracias a la contratación se abonan cuotas al Estado en fórmulas de IRPF o Seguridad Social.
En definitiva, la existencia de una empresa, por muy pequeña o unipersonal que sea, favorece al conjunto de todo un país de manera indirecta.
De ahí la importancia a la hora de favorecer el empleo y de tratar de evitar cualquier posible destrucción de empresas. Ya que es gracias a ellas mediante las cuales los países logran crecen y avanzar. Haciendo aumentar el PIB y su posición global.