En la entrada de hoy vamos a detenernos en ver cómo se organizan las distintas direcciones y unidades intermedias en un grupo hospitalario o en una organización sanitaria, lo que viene conociéndose como organigrama de empresa… y como en botica, podremos encontrarnos de todo.
Bien es verdad que viendo el organigrama, y sin entrar en mayor detalle, podremos imaginarnos la cultura empresarial y diagnosticar ciertos problemas que con otro tipo de organización podrían solucionarse.
Objetivos de un organigrama empresarial
Es por todos conocido que el organigrama de una empresa nos va a dar mucha información, y de un vistazo conocer las distintas divisiones principales de la organización y su distribución en departamentos o secciones.
El hecho de tener bien representados los niveles de la empresa y sus respectivos departamentos, nos puede ayudar a la hora de asignar funciones bien definidas de forma que mejore la eficiencia de la organización.
Obvia decir que el organigrama debe ser fácil e intuitivo para que podamos visualizar la información con un solo golpe de vista.
Tipos de organigrama en las empresas
De acuerdo con el blogeconomista, los principales tipos de organigramas de empresa que nos vamos a encontrar son:
Organigrama clásico o lineal
La empresa está representada por la presidencia y de ésta parten flechas hacia las distintas divisiones de la organización. Recomendable para PYMES u organizaciones con sistema de desarrollo poco sofisticado.
Organigrama funcional
Se basa en tener pocos directivos en la cúpula y más personas en la parte inferior, siendo de mayor utilidad para empresas medianas y grandes.
Organigrama en forma de matriz
Más apropiado para estructuras complejas donde lo que se pretende es dar mayor énfasis a la innovación, la eficiencia y la creatividad.
Con estos modelos claros, aunque existen otros muchos, solo nos queda analizar cómo se representan los organigramas en las organizaciones sanitarias, si estos suelen abusar del organigrama clásico o si por el contrario, tienen más a los organigramas funcionales o de matriz.
En la mayoría de los casos, y dependiendo del tamaño de la organización, éstos suelen representarse de la manera más clásica, representando en la parte alta de la tabla a las distintas Direcciones que conforman un hospital (Dirección Gerencia, Dirección Médica, Dirección de Enfermería o Dirección de Gestión y Servicios Generales, entre otras) de las que colgaran en cada caso sus respectivas Especialidades, Unidades o Departamentos que lo conforman.
De la organización jerárquica a la organización por procesos
Otra forma más adecuada sería crear el organigrama por procesos, en el que se viera representado por procesos asistenciales y las distintas formas de interactuación según va discurriendo el paciente por ellos, desde que entra por la puerta del hospital hasta que vuelve a su casa.
Es necesario que se pase del organigrama tradicional a un organigrama más transversal orientado a procesos y poniendo el foco en el paciente, generando una ventaja competitiva al poner sobre la mesa el conocimiento de cómo satisfacer sus necesidades.
Las organizaciones sanitarias que adapten sus procesos y estructuras a este estilo de representación, serán capaces de adquirir unas capacidades que antes no tenían.
El hecho de alinear la organización con las necesidades de los pacientes, permite estar al corriente de los avances tecnológicos y ganar capacidad de reacción ante cambio en el entorno. Cuestiones ambas poco valoradas en organizaciones sanitarias pero a las que deberían tender en un futuro lo más cercano, a ser posible.
Vamos a ver dos ejemplos para entender la diferencia:
Organigrama clásico
Modelo de procesos
Si representamos la organización basándonos en sus procesos, más que en sus relaciones jerárquicas o funcionales, estaremos poniendo el foco en la cadena de valor, estaremos aportando valor y poniendo en el centro del sistema al paciente.
Hoy en día se tiende a trabajar en sistemas de redes horizontales y no tanto en organizaciones verticales, y tenemos que ser capaces de llevar este movimiento también a las organizaciones sanitarias.
El hecho de tener una organización vertical, con una estructura organizativa separada por escalones, difícilmente va a permitir la interacción de unos con otros.
Iñaki González, tutor del Máster en Gestión Sanitaria de IMF Business School.
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