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Ser muy prudente en la gestión puede hacerte incompetente

Además de innovar, modernizar los sistemas y conseguir avances técnicos, hay que actualizar la mente.

Tenemos mucho trabajo constante para no quedar rezagados de la carrera competitiva del tejido empresarial, en cuanto a niveles de eficacia y productividad, efectividad o calidad. Y el más importante y difícil no estará relacionado con las técnicas o avances en herramientas físicas, sino psíquicas, la formación continua y la puesta al día de métodos y estrategias de gestión son el pilar para estar en punta.

Es importante entender el siguiente concepto si renovamos maquinaria con muchas prestaciones que pensamos nunca vamos a necesitar, o por ejemplo cuando contratamos un asesor y el jefe le dice: “tienes que hacer esto así…” y el profesional sabe que eso no es correcto. Se debe informar y tratar de explicar por qué no es el camino óptimo, pero que pasa si el jefe tiene 65 años y 40 en la empresa….? Y no entiende las explicaciones de un recién licenciado de 28… dos mundos.

El profesional debe contestar: “no estoy aquí para hacer lo que tú me digas, sino para que ganes dinero y este negocio te sea rentable”
Generalmente las directrices de antiguos dirigentes y filosofías excesivamente prudentes son causantes de declives  de negocios tradicionales, donde el relevo generacional es imprescindible, donde o bien se hace desaparecer las empresas o se decide que vuelvan a nacer con otra forma y cuerpo socio económico.

La prudencia es una máxima de nuestros mayores, que debemos respetar, aprender, pero  en la que se apoyan la mitad de decisiones menos arriesgadas que dan pie a pocos beneficios o inversiones de poco potencial.

No se puede justificar el miedo o la falta de desarrollo a una política prudente de gestión.  En finanzas la prudencia es el interés fijo, donde se gana poco y se crece casi nada, pero no se pierde. Es lícito,  pero en un escenario de la velocidad  del que estamos viviendo ya no es la mejor opción, ser tan prudente es perder.

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Porque se puede perder por pasivos negativos, o por activos demasiado bajos a la competencia.

Cuando hablamos de formar a profesionales mayores en edad y de mucha experiencia no es para que sepan hacer o tengan las destrezas y velocidad de gestión de los jóvenes hoy en día, sino para que sepan entender las explicaciones que les van a dar, sobre las nuevas estrategias de mercado las nuevas generaciones.

No se trata de saber hacer de todo en esta vida, sino de saber encontrar quien y donde te lo hagan de la manera más eficiente y económica. Lo ideal es encontrar el equilibrio entre una mínima prudencia y la confianza en lo nuevo.

Cuando la prudencia incluso en jóvenes predomina en el enfoque de sus decisiones, están frenando su desarrollo, hay que atreverse y no hay más verdad que la que confirma que “para aprender hay que equivocare y caerse”.

Como empresario no confíes en alguien que dice que nunca se ha equivocado, y menos aún en alguien que dice pretender no equivocarse jamás…

Animar a formarse a los ejecutivos de avanzada edad es la mejor manera de desarrollar una empresa, porque entonces aprovechara la experiencia y sabiduría, y el complemento de formación, nuevas técnicas y tecnología, y empuje, garra y atrevimiento de la gente más joven.

Mónica Fernández

Mónica Fernández, experta en Liderazgo y Coaching

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No se puede justificar el miedo o la falta de desarrollo a una política prudente de gestión.