Una vez que las organizaciones admiten la posibilidad de la existencia de un ambiente hostil en su empresa, las medidas preventivas que deben adoptarse respecto al acoso laboral deben ir encaminadas a proteger tanto a trabajadores como a clientes, sin embargo pueden darse dos posiciones:
- Asunción del riesgo: existe la creencia de que, en ciertas ocupaciones, es inherente a ellas la aceptación de un grado de violencia como una parte misma del trabajo; es decir, que el trabajador asume el riesgo de sufrir actos violentos cuando acepta el trabajo. Por lo tanto, esto puede llevar a pensar que no es necesario tomar ninguna medida preventiva.
- Predictibilidad: existe la creencia de que la violencia en el lugar de trabajo es aleatoria e impredecible, por lo que los programas preventivos pueden llegar a ser considerados como innecesarios.
La implicación en la prevención de este riesgo de todos los integrantes de la empresa puede tener aspectos positivos:
- Los trabajadores aportan su conocimiento y experiencia, cuestión que puede llegar a sugerir importantes recursos y elementos de trabajo.
- Se aseguran medidas y procedimientos prácticos y efectivos.
- La plantilla tiene una mayor implicación a la hora de contribuir a la puesta en práctica de las medidas.
- Se hacen partícipes a los trabajadores.
- Se asegura la efectividad de las medidas.
Las medidas preventivas adoptadas dependerán del tipo de empresa, organigrama y sector al que pertenece.
Por lo tanto, y de manera genérica, para definir distintos tipos de medidas, podemos encajarlas en tres vertientes distintas: entorno, procedimiento de trabajo y seguridad (NTP 489. Violencia en el lugar de trabajo).