Hace tiempo un amigo informático me comentó que llevaba tiempo con problemas en un codo, sufría epicondilitis o lo que se suele conocer como “codo de tenista”. Estaba desesperado pues se había comprado una codera especial con refuerzo en el codo, y el médico le había infiltrado en dos ocasiones sin notar ninguna mejoría.
Me ofrecí a hacerle un estudio ergonómico de su puesto de trabajo, como no tenía nada que perder, él accedió.
Su puesto de trabajo era perfecto, silla y mesa adecuada, espacio suficiente, buena luz y temperatura, los elementos informáticos eran de última generación y con diseño de lo más ergonómico.
Como no encontraba nada anormal le hice sentar y comenzar a trabajar como lo hacía habitualmente, su postura ante el ordenador era correcta, pero después de observarle durante unos 10 minutos encontré la causade su dolencia. Mi amigo trabajaba con el ratón apoyando correctamente sus muñecas y antebrazo en la mesa de trabajo pero su codo quedaba en el aire sin apoyo alguno. Le hice mover todos sus elementos informáticos para ganar sitio en la mesa de manera que su codo al trabajar estuviera apoyado en la misma.
Creo que mi amigo lo hizo sin convencimiento sólo para darme gusto. Al cabo de un mes recibí una llamada de él, estaba feliz había dejado la codera, su codo ya no le dolía y me reconoció que empezó a notar mejoría a la semana de haber seguido mi consejo.
En este caso, como en muchos otros la solución pasó por una puesta en práctica de los conocimientos ergonómicos. Si bien, es cierto que en otros es necesario que el individuo acuda al médico, ya que este es el único especialista en salud.