Emisión/subasta/amortización, lanzamiento de bonos del tesoro…
Hay varias fórmulas mediante las cuales el Estado efectúa canjes de deuda pública con la finalidad de renovar la antigüedad y plazos perdidos, reconstituyendo fondos y Obligaciones del Estado.
Es un “refresco” que viste la liquidez de cara a inversionismo exterior y un lavado de cara obligado por los mercados de capitales. Como política económica interior no afecta al ciudadano de a pie, salvo que su mala gestión ocasione nuevas políticas re conductoras por parte de la Comunidad Europea, con lo que debería sernos más familiar y cercano su conocimiento y seguimiento.
Hay otras connotaciones cuando nos llegan los datos en cuanto a la “transformación” de deuda en gasto público, esto sí es preocupante y debería ser foco de investigaciones y controles más exhaustivos, ahí es donde las comisiones y oposición gubernamentales sí deberían poner la lupa, claro que las deudas al provenir de gestiones de todos los partidos removerían demasiadas arenas.
En cuanto a la deuda exterior es tanto o más el nivel de maleabilidad de los fondos y garantías ofrecidas y aceptadas en cada caso, para canjear deudas antiguas por nuevas y más fluidas pero más “condicionadas”. Como en el caso de un particular que estudia re-financiar su hipoteca por ejemplo, para conseguir más plazo o contrata segundas hipotecas para subvencionar compras de otros bienes.
En política exterior enfrentarse a una negociación para canjear deuda implican la venta y pérdida de valores… pero no sólo financieros. Estamos ante auténticas batallas éticas sobre las cláusulas y ofertas de las potencias dominantes en Europa con los países más endeudados.
Desde un pacto político comprando el voto del país endeudado a cambio de la correspondiente condonación o retirada de comisiones e intereses, hasta una aceptación de limitaciones de productividad excesivas. El canje de deuda siempre implica una salida en el tiempo a cambio de pérdidas de posicionamiento o des-capitalizaciones. En realidad, cuando canjeamos algún tipo de deuda, estamos vendiendo algo que tenemos o vamos a tener y seremos conscientes de la pérdida que sólo pagar rebajaría la deuda y nos lo evitaría.
Hoy en día la crisis obliga a continuas operaciones de canje de deuda tanto pública como externa, y sólo cuando el intercambio se realiza bajo premisas de reconocimiento y mantenimiento de los valores reales y originales del país, estaríamos hablando de buena gestión.
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