El término Sostenibilidad ha sido incorporado en el diccionario de la RAE en su edición del 2014. La primera definición que tenemos de Desarrollo Sostenible la encontramos en el informe “Our Common future” (1987): Desarrollo sostenible es aquél que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.
El Desarrollo Sostenible es uno de los términos que más resuenan en las últimas cumbres y reuniones internacionales, como el reciente encuentro del Foro Mundial de Davos. La preocupación por el Desarrollo supone una auténtica revolución, principalmente por el hecho de que este derecho al Desarrollo ha de ser global, igual para todos.
“Todo lo que es valioso en la sociedad humana depende de la oportunidad de desarrollo que se otorgue al individuo.” Albert Einstein
La globalización hace que todos los problemas hoy en día sean interdependientes, y no podemos seguir permitiendo que los derechos humanos a una vida digna se contemplen sólo para una parte del mundo.
Los Objetivos de Desarrollo del Milenio que la ONU estableció en el año 2000 y cuya meta era el inicio de 2015, han sido un gran avance, han logrado un Pacto Global que se ha establecido entre gobiernos y empresas con el objetivo de acabar con las grandes lacras de la humanidad como son el hambre, la mortalidad infantil, el derecho a la educación, la igualdad de géneros…
Ya inmersos en el año 2015, vemos que aún queda mucho por hacer. Nuestra Agenda Global Post 2015 nos conduce a la conquista de la dignidad humana 2030, cuyo reto principal es el de acabar con la pobreza y transformar vidas protegiendo el planeta. Este es el compromiso que debemos adquirir las personas, empresas e instituciones. Tenemos una responsabilidad ética también de manera individual.
Asistimos a un movimiento que reclama la vuelta al humanismo y que pide ayuda a la ética. Esto es, un llamamiento a la movilización de la ciudadanía para cambiar el mundo. El cambio está en manos de las personas, de los ciudadanos. Se trata de un proyecto ambicioso para nuestra sociedad global. 
Es éste un tema muy interesante abordado por Edgar Morin y Stéphane Hessel en su obra “El Camino de la esperanza”. La transformación comienza por uno mismo. Hay que reflexionar sobre conceptos universales de forma individual, como la economía del despilfarro, en la que cada uno de nosotros nos vemos inmersos y nos dejamos llevar sin pensar muy bien porqué, simplemente es así, sucede. Tenemos un deber de responsabilidad como ciudadanos que participan del destino común de una sociedad global. Somos responsables de denunciar una forma de vida no humana que nos conduce al desastre y cambiar la gran crisis de la humanidad, por un mundo mejor que dejar a nuestros hijos.
Por Ana María López de San Román
Licenciada en Filosofía y Máster en Dirección de Recursos Humanos y Desarrollo personal. Premio Aedipe de RRHH. Emprendedora en Luxitania y Triética. Trabajando en el área de Formación y Desarrollo de Gadea Grupo Farmaceútico. #Top200RSE y convencida de que la vida es «Cuestión de ideas»
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