El 8 de Marzo de 1977 fue proclamado por las Naciones Unidas el “Día Internacional de la Mujer”. Esta declaración, surgió fruto de las diversas demandas de mujeres de todo el mundo que reclamaban a principios del siglo XX que sus derechos fuesen reconocidos en la vida política y laboral, en un marco de igualdad de sexos.
Como resultado de temas tratados en el Informe Brundtland, en la Cumbre de la Tierra y en algunas de las conferencias celebradas por las Naciones Unidas que les prosiguieron, se constituyó “Promover la igualdad de género entre los sexos y el empoderamiento de la mujer” como el tercero de los principales Objetivos del Milenio para el 2015, establecidos en el año 2000 en la Cumbre del Milenio.
Cada Objetivo del Milenio ha contado hasta ahora con una meta y junto con ella determinados indicadores. En este caso la meta real que se planteó en el año 2000 fue “eliminar las desigualdades entre los sexos en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza para el año 2015” y los indicadores que se analizaron, fueron tres:
la relación entre niñas y niños en la enseñanza primaria, secundaria y superior- la proporción de mujeres en el empleo asalariado del sector no agrícola
- la proporción de escaños ocupados por mujeres en los parlamentos nacionales.
En el 2014 las Naciones Unidas publicó un informe cuya finalidad residía en realizar una evaluación de los progresos logrados en la consecución de los Objetivos del Milenio con resultados obtenidos desde el año 1990 hasta el 2002. Si se analizan los cambios acaecidos durante este largo período de tiempo, se puede determinar que se ha producido un avance en relación con la igualdad en la enseñanza en muchas regiones.
Por otra parte, se afirmaba que “la disparidad entre géneros predomina en los niveles más altos de enseñanza y en las regiones más desfavorecidas”.
Por lo que respecta al acceso de las mujeres a un empleo remunerado, ha incrementado de forma lenta y la situación ha mejorado si hablamos del acceso de la mujer al mercado laboral; pero este fenómeno sigue estando presente en nuestra sociedad y las mujeres se siguen encontrando con ese invisible techo de cristal, que impide en muchas ocasiones acceder a un puesto de trabajo a pesar de los méritos propios y las excelentes cualificaciones.
La realidad es que, la igualdad debe empezar por fomentarse durante el período de enseñanza, integrándola en el proceso de socialización primaria de los niños y niñas, con el objetivo de que en un futuro no persistan las barreras que existen hoy en día, que frenan la participación de la mujer en el entorno laboral a nivel mundial, condición a los que muchos llaman “capricho”; considerándose este hecho un principio inamovible que conforma el Desarrollo Sostenible.
Si quieres más información sobre esta iniciativa, visita la web oficial de la ONU Mujeres.
