Desastres provocados por la naturaleza
Hace escasos días se produjo un nuevo terremoto en Italia, en concreto en la zona central del país, dejando varias poblaciones devastadas. También se han producido otros terremotos de distinta magnitud en Birmania y cada poco tiempo se producen distintos terremotos y desastres climáticos a lo largo y ancho del planeta.
Desde los mencionados terremotos hasta los huracanes o tifones que se producen todos los años en mayor o menor medida.
Estos sucesos, además de causar, en algunos casos, pérdidas humanas, casi siempre implican unas pérdidas económicas, al producir daños materiales en las edificaciones y construcciones humanas.
Como consecuencia de la destrucción, lo que intenta hacer el ser humano, es restaurar o rehabilitar lo destruido para volver a darle el mismo uso que tenía antes del desastre ocurrido.
Esto supone que se vuelve a construir la edificación, carretera, o estructura que había antes del desastre con nuevos materiales de construcción.
Pero, ¿qué es lo que pasa con los antiguos materiales que conformaban la construcción que sufrió el desastre? Habitualmente estos acaban siendo gestionados de forma poco eficiente debido a las prisas por devolver a la zona al estado previo al desastre.
Desastres ecológicos a manos del hombre
Por otro lado, como sucedió en Fukushima, hay veces en los que el propio desastre genera grandes inconvenientes medioambientales que, aunque el hombre trata de limitar, implican unas grandes extensiones de terreno, con sus ecosistemas que se ven alterados de forma radical.
Se producen roturas de tuberías, liberación de gases , vertidos incontrolados al medio, etc. que pueden producir la contaminación de esas zonas durante largos periodos de tiempo.
En el caso de Fukushima, sorprendentemente y en contra de lo que inicialmente podríamos pensar, la radiación ha supuesto una explosión de vida en la ciudad de Fukushima, donde se ha producido la invasión, sobretodo, de vida vegetal, de la ciudad.
El ser humano está, en muchos casos, supeditado a los hechos que en nuestro planeta ocurren y tenemos que hacerles frente irremediablemente.
Pero también tenemos que actuar de forma cauta cuando reestablezcamos las situaciones a los órdenes que habíamos preestablecido, ya que los residuos que se generan cuando limpiamos las zonas devastadas por desastres naturales, no siempre son tratados de forma lógica y sostenible, sino que por garles una “gestión rápida” son minusvalorados y desechados directamente.
Por ejemplo, todos los escombros de construcciones pueden emplearse para hacer nuevas edificaciones una vez hayan sido tratados. Como este, existen muchos ejemplos más.
Joaquín Martínez
Experto en Medio Ambiente y Prevención de Riesgos Laborales
Fuentes:
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