El aire con una calidad deficiente en términos de contaminación es algo que perjudica a todas las personas y a la calidad ambiental.
En primer lugar causa efectos nocivos en nuestra salud, por supuesto afecta al equilibrio y funcionamiento de nuestro medio ambiente y los ecosistemas que lo forman y finalmente, una mala calidad el aire que respiramos suele traducirse en pérdidas económicas, sanitarias y de muy variada naturaleza, más importantes y peligrosas de lo que en un principio cabría esperar o podríamos imaginar…
¿Qué es realmente la contaminación atmosférica?
No todo lo que flota en el aire se debería considerar como contaminante atmosférico.
Podríamos definir la contaminación de la atmósfera como la presencia de ciertos contaminantes en cantidades que afecten negativamente nuestra salud, nuestro medio ambiente así como nuestro patrimonio cultural.
A nivel legislativo solo son consideradas las fuentes antropogénicas como las responsables de la contaminación pero también existen otras circunstancias y escenarios responsables de estos fenómenos.
La actividad volcánica, los incendios de grandes masas forestales, tormentas de polvo y arena, y otros sucesos naturales son responsables de poner en circulación partículas contaminantes en la atmósfera.
Estas pueden recorrer largas distancias ayudadas por vientos y formaciones nubosas. Independientemente de su origen, una vez que estas sustancias son incorporadas a la atmósfera, intervienen en las reacciones químicas atmosféricas.
Un cielo despejado y luminoso no significa siempre un cielo limpio.
Pequeñas partículas flotando en el aire…
Estas partículas en suspensión (PM), representan uno de los contaminantes atmosféricos más dañinos para la salud en los países desarrollados.
Son partículas tan ligeras que literalmente flotan en el aire, y tan pequeñas (entre una treintava y una quinta parte del diámetro de un cabello humano) que se incorporaran tanto en nuestro sistema respiratorio como en el torrente sanguíneo.
Además de su emisión directa a la atmósfera, también se originan como resultado de reacciones químicas con gases como el dióxido de azufre, los óxidos de nitrógeno, el amoniaco y compuestos orgánicos volátiles.
Las partículas en suspensión tienen una composición química variable, dependiendo de esta composición, se registran distintos efectos sobre la salud de la población y el medio ambiente, pudiendo llegar a contener metales pesados, como arsénico, cadmio, mercurio y níquel e incluso, pueden influir sobre el clima mundial, ya sea calentando o enfriando el planeta.
Tres átomos de oxígeno para obtener Ozono…
El ozono (O3) es una molécula derivada del oxígeno (O2) con gran poder reactivo.
En la estratosfera (capa superior de la atmósfera) el ozono actúa como protector de la radiación ultravioleta que emite el sol, pero en la troposfera (capa inferior de la atmósfera) afecta en gran medida a la salud humana y al medio ambiente.
El ozono troposférico se origina como resultado de reacciones químicas que ocurren entre los óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles no metálicos. El metano y el monóxido de carbono son también precursores de este ozono troposférico.
En elevadas concentraciones produce corrosión de materiales, edificios y tejidos orgánicos.
Afecta a la fotosíntesis de las plantas impidiendo la correcta absorción del dióxido de carbono, su reproducción y crecimiento.
En las personas, produce episodios agudos de inflamación en los pulmones y en los bronquios. Estos efectos en personas con deficiencias respiratorias y cardiovasculares pueden llegar a producir la muerte por complicaciones relacionadas con estas dolencias.
¿Qué otros contaminantes podemos llegar a encontrar?…
Durante la quema de combustibles fósiles principalmente, las emisiones generadas transforman componentes presentes en el aire atmosférico, esto por supuesto incluye al nitrógeno, que es el elemento más abundante en la atmósfera impactada por este tipo de combustión.
Cuando el oxígeno generado en cualquier proceso de combustión reacciona con el nitrógeno, se forman los llamados óxidos de nitrógeno (destaca entre otros, el dióxido de nitrógeno, NO2).
Cuando átomos de hidrógeno que resultan de estas actividades de quema de combustibles reaccionan con el nitrógeno de la atmósfera, se forma amoniaco (NH3), otro contaminante atmosférico con graves consecuencias sobre la salud humana y el medio ambiente.
La realidad es que todos estos procesos de combustión favorecen la creación de otros contaminantes atmosféricos, estos abarcan desde el dióxido de azufre y el benceno hasta el monóxido de carbono y los metales pesados.
La mayoría de estos contaminantes que se incorporan al aire atmosférico, presentan consecuencias y efectos que se manifiestan de manera más o menos inmediata sobre la salud humana.
Generalmente, la mayoría de los metales pesados y contaminantes orgánicos se acumulan en el medio ambiente.
Esta acción de acumulación pasiva favorece la entrada de los mismos en las cadenas tróficas y alimenticias, pudiendo ser incorporados finalmente en nuestros menos diarios y en el de los demás seres vivos.
¿Cómo afecta todo esto a nuestra salud y nuestro entorno?
La contaminación atmosférica es problema global, pero no afecta a todo el mundo por igual. En las zonas altamente urbanizadas hay un conjunto mucho mayor de personas expuestas a la contaminación atmosférica, esto se debe a la elevada densidad de población de esas zonas.
En los núcleos urbanos existen grupos con una vulnerabilidad mayor, por ejemplo estarían todos aquellos que padecen enfermedades cardiovasculares y respiratorias, la población sensible y reactiva a las alergias que afectan a las vías respiratorias, los recién nacidos y los más mayores.
Estimar las consecuencias y el alcance global del impacto que causa la contaminación atmosférica en nuestra salud y nuestro medio ambiente es una tarea muy complicada.
Existen muchos estudios en función de los diferentes sectores afectados o fuentes de contaminación particulares. También suelen emplearse diversos modelos económicos para cuantificar los costes asociados a la contaminación atmosférica.
Estos modelos incorporan una recopilación de los gastos sanitarios derivados de esta contaminación (disminución de productividad, gastos médicos y farmacéuticos adicionales, etc.), y también los gastos ocasionados por la pérdida de las cosechas, los daños sobre materiales y sobre los bienes inmuebles.
Sin embargo, por norma general, toda esta modelización no suele incluir todos y cada uno de los costes que la contaminación atmosférica suponen para nuestras sociedades.
Otra tipología de estudios muy interesante son aquellos que estiman los beneficios que podrían obtenerse si se mejorara la calidad del aire.
Ejemplos de informes en contaminación atmosférica:
- Informe técnico nº 15/2011 de la AEMA:«Revealing the costs of air pollution from industrial facilities in Europe»en («Los costes de la contaminación atmosférica procedente de las plantas industriales en Europa al descubierto»).
- Organización Mundial de la Salud:«Contaminación atmosférica y repercusiones en la salud» y estudio Aphekom
Es importante destacar que la salud de los seres humanos no es la única afectada por la contaminación atmosférica.
Todos los contaminantes que hemos visto durante el post, tendrán diferentes consecuencias y efectos negativos en todos y cada uno de los ecosistemas que forman el hábitat terrestre.
Cuando la contaminación atmosférica atraviesa fronteras…
Es posible identificar zonas y áreas geográficas donde la contaminación atmosférica se deja sentir con más intensidad, así como sus efectos sobre la salud pública y el medio ambiente tal y como veíamos en el anterior post: Respirar aire más limpio por nuestra salud, no obstante y sin lugar a dudas debemos de ver la contaminación atmosférica como una problemática mundial.
Los vientos no dejan de soplar al llegar a cualquier frontera, estos arrastran los contaminantes presentes en la atmósfera en continua circulación por todo el mundo.
De esta manera podemos comprobar que los contaminantes atmosféricos y sus principales precursores que encontramos en Europa, son emitidos originalmente en Asia y América del Norte.
De forma análoga, un porcentaje importante de los contaminantes atmosféricos emitidos en Europa son arrastrados a otras regiones y continentes distintos al que los produce.
Exactamente el mismo efecto puede observarse a una escala más reducida. La contaminación del aire en las zonas densamente urbanizadas se verá afectada por la contaminación del aire en las zonas rurales y de transiciones más próximas y viceversa…
«Respiramos continuamente y estamos expuestos a la contaminación atmosférica, tanto dentro como fuera de casa», afirma Erik Lebret, del Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente (RIVM) de los Países Bajos. «Vayamos donde vayamos, respiramos aire que contiene toda una serie de contaminantes en proporciones que a veces pueden tener efectos perjudiciales para la salud. Por desgracia, no hay ningún lugar donde podamos respirar únicamente aire limpio».
En el próximo post y para finalizar la serie dedicada al aire que respiramos y la contaminación atmosférica, veremos de una manera práctica diferentes opciones y alternativas para que cada uno de vosotros podáis conocer el estado del aire que respiramos…
Daniel Muñoz, tutor del Área de Medio Ambiente del IMF Business School
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