¡El mundo del trabajo no es fácil! Algunos días estamos súper motivados, llenos de energía y dispuestos a cambiar el universo. Sin embargo, en el extremo opuesto, hay otros días en los que la motivación desaparece por completo y se lleva consigo toda la energía, haciendo del domingo por la noche la parte más dolorosa de la semana. Pero, al igual que una montaña rusa, la vida está llena de altibajos, así que no debemos tomar decisiones impulsivamente.
En este sentido, surgen preguntas: ¿estoy creciendo y aprendiendo? ¿amo mi trabajo? ¿cuándo es el momento adecuado para cambiar de trabajo? Una vez más, no hay un número concreto de años para colaborar con una organización, y el comienzo y el final del ciclo estará fuertemente relacionado con varios factores, como la cultura de la empresa, la ambición personal, el contexto familiar, etc. Sin embargo, hay algunas señales de alerta que podemos apuntar:
El tiempo pasa lento
Son las 9:00 a.m. y acabas de llegar a la oficina. Después, te quitas el abrigo y vas al bar para tomar una buena taza de café. Cuando regresas, miras el reloj y son las 9:25 a.m., así que aprovechas la oportunidad para ver las noticias o redes sociales y dar otro paseo para saludar a todos tus compañeros.
El problema es que todavía quedan muchas horas hasta el final del día y ya sientes que has estado en la oficina una eternidad. En cuanto el reloj empieza a ser tu mejor amigo, es una señal de que debes repensar el propósito de tu vida.
El aprendizaje se ha detenido
Ya conoces todos los rincones de la empresa y todos los chistes. Has creado, implementado y evaluado todo tipo de procesos en prácticamente todas las áreas. Ya sabes cuál será la respuesta de un compañero en la próxima reunión.
En otras palabras, sientes que has dejado de ser el protagonista de la película y has pasado a ser el espectador, porque ya conoces el guión, sólo estás echando a perder las palomitas de maíz.
El jardín es más verde en el otro lado
Estás navegando por Internet y ves algunas buenas prácticas de una organización, luego pasas por LinkedIn y te encuentras con un video de un evento increíble de la compañía XPTO, y, para terminar, cuando vas a Instagram te encuentras con una foto de una fiesta al atardecer en la azotea de la compañía de un amigo tuyo.
Es en ese momento cuando los sentimientos de rebelión, frustración e injusticia se apoderan de tu cerebro y culminan con el pensamiento «Mi compañía es la única en la que no se hacen este tipo de cosas».
Es difícil innovar
Estás en una reunión con todos los elementos de tu equipo y a un colega se le ocurre un nuevo proyecto increíble que va a cambiar la dinámica de la empresa. El primer pensamiento que te viene a la mente es: “¿cuánto trabajo me tocará?”. Y además… si las cosas están funcionando tan bien, ¿por qué cambiarlas? Como dice la sabiduría popular: un equipo que gana no se mueve.
Si, después de leer este artículo, crees que sufres la mayoría de los «síntomas» descritos anteriormente, tal vez este sea el momento ideal para fijar y repensar tus objetivos. Sin embargo, por favor tranquilízate, no todo son malas noticias y no hay razón para alarmarse.
El cambio no tiene que ser drástico o negativo, es decir, dejar tu organización, a veces cambiar departamentos, oficinas, proyectos o actitudes hace toda la diferencia. Aprovecha este momento de claridad para concentrarte en las cosas importantes de tu vida y dar el siguiente paso.
Tiago Gouveia, People & Operations Lead at Google SLS Lisbon via Qualitest.
Enlaces de interés:
Últimos posts de Equipo de Colaboradores (ver todo)
- Cómo destacar en una entrevista de trabajo - 30 de abril de 2024
- Cómo usar la comunicación no verbal en una entrevista de trabajo - 30 de enero de 2023
- Cómo planificar la gestión de los Recursos Humanos por un project manager - 24 de mayo de 2022