Hace no mucho tiempo escribía en este blog una entrada relacionada con El ROI de la formación en la empresa.
Hoy quiero hablaros de un método de evaluación de la formación creado en los años sesenta por el profesor Donald L. Kirkpatrick.
Kirkpatrick plantea la evaluación de la formación a cuatro niveles, que representan una secuencia coherente de evaluar las acciones formativas.
Los 4 niveles de evaluación de la formación
Cada nivel que plantea es importante y tiene su incidencia sobre el nivel siguiente; según vamos avanzando en los niveles, la evaluación nos va proporcionando más datos.
- Reacción: la evaluación mide cómo reaccionan los participantes ante la acción formativa, respecto a la formación que acaban de recibir. Es importante que la reacción de los alumnos sea positiva; si la reacción es negativa, es difícil que el aprendizaje se haya producido. Este primer nivel suele evaluarse a través de encuestas inmediatamente acabada la formación, cualificación del formador, instalaciones, aulas, etc. Aunque como hemos dicho es importante que la reacción sea positiva, el resultado de estas encuestas ofrece poca fiabilidad sobre la eficacia real de la acción formativa.
- Aprendizaje: este segundo nivel es más fiable en cuanto a la eficacia de la acción formativa. Para evaluar el aprendizaje deberemos establecer objetivos específicos. Una manera de medir este nivel es evaluar los conocimientos, habilidades y actitudes de los participantes antes y después del curso. Intentamos por lo tanto medir los conocimientos adquiridos por los alumnos durante la acción formativa. ES un nivel importante pero no nos asegura tampoco que haya habido transferencia de esos conocimientos al puesto de trabajo.
- Conducta: Para comprobar si ha habido un cambio de conducta es necesario dejar pasar entre unos y dos meses después de la formación, para evaluar a través de entrevistas a participantes, a supervisores a proveedores y a clientes si existe ese cambio de conducta y por lo tanto los conocimientos y habilidades impartidos en la formación se están llevando a la práctica. Repetiremos esta evaluación a los seis o doce meses para comprobar si el cambio se mantiene en el tiempo o fue solo un cambio momentáneo motivado por la inercia de la formación.
- Resultados: es el nivel más difícil de medir; requiere de un periodo largo para una evaluación correcta, y un seguimiento muy directo de cada uno de los empleados que recibió la formación. Los resultados finales pueden consistir en: aumento de la producción, mejora de la calidad, menores costes, reducción de la frecuencia y/o gravedad de los accidentes, incrementos de las ventas, reducción de la rotación de la plantilla, aumento de la productividad, mayores beneficios, etc. En la evaluación de resultados debemos ser capaces de responder a preguntas del tipo: ¿Cuánto mejoró la calidad como consecuencia de la acción formativa?, ¿y la productividad?, ¿la comunicación interna?, ¿el clima laboral?, ¿la producción?, ¿las ventas?…
Los niveles 3 y 4 si son más importantes a la hora de saber si la formación ha servido para que haya transferencia de conocimientos y habilidades al puesto de trabajo que cada alumno de la formación ocupa. Para medir estos niveles es necesario que exista en la organización un departamento de formación cualificado para que sea capaz de diseñar los estudios y las pruebas de valoración de resultados.
Desgraciadamente, aun siendo los niveles más importantes para saber si la acción formativa ha sido eficaz son los que menos se utilizan y analizan en las organizaciones.
Juan Carlos Barceló Profesor de los Máster en Dirección de Recursos Humanos y MBA de IMF Smart Education.
Juan Carlos Barcelo
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