
Cuando hablamos de dinero, solemos imaginarnos (de manera directa o indirecta) o bien una moneda o bien papel moneda. Las monedas o representaciones de valores económicos usados como medios de pago tienen su probable origen entre los siglos VII y VI antes de Cristo, cuando eran intercambiados por un valor estipulado, aunque lo más normal era hacer trueques basándose en su equivalencia al estar fabricadas con metales valiosos.
Por otro lado, el papel moneda, que surgió para sustituir la acuñación de monedas y para solventar el problema de los grandes pagos, nació en China en el siglo VII, pero no sería hasta el siglo XVII cuando entró en Europa y empezó a hacerse popular con estos fines.
Tras siglos de evolución, ambos sistemas de pago sufrieron importantes modificaciones con el nacimiento de los ordenadores, ya que empezaron a perder poder. Estos permitían (y más gracias a Internet) realizar pagos rápidos sin necesidad de estar apoyados en nada físico, lo que hizo crecer la economía, las transacciones nacionales y supranacionales y, con todo ello, los planteamientos micro y macroeconómicos necesarios para un sistema global capitalista.
Esto me lleva a una serie de reflexiones:
• ¿Nos encontramos ante una posible desaparición de monedas y papel moneda a favor de las transacciones menores on-line?
• ¿Podría acabarse incluso con el “dinero de plástico” (tarjetas de crédito) al llevar todos un móvil con conexión a Internet?
• ¿Serían estos dos puntos básicos para acabar con el dinero negro al quedar todas las transacciones registradas?
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