La Economía del Bien Común (EBC) es un movimiento empresarial, sin embargo, tiene objetivos en distintos planos de actuación: económico, político y social.
La Economía del Bien Común se basa principalmente en valores que la sociedad estima como fundamentales: honestidad, empatía, confianza, cooperación, solidaridad…, valores contrarios a los del sistema económico neoliberal, los cuales se basan en que toda actividad económica debe ser la maximización de beneficios, sin tener en cuenta cómo se obtienen, ni las consecuencias que de ellos se derivan.
La EBC hace hincapié en que la economía debe servir a la sociedad, tal u como era originariamente el propósito de la ciencia económica: ayudar a la creación de riqueza, su distribución y consumo de forma racional con el objetivo de cubrir las necesidades humanas y promover su bienestar.
La Economía del Bien Común apoya un modelo económico «cooperativo» en el que las empresas, además de realizar un balance financiero, realicen un Balance del Bien Común, esto es, un balance que mida si cumple con estos cinco valores fundamentales: dignidad humana, solidaridad, justicia social, sostenibilidad ecológica y democracia y transparencia. Este modelo reorienta la actividad económica hacia la cooperación y el desarrollo sostenible (aunque en realidad, el desarrollo sostenible sólo se puede conseguir alterando primero nuestra conciencia).
Al mismo tiempo, la Economía del Bien Común tiene como otro de sus objetivos, la creación de un marco legal vinculante que recompense a estas empresas éticas y responsables, de manera que favorezca un cambio de modelo acorde con las necesidades del planeta y de las personas. También propone la creación de una banca democrática en la misma línea de desarrollo que las cooperativas de créditos y la banca ética.
La dimensión social y política de la EBC.
La Economía del Bien Común hace especial hincapié en el desarrollo de la democracia pues su profundización es necesaria para establecer cierto equilibrio en las relaciones de poder, cosa que no ocurre en la actualidad. Por ello, la EBC aboga por una implantación más evidente y consecuente del principio de separación de poderes.
La política de «dejar hacer» al libro mercado no puede dar solución a los problemas sociales como la pobreza, las desigualdades o la precariedad laboral. Estos problemas sólo pueden ser resueltos incrementando la participación democrática de la ciudadanía de manera que se reequilibren estas relaciones de poder. Por ello, la Economía del Bien Común es también un modelo social y político, pues siempre que se realiza algún tipo de reforma laboral, financiera o fiscal, se cambian los elementos según los cuales se organiza la sociedad.
La actual crisis social, política, económica y medioambiental que vivimos ha dado lugar al cuestionamiento del status quo. En los últimos años, se han originado diferentes movimientos sociales que cuestiona los valores y principios de la ideología dominante y buscan cambios estructurales, subordinando el poder económico a la democracia, en su sentido original y legítimo. Este nuevo «poder popular» se presenta como un proceso integral de gestación de nuevos valores y relaciones, que requiere de una larga transición. Puesto que este proceso abarca todas las áreas de la vida, el auténtico cambio implica transformaciones que incidan a la vez en todas ellas, no cambios necesariamente en el plano económico, después político y así sucesivamente en el resto de áreas, sino un cambio integral.
