La contaminación atmosférica es un problema acuciante a escala global. Las concentraciones de contaminantes o gases de efecto invernadero (GEI) emitidos a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles de forma industrial, y debidos también al transporte o a las actividades industriales, ganaderas, etc.,
Desde la revolución industrial hasta nuestros días, han aumentado de forma creciente, dando lugar a diversas problemáticas, como son el agujero de la capa de ozono, el cambio climático, la contaminación local (smog), etc. En todo el mundo, nuestros representantes políticos, a través de acuerdos, vinculantes o no, establecen criterios de control de la contaminación basándose en los estudios e informes técnicos, científicos y socioeconómicos.
Que son publicados periódicamente por el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). El foro más conocido es la Cumbre Climática o COP que se celebra anualmente. Donde se reúnen los dirigentes de países de todo el mundo y tratan de establecer acuerdos que deriven en legislación aplicable para la lucha contra el cambio climático y la contaminación atmosférica. Como resultado de la edición celebrada en Polonia en diciembre de 2018 se desarrolló el acuerdo generado previamente en París, conocido como Acuerdo de París. Sin embargo, debido a presiones de países con fuertes intereses económicos, dicho desarrollo fue mermado y los acuerdos establecidos no han sido todo lo exigentes que debieran, de acuerdo con el informe IPCC
Efectos sobre las personas
Los seres humanos, como el resto de los animales, dependen del oxígeno del aire para realizar sus funciones metabólicas. Pero, al respirar, no solo entra oxígeno al organismo, sino que también lo hacen el resto de componentes del aire. No todos los contaminantes afectan de igual manera al organismo, sus efectos dependen de su naturaleza, de su grado de penetración y el tiempo que tarde el organismo en eliminarlos.
Los gases solubles en agua afectan al sistema respiratorio superior (fosas nasales, tráquea, faringe) ya que reaccionan con el agua de las mucosas, convirtiéndose en sus ácidos correspondientes, llegando a provocar irritaciones.
Los gases no solubles, como el CO, son retenidos en los alveolos, donde se combina con la hemoglobina de la sangre, sustituyendo al oxígeno. El CO es un gas tóxico y, si la concentración en sangre supera unos límites, puede llegar a provocar la muerte por falta de oxígeno.
Las partículas en suspensión penetran en los pulmones en relación con su diámetro. Las partículas de mayor diámetro quedan fijadas en las vías superiores, mientras que las más pequeñas alcanzan los alveolos, pudiendo provocar insuficiencias respiratorias.
Las enfermedades más frecuentes debidas a la contaminación atmosférica son las insuficiencias respiratorias, el cáncer de tráquea, bronquios y pulmón, y la bronquitis crónica.
Por otro lado, la contaminación también puede afectar al aparato circulatorio. La hemoglobina, al igual que capta el oxígeno, también puede captar otros contaminantes, que se disuelven en la sangre e inciden directamente sobre cualquier órgano del cuerpo que se irrigue continuamente.
Efectos sobre la vegetación en el medio ambiente
Los tejidos vegetales son muy sensibles a las agresiones externas de la contaminación atmosférica. La asimilación de algunos compuestos nocivos por la planta genera un retraso en su crecimiento, ya que actúan directamente bloqueando la síntesis de la clorofila en la fotosíntesis. Estos efectos pueden provocar pérdidas económicas a escala industrial, por ejemplo, sobre una plantación de cereales.
Uno de los contaminantes más dañinos para las plantas es el SO2, que puede actuar de dos maneras diferentes: por deposición húmeda, en forma de lluvia o smog ácido, o por deposición seca.
En el primer caso, por tratarse de un ataque ácido directamente sobre la planta, dañando la clorofila y destruyendo los cloroplastos; en el segundo, porque el SO2 reacciona con el vapor generado por la planta en la evapotranspiración. La capacidad oxidorreductora de los componentes cambia la estructura química de algunos constituyentes de los tejidos vegetales. La nutrición es un factor clave en la resistencia de las plantas al SO2. Las plantas con deficiencias nutricionales son más sensibles a este contaminante. El estado nutricional de la planta está relacionado con su capacidad de detoxificación frente a este contaminante. La fertilización, por tanto, puede ser una medida paliativa frente al SO2.
El ozono produce diferentes tipos de efectos en las plantas. Desde daños en las hojas a reducciones en el crecimiento. Las reducciones en el crecimiento pueden producirse incluso en ausencia de daños visibles. Como en el caso del SO2, existe una gran variabilidad en la sensibilidad frente a este contaminante, no solo entre las diferentes especies, sino entre los cultivares, las variedades y plantas individuales.
El ozono tiene efectos muy diversos: efectos metabólicos, cambios ultraestructurales, efectos fisiológicos en el intercambio gaseoso, reducción del crecimiento, almacenamiento de carbohidratos y pérdida en la capacidad germinativa del polen.
Efectos sobre los animales en el medio ambiente
La incidencia de algunos efluentes gaseosos en los animales puede producirse por dos vías: directamente o a través de la ingestión de vegetales contaminados. Esta última es la opción más peligrosa porque el contaminante entra dentro de la cadena alimentaria, afectando incluso a animales que no consumen vegetales.
No obstante, al igual que ocurre con los humanos, el impacto provocado por un contaminante no afecta a todas las especies animales del mismo modo; algunos animales son inmunes a un determinado contaminante, mientras que puede representar una agresión para otros.
Por ejemplo, el ganado queda afectado por el fluoruro de calcio, provocando la fluorosis. Los síntomas son manchas en los dientes y debilitación general de los huesos.
Otros contaminantes que también afectan a la salud de los animales son:
- El benzopireno y, en general, todos los derivados policíclicos del pireno y del perileno son cancerígenos.
- Los insecticidas emitidos masivamente afectan directamente a los animales que constituyen el siguiente eslabón en la cadena alimentaria, los pájaros.
- El molibdeno provoca anemia y debilitación de los huesos.
- El hollín es causa de insuficiencias respiratorias.
- El zinc, el tetraetilplomo, el selenio y el arsénico son sustancias venenosas.
- Las emisiones procedentes de fábricas de cemento provocan trastornos digestivos.
Efectos sobre la meteorología
Reducción de la visibilidad:
Las partículas sólidas en suspensión de las emisiones gaseosas reducen la visibilidad porque absorben, dispersan y reflejan los haces de luz.
Formación de nieblas:
Los cuerpos sólidos en suspensión actúan como núcleos de condensación del vapor de agua de la atmósfera en su superficie. Se forma una niebla que ejerce la función de medio acuoso para la disolución de otros gases presentes en el aire.
Aumento de la temperatura de la Tierra:
El aumento de GEI impide que la radiación solar reflejada por la Tierra se escape de nuevo en su proporción natural, con lo que vuelve a incidir en la superficie terrestre, aumentando progresivamente la temperatura de la Tierra.
Efectos sobre los materiales
Los edificios, los monumentos y las obras civiles pueden verse afectados por los contaminantes. La acción de estos sobre los materiales puede ser física, por impacto directo, presiones, cambios de temperatura, o química, sobre todo corrosiva, por ataque químico ácido o corrosión oxidorreductora.
La abrasión se da básicamente por el choque continuo de las partículas en suspensión en el aire contra los edificios y monumentos. Cuanto más grandes son las partículas, más poder destructivo tienen.
La deposición seca de los óxidos de nitrógeno y, en presencia de humedad, la deposición húmeda en su forma ácida ataca químicamente a las calizas y el mármol, la pizarra y la argamasa. Los carbonatos de estos materiales se convierten en materiales solubles en un agua ligeramente acidificada.
Algunos tintes y algunas fibras textiles, como el rayón, el algodón y la viscosa, son decolorados por los óxidos de nitrógeno.
La corrosión, en el peor de los casos, se da cuando tiene lugar un proceso de corrosión oxidante de los metales. Por ejemplo, el hierro, en su estructura natural, posee microcristales incorporados en su estructura molecular, que están compuestos por átomos de diferente naturaleza. Al contener sales, se favorece la asimilación de moléculas de agua, creándose un medio acuoso donde el hierro se oxida superficialmente. Para que esta reacción de oxidación tenga lugar, debe tener lugar también una reacción de reducción. Los electrones de la oxidación reducen el oxígeno del agua.
Conclusión
El humo de los tubos de escape de los vehículos se queda adherido a las paredes de los edificios y monumentos, provocando un ennegrecimiento continuo, algo perjudicial para la contaminación atmosférica.
- Los gases insolubles y las partículas de pequeño diámetro penetran hasta la parte más
interna del aparato respiratorio, pudiendo entrar en contacto con la sangre. - Algunos contaminantes pueden provocar cáncer de tráquea, bronquitis e insuficiencia
respiratoria. - Los vegetales son buenos bioindicadores de contaminación.
- La reducción, la formación de nieblas y el aumento de la temperatura de la tierra son
efectos que se detectan sobre la meteorología. - Las acciones contaminantes más habituales sobre los materiales son la abrasión por
impacto, la deposición seca y el ataque químico.
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Holi, me parece genial su articulo, pero le pudieran agregar la fecha de publicación para poder referenciar en APA 🙁