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¿Cómo evaluar la formación en PRL?

 

Una vez se ha impartido formación a todo el personal de la empresa, conviene valorar dicha formación, no se trata solo de formar hay que ver el resultado de las acciones formativas y el calado que han tenido entre los trabajadores.

Evaluar es “estimar el valor de algo”; cuando nos referimos a la evaluación de las actividades de formación sobre prevención de riesgos laborales solemos encontrarnos con cuatro niveles de evaluación, en función del tiempo transcurrido y de los resultados que se persiguen:

  • Primer nivel: se evalúa el cumplimiento del programa, la actuación de los profesores, el cumplimiento de las expectativas de los alumnos y su opinión general sobre la actividad formativa. Suele realizarse al acabar el curso.
  • Segundo nivel: se evalúan los conocimientos adquiridos a la inmediata finalización del curso. A estos dos primeros niveles se los denomina evaluación inmediata”.
  • Tercer nivel: se evalúa, pasadas unas semanas o meses, si se han producido cambios apreciables en el comportamiento habitual (por ejemplo, frente a los riesgos) y en las actitudes de los alumnos, como resultado de la formación. A este nivel se le denomina “evaluación intermedia” o “evaluación a medio plazo”.
  • Cuarto nivel: se analizan, durante los meses o años siguientes, los efectos de la formación sobre los indicadores de siniestralidad, morbilidad y mortalidad; sobre el grado de cumplimiento de la normativa o sobre la actividad de los trabajadores en relación con criterios de calidad adoptados por la empresa. Esta evaluación se denomina “evaluación a largo plazo”.

Pero, en términos generales, al hablar de la evaluación nos referimos a una parte del proceso de enseñanza-aprendizaje que trata de verificar en qué medida se han cumplido los objetivos de una determinada acción formativa.

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La evaluación debe ser un proceso continuo, por lo tanto se deberán realizar:

  • Evaluaciones iniciales: como su nombre lo indica, se trata de evaluaciones iniciales previas (pretest) a la acción formativa. Estas evaluaciones son de gran importancia ya que permitirán conocer el nivel real de conocimientos, destrezas, etc., que comparado con los resultados de la evaluación final (postest), posibilitarán conocer de dónde hemos partido y a dónde hemos llegado.
  • Evaluaciones formativas: son realizadas por el formador, a lo largo del curso y tienen como finalidad modificar sobre la marcha las partes del proceso que lo alejan de los objetivos de formación marcados. Para esta evaluación el formador siempre necesitará conocer si los alumnos comprenden, participan y siguen el proceso, esto se denomina “control de la comprensión”. De esta manera, se pregunta a los alumnos cada cierto tiempo si tienen alguna duda, se les interroga sobre lo más importante, se les pide que pongan ejemplos o que realicen pequeñas prácticas.
  • Evaluaciones sumativas: se realizan al terminar el curso para comprobar los resultados del proceso de formación, es decir, si realmente se han cumplido los objetivos. Esta evaluación permite conocer el resultado final del proceso. Para realizar este tipo de evaluaciones se utilizan distintos instrumentos, en función de si los objetivos son cognitivos (conocimientos), afectivos (actitudes) o psicomotores (destrezas o procedimientos).

Comprobación de conocimientos (objetivos cognitivos)

Los instrumentos más frecuentes son:

1.Examen: la labor del profesor es escoger preguntas o temas significativos para que el alumno los desarrolle. Puede ser oral o escrito.

El examen oral es más inmediato y fácil de preparar, y permite comprobar la habilidad lingüística del alumno. Tiene el inconveniente de que si hay muchos alumnos, se puede prolongar demasiado. Además, el examinador puede ser influido por la simpatía o antipatía del alumno al que examina y juzgar más la capacidad lingüística que los contenidos.

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El examen escrito es fácil de preparar, pero costoso de corregir. Puede constar de preguntas cortas, largas o temas a desarrollar. El examen escrito sobre temas permite al alumno dedicar un tiempo a la estrategia para desarrollar el tema.

2. Pruebas objetivas: constan de un número de preguntas a las que el alumno ha de contestar con un signo, palabra, frase o símbolo. Para su corrección se suele utilizar una plantilla de corrección (manual o informática). Puede ser de alternativa simple (Sí/No, Verdadero/Falso) o de alternativa múltiple (con tres, cuatro o más opciones de respuesta). Cada una de las proposiciones o preguntas a las que el alumno debe responder se denomina “ítem”. Aunque las pruebas objetivas exigen tiempo para su preparación, son fáciles de corregir mediante la plantilla. Uno de los problemas que tienen es que, por ejemplo en las de Verdadero/Falso, los alumnos podrían acertar la mitad de las respuestas contestando al azar sin leer las preguntas. Por eso, se suelen penalizar los errores o exigir un porcentaje de aciertos superior a un determinado porcentaje (60 % o 70 %) para superar la prueba.

Comprobación de actitudes (objetivos afectivos)

Cuando los objetivos se refieren a comportamientos o actitudes, los instrumentos más usados son los cuestionarios y las escalas. Los cuestionarios constan de items que hacen referencia a las opiniones, intenciones y comportamientos del propio alumno. Las escalas suelen partir de los mismos contenidos que el cuestionario, pero establecen varios grados de respuesta.

En otros casos se recurre a la observación del comportamiento del alumno por parte de otras personas. Si el objetivo es que la actitud del alumno sea más favorable al uso de auriculares para protegerse del ruido, una forma de evaluarlo es pedir a su supervisor que, en los meses siguientes, observe si el trabajador utiliza adecuadamente los auriculares.

Comprobación de destrezas (objetivos psicomotores) 

Para comprobar la adquisición de destrezas o habilidades, la herramienta más usada es la lista de cotejo, que consiste en una relación de operaciones (o de características de un producto final a evaluar) que habitualmente se responden punteando cada una de las casillas situadas junto a la operación o característica.

 

También en este caso se pueden utilizar escalas de calificación, que son similares, en su estructura a las listas de cotejo, con la diferencia de que cada categoría se puede valorar mediante una escala graduada, teniendo en cuenta otros factores como tiempo empleado, calidad, precisión, etc.

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Licenciada en farmacia, Técnico superior en prevención de riesgos laborales (3 especialidades), Tutora de cursos ohsas y auditoria de sistema de gestión de la prevención, Experta en obras y Tutora curso de coordinador de seguridad y salud Formadora en PRL en IMF Business School.

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Cuando nos referimos a la evaluación de las actividades de formación sobre prevención de riesgos laborales, distinguimos cuatro niveles de evaluación.