Estamos, y es triste reconocerlo, muy habituados a este concepto de estrés laboral, al «EMPLEADO QUEMADO». Los indicativos emocionales de cualquier relación interpersonal son recientes en el análisis de evolución de las herramientas y palancas que avanzan en el control de los Recursos Humanos y el desarrollo de las relaciones profesionales.
Pero el primer indicativo antes que el talento, emprendimiento o conceptos similares nuevos que ha marcado la diferencia de necesidades de abordaje y manejo ha sido desde el primer momento el estrés laboral por su gran interferencia e incidencia en la productividad, resultados y beneficios de las compañías.
Hemos escuchado muchas veces las consecuencias del estrés laboral, porque es lo más visible y porque nos movemos entre emociones intangibles que no vemos, sino que debemos interpretar, y esto entra en el terreno de riesgo de la objetividad… Lo que debemos tratar es de prevenirlo, puesto que las consecuencias son mucho más difíciles y caras de gestionar. Este es el mensaje clave para los líderes o directores de personas, la observación diaria para adelantarnos al conflicto.
Entonces nos enfocaremos en dos escenarios, primero qué circunstancias pueden provocar estrés laboral para evitarlas, y después conocer bien las fases para identificarlas lo antes posible.
¿Qué provoca sentimientos estresadores? Lo sabemos también… EL CAMBIO de cualquier tipo, la antelación al cambio y la incertidumbre que esto genera, si es prolongado en el tiempo o si se produce con deficiencias o fallos de información puede ser un agravante, la falta de seguridad en las herramientas y procedimientos nuevos, la conciencia de que nuestro cuerpo va a cambiar… esto es lo que genera el estrés, en definitiva un cúmulo de miedos.
¿Podemos prevenir estos sentimientos? Claramente sí, aún siendo cambios accidentados y no programados, sabemos dónde mirar para saber por dónde ir tapando los miedos.
Una vez enfrentados al cambio y a la situación potencialmente estresante, lo siguiente que debemos hacer para prevenir las causas es el seguimiento de las personas y sus reacciones, desee el conocimiento de las fases de la respuesta al estrés: ALARMAS con las primeras respuestas físicas, RESISTENCIA emocional que arrastra al cuerpo y su somatización síntoma de la fase de AGOTAMIENTO.
En cuanto observamos las primeras leves alteraciones físicas en un empleado, estamos ante una reacción de estrés laboral y hay que ponerse manos a la obra urgente.
Si dejamos que un trabajador llegue al nivel de agotamiento sin haber sabido o podido intervenir antes, estamos ya en terreno psico-psiquiátrico y así debemos entenderlo.
No somos perfectos ni psicólogos, ni siquiera responsables de las personas que trabajan con nosotros, pero podemos estar muy atentos para ayudar a nuestro entorno, no sólo en el ámbito profesional.
Síndrome BURNOUT
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