Consejos para afrontar la vuelta al trabajo

Septiembre es junto a enero, el mes del año en el que se hace un cambio, una renovación de agenda, un nuevo comienzo. Hay que prepararse para la vuelta al trabajo tras las vacaciones. En Recursos Humanos, debemos saber cómo aportar recursos a los empleados en su regreso de las vacaciones.

¿Existe el síndrome post-vacacional?

Muchos hablan del síndrome post-vacacional, pero ¿existe en realidad? Si analizamos cómo está evolucionando el mundo laboral, veremos los cambios no solo en lo referente a la tecnología, roles profesionales o entornos de trabajo. Nuestra percepción, nuestra forma de entender las organizaciones, lo que decidimos y nuestra forma de interaccionar, muestran lo diferente que es afrontar hoy en día la vuelta al trabajo, respecto a hace unos cuantos años.

Afrontar es una palabra que implica cierto esfuerzo. No afrontamos cuando nos predisponemos a algo fácil y sencillo. Si además lo asociamos a un síndrome, la cosa parece ser grave.

El síndrome post-vacacional aparece cuando nuestro trabajo, es un lugar del que deseamos escapar. Las vacaciones son el rincón deseado y nos pasamos los días contando los minutos, las horas para que lleguen. Disfrutar de un descanso profesional es genial, incluso sano. Pero si volver al trabajo supone un drama, algo no funciona.

¿No tienes la sensación de que el trabajo es un poco como lo que pasa entre vacaciones, puentes y demás festivales? Quizás no deberías estar contando al siguiente día para salir pitando. Quizás se trata de una etiqueta que hemos puesto al hecho de seguir haciendo aquello para lo que nos han enseñado y hacemos día tras día, sin saber si es lo que de verdad queremos o nos satisface.

LEE  Ventajas y desventajas del trabajo en equipo

Pero si aun siendo algo que te gusta, te cuesta regresar, vamos a ver cómo afrontar de la mejor manera la vuelta al trabajo.

Consejos para la vuelta al trabajo

No apures en el hotel

En contra de lo que se pueda pensar, llegar a casa la noche antes de volver a la oficina, es un mal hábito si no tienes muchas ganas de volver. Intenta llegar un par de días antes, aunque te lo quites de la maravillosa playita. Eso te permitirá ir colocando tu mente en situación. Deshacer maleta sin prisas y descansar un día antes del regreso en casa, te ayudará a no llegar tan estresado. Apurar las horas pone a tu mente en tensión porque no le ayudas a gestionar ese momento previo, lo evitas y luego lo haces de cualquier manera, generando estrés.

Hasta lo peor, tiene su lado bueno

Trata de encontrar en los primeros días de tu vuelta al trabajo, aquello que da color a esa sensación tan dura. El día a día puede costar, pero seguro que hay compañeros a los que tienes ganas de ver. Intenta hacer el café cada día con uno de ellos y compartid las vacaciones, o lo que habéis hecho durante el verano. Intenta hacer cada día alguna cosa que te divierta, que te motive. Integra en el día algo que esté hacia el final de la jornada que haga que el resto de la jornada sea más llevable.

Organización, ante todo

En muchas ocasiones te dejas la piel para tratar de irte de vacaciones con todo resuelto o con el máximo de trabajo limpio. Pero al volver, la sensación es casi peor que la que tenías al marcharte. Tienes todo lo que no has hecho, más los marrones que te han ido dejando. Y te pasas unos cuantos días antes no volvemos a una cierta rutina. Un trabajo que lejos de recibirte poco a poco, te reclama con prisa para estar al día lo antes posible. Dedica las primeras horas a tener una visión global de todo lo que tienes, prioriza, organiza y sigue tus planes. Si no lo haces, te agobiarás con todo lo que vayas viendo en la mesa, los mails o lo que te vaya entrando. Flexibiliza, pero planifica.

LEE  Fidelización del talento: ¿por qué tenemos alta rotación?

Rutinas sin prisas, mejor

Cuesta estar a tope en los primeros días de la vuelta al trabajo. Intenta adaptarte no corriendo por las mañanas. Si tienes que madrugar un pelín, hazlo. Pero es importante no salir de casa con prisas o con la sensación de agobio. Desayuna sentado, escucha música que te guste, que te enchufe y te haga sonreír. No sentarse durante ese momento, es una mala costumbre que te hará ir con el petardo todo el día. Disfruta de ese ratito y verás como sales de casa con otra actitud.

Planes divertidos

Si después de la jornada tienes un buen plan, el día será menos duro. Queda con amigos, apúntate a hacer alguna actividad que te motive. Gimnasio (si te gusta), o tomar algo con alguien que hace tiempo que no ves. Ir a una charla, una presentación de un libro o ver un estreno en el cine. Algo que te rompa el ritmo del día y que te encante, para llegar a casa con un buen sabor de boca.

Quizás todo esto te ayuda. Pero si el síndrome te ataca como una alarma taladrando por las mañanas y no te deja, quizás debes plantearte si el síndrome no es algo que debes asumir como un acompañante fijo en el viaje. Quizás es solo el amigo incómodo que te aprieta para cambiar. Quizás es el momento de escucharle y levantarte para responsabilizarte de aquello que no te gusta. Quizás puedes hacer algunos ajustes o quizás es que debes parar y preguntarte si estás en el lugar que realmente te hace brillar.

Las dos pestañas siguientes cambian el contenido a continuación.
Especialista en Employer Branding y asesora de Gestión del Talento en las empresas. Apasionada de la comunicación, las personas y cómo potenciar sus habilidades. Su objetivo es conectar a las personas en su entorno de trabajo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *