Desde que el humano comenzó a utilizar el fuego, ha necesitado de materias primas para alimentar las formas de energía que ha ido empleando. Posteriormente y a lo largo de la historia, las fuentes de energía han ido cambiando para hacerse más eficientes y obtener distintos tipos de beneficios.
Actualmente el combustible más empleado es el petróleo y sus derivados, pero esto deberá cambiar en no mucho tiempo, bien porque este tipo de combustible sufra una drástica subida de precio por la falta del mismo (recordemos que las reservas de este combustible son finitas y hay previsiones que indican que al ritmo actual no habrá suficiente para abastecer nuestras necesidades en el próximo siglo) o por sus elevados residuos que se emiten a la atmósfera, todos deberíamos tener medianamente claro que este combustible tiene sus días contados.
Acumuladores de energía
Actualmente las pilas de combustible y los acumuladores de energía son las formas en las que se trata de acumular la energía más habituales, pero en el último número de la publicación científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el equipo de investigadores encabezado por Daniel Nocera, Pamela A. Silver y Peidong Yang (encargado de mejorar el catalizador) han publicado una nueva forma de acumular la energía, en este caso solar, y es haciéndo la energía líquida.
Generación de energía líquida
Este equipo de investigadores ya en la publicación de febrero de 2015 indicaron el desarrollo de una hoja artificial que mediante el proceso de la fotosíntesis, obtenía como resultado biomasa en forma de isopropanol. Este alcohol es un combustible que puede emplearse de forma similar al etanol o la gasolina, por lo que el abanico de usos es inmenso.
En 2015 el rendimiento de esta hoja artificial era de un 1%, similar al rendimiento de la fotosíntesis de la naturaleza, pero después de aplicar un nuevo catalizador, el resultado ha sido de un aumento de la eficiencia al 10%. Además, hay que tener en cuenta que este combustible está limpio de todos los residuos empleados en el proceso de refinamiento de los combustibles fósiles y las impurezas de estos, por lo que el resultado de la combustión de este líquido combustible sería CO2 y agua.
El desarrollo y la implantación de este tipo de combustible no solo tendría repercusión en el medio ambiente, sino también en el desarrollo equitativo de los países, ya que teniendo “bosques” con estas hojas artificiales, las fuentes de energía no estarían concentradas en unos pocos países.
El plan del equipo del profesor Nocera es compartir estos trabajos con otros colegas ya que como él dice, “Yo no tengo miles de millones de dólares, pero si puedo facilitar mis descubrimientos a otros científicos e ingenieros, para que ellos puedan seguir avanzando”.
Fuentes:
https://silver.med.harvard.edu/
Joaquín Martínez, Profesor del Master en Gestión del Medio Ambiente de EIPE BUSINESS SCHOOL


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