Ya se venía venir desde hacía tiempo, cuando el actual Ministro de Industria, Energía y Turismo, el Señor Soria, propuso en sendos Consejos de Ministros los Reales Decretos-Leyes que posteriormente se publicaron en el Boletín Oficial del Estado, de reforma del sector eléctrico, teniendo como principal objetivo la eliminación, o al menos el control, del déficit de tarifa en el sector eléctrico español, los resultados que se están vislumbrando para un futuro a corto-medio plazo.
A través de los anteriores Reales Decretos-Ley se suprimieron las primas a las nuevas instalaciones renovables, la congelación a las ya puestas en marcha, la creación de impuestos a la generación, etc., en definitiva, se han puesto todas las «artimañas» posibles para que las energías renovables no crezcan, y si es posible, decrezcan.
Se ha visto el resultado en el sector inmobiliario con la creación del SAREB (Sociedad de Gestión de Activos Inmobiliarios procedentes de la Reestructuración Bancaria), y los problemas que ha dado hasta su constitución. Con la falta de política energética nacional en materia de energías renovables, o mejor dicho, la política en contra de las mismas, puede suceder lo mismo con los activos renovables que hasta la fecha están todavía en manos de los inversores.
Os dejo un link de una noticia que me ha sorprendido y que quiero compartir con vosotros.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/05/03/andalucia/1367610401_622872.html
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En este, como en otros muchos temas en España, el problema se llama cumplir la Ley. El RD 661/2007 establece unos límites de potencia por tecnología, límites ampliamente sobrepasados por, sobre todo, fotovoltaica y eólica. Ahí se va un dinero «extra» que ahora haría falta para no haber recortado tanto a las renovables y cogeneración. Pero, como siempre, la Administración lo hace mal y lo paga el cuidadano.
Alberto estoy de acuerdo contigo en todo salvo en una cuestión, aunque en los Planes haya valores de potencia para cada tecnología renovable, no tienen por qué ser máximos, independientemente de que para cuando se sobrepasen dichos valores las condiciones del sistema tengan que variar puesto que se ha llegado a unos mínimos.