Voltaire decía en el siglo XVIII: “He decidido ser feliz, porque es bueno para la salud”. Se trata de una reflexión hecha en tiempos en los que se afirmaban progresivamente, y sin marcha atrás, las acciones de Policía Médica, las Leyes de Pobres, la versión moderna del hospital, los inicios de la Promoción de la Salud, o el encierro de “alienados” en albergues cada vez más extendidos. Han transcurrido más de dos siglos desde entonces. Hoy por hoy, la escéptica felicidad de Voltaire estaría más relacionada con la seguridad del paciente, la cobertura universal, las listas de espera, la acreditación hospitalaria, la satisfacción del usuario; en suma, con la calidad sanitaria.
Qué es calidad sanitaria y qué comprende
La calidad es ante todo relativa, es siempre, mejora continua. Permite comparar, medir, e identificar qué es importante valorar, con base en hechos y datos (evidencias). Cuando desde la calidad sanitaria se habla de buenas prácticas, indicadores, o estándares, lo que se busca es brindar a los pacientes servicios donde puedan cuidar, mejorar y recuperar su estado de salud, contando con una atención adecuada, oportuna y eficiente. Información, evaluación, consultas, percepciones, razonamientos, todo suma cuando se trata de gestionar el proceso de actuación del personal de salud para con la salud del paciente.
Desde la perspectiva del derecho a la salud, la calidad implica, entre otras cosas, un personal médico capacitado, medicamentos y equipo hospitalario científicamente aprobados y en buen estado, agua limpia potable y condiciones sanitarias adecuadas.
Modelos de gestión de la calidad
Basados en la filosofía del “todo lo que hacemos se puede mejorar”, la gestión de la calidad puede suponer la normalización, entendida como el conjunto de especificaciones técnicas, aprobadas por un Organismo de Normalización a partir del trabajo de Comités Técnicos, y basadas en los resultados de la experiencia y el desarrollo tecnológico. La certificación es otro modelo a ser aplicado, por el que un tercero cumple una serie de normas de calidad y es una confirmación de que un proceso o actividad se sigue de forma rigurosa. El ámbito de la certificación y el propósito se definen claramente y pueden comprender la emergencia, los consultorios externos, el área de archivo o registros clínicos, por citar solo algunos espacios.
La acreditación es otro modelo de gestión de la calidad, y es un procedimiento de verificación externo dirigido a evaluar el grado de cumplimiento de una serie de requisitos de calidad, previamente establecidos, por un órgano independiente, el cual a la vista de los resultados, emitirá un dictamen.
Las Normas ISO, la Organización Internacional de Normalización, las Sociedades de Calidad Asistencial, los programas de formación, y, los modelos de excelencia, constituyen desarrollos institucionales y procedimentales, que concretan la gestión de la calidad sanitaria.
Calidad Sanitaria en España: Datos a tener en cuenta
• De cada 10 usuarios, algo menos de cuatro obtienen cita con el médico de familia en el mismo día en que la solicitan; algo más de 6 de cada 10 deben esperar, de media, 3,6 días para recibir la asistencia solicitada. Un 46,7% obtiene su cita con el médico por Internet, valorando este servicio con 8,6 puntos sobre 10.
• El tiempo medio de espera de los pacientes pendientes de una primera consulta en atención especializada es 65 días, 2 días menos que el año anterior, y el de los pacientes en lista de espera quirúrgica se sitúa en 87 días, lo que supone 11 días menos que el año anterior. Para el 9,3% de los pacientes la espera es superior a 6 meses. La proporción de ciudadanos que creen que en el último año el problema de las listas de espera ha empeorado o sigue igual es del 76,9%.
Fuente: Resumen del Informe Anual del Sistema Nacional de Salud 2015. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Los desafíos de la calidad sanitaria
En un documento del año 2012, que compara los modelos de calidad y seguridad del paciente de Europa, España, y América Latina y El Caribe, se recomienda, entre otros puntos:
1. Homogenizar el uso de las terminologías en los diversos instrumentos normativos, definiendo términos.
2. Establecer claramente el ente que articule o coordine las diversas instancias que intervienen en los procesos de calidad.
3. Proponer un marco jurídico integrador que contenga al menos, los siguientes componentes:
a. Garantía de acceso y continuidad de la atención.
b. Marco de derechos de los usuarios de los servicios.
c. Creación de un Programa Nacional de Calidad y Seguridad del Paciente.
d. Sistemas de registros y de información
e. Normas sobre habilitación, certificación y acreditación de instituciones de salud, profesionales sanitarios e instituciones formadoras.
f. Normas sobre investigación clínica y bioética.
g. Normas sobre información relativa al paciente.
h. Normas sobre responsabilidad profesional.
i. Otras que cada país considere pertinente.
Finalmente, no olvidemos que, la calidad es una función esencial de salud pública. La mejora de los procesos asistenciales y la satisfacción de los usuarios, cumplen realmente su objetivo cuando los pacientes, luego de su contacto con el sistema de salud, pueden sentirse ciudadanos cada vez más felices, libres y seguros. Son tiempos de crisis e incertidumbre, los actuales. Terencio, nos diría: Hombre soy, nada humano, me es ajeno. Y vaya que producir y gestionar salud está en el centro de nuestra humanidad.
Autor: Marco Barboza Tello, Investigador y consultor experto en Salud.
Marco Barboza
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