La importancia de nuestros comportamientos del inversor a la hora de invertir

Tres son los factores clave que determinan la rentabilidad de nuestras inversiones: las comisiones de gestión de los activos, la asignación de los activos de la cartera y, por último, el comportamiento del inversor. En este artículo nos vamos a centrar en el tercer aspecto.

El comportamiento del inversor

¿Cómo es posible si la rentabilidad anualizada de un fondo de inversión es del 29% los partícipes no llegaron al 7%?

Parece ciencia ficción que un fondo obtenga una rentabilidad anualizada de más de un 20% en el largo plazo. Vimos cómo el pasado 2019 muchos fondos lo conseguían, pero lo más difícil es mantener dichas rentabilidades recurrentemente a lo largo de los años.

En los años 80, uno de los más legendarios inversores, Peter Lynch, obtuvo una rentabilidad anualiza del 29% entre 1977 y 1990 batiendo ampliamente en más de 10 puntos porcentuales al S&P 500. Pues bien, con este increíble track record, la rentabilidad de sus partícipes no llegó al 7%. Todo esto tiene un motivo: la incapacidad de estarse quieto, no hacer nada.

Los inversores tienden a entrar en los mercados cuando los precios son altos y venden cuando los precios son bajos. Si un fondo está subiendo, esto hace que los inversores ganen confianza y decidan suscribir posiciones, pero cuando los precios caen, en lugar de no hacer nada los inversores entran en pánico y deciden vender obteniendo pérdidas.

Estos mismos inversores se desaprovechan la recuperación y vuelven a entrar cuando los precios vuelven a estar altos.

Según J.P Morgan, la rentabilidad media anualizada del inversor particular en el periodo de 20 años entre 1999 y 2018 es del 1,9%. Es la más baja comparada con la de los principales activos financieros.

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Estos resultados tan pobres que ni consiguen batir a la inflación se debe a las entradas y salidas del mercado. El trading de los inversores produce una perdida a largo plazo debido a errores de market timing y a las comisiones. Averiguar cuándo comprar es bastante difícil. Tener que determinar cuándo vender y luego cuando volver a entrar consistentemente es imposible.

El comportamiento del inversor es más importante que las habilidades

El comportamiento del inversor es importante. Probablemente sea más importante que las habilidades. La evidencia más clara de este hecho es que los rendimientos de las inversiones y los rendimientos de los inversores son casi siempre diferentes.

Para obtener el retorno de los activos en los que invertimos se han de comprar y luego no hacer nada. No comprar, no vender, solo mantenerlo. Pero está demostrado que la gente real rara vez invierte de esta manera. Las personas reales persiguen el rendimiento e invierten mirando al pasado seleccionando los activos que mejor lo hicieron. Es precisamente la búsqueda de la mejor inversión lo que crea un fenómeno que he llamado The Behavior Gap. Debido a los errores de comportamiento clásicos, a los inversores promedio casi siempre les va peor que a las inversiones promedio. La incapacidad de superar constantemente al mercado es la razón por la cual la gran mayoría de nosotros debería apegarse a un modelo de asignación de activos adecuado basado en nuestra tolerancia al riesgo y nuestros objetivos en la vida. Esto ya será objeto de otro post.

AUTOR: Francisco Javier Gómez Otero, tutor del MBA de IMF Business School

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