Condiciones ambientales: ruido

Después del paréntesis proporcionado por la entrada anterior relacionada con la prevención de los accidentes in itinere, continuamos con las condiciones ambientales en los lugares de trabajo y más concretamente con el ruido.

Ruido y comunicación

Efectos psicosociales

La mera presencia de ruido, por sí sola e independientemente de sus características, provoca un conjunto de sensaciones desagradables y molestias que pueden manifestarse en el  comportamiento individual y social de los trabajadores expuestos. Si la exposición es crónica, los trabajadores se vuelven irritables manifiestan tendencias agresivas, son menos atentos con los compañeros y evitan ayudarles.

Las relaciones interpersonales se hacen más difíciles, tanto por la fatiga que genera como por el tiempo de recuperación auditiva tras el trabajo y las alteraciones de comportamiento que puede ocasionar. Los efectos que a este nivel se pueden producir son:

a. Dificultades de comunicación, como veremos más adelante.

b. Perturbaciones del reposo y descanso.

c. Perturbaciones del sueño (nocturno).

d. Disminución de la capacidad de concentración.

e. Sensación de malestar: empieza a manifestarse a partir de 35 dB(A), estando el umbral en 65 dB(A) para el 60% de la población.

 Los efectos psicosociales del ruido van a depender en gran medida de factores como la actitud del sujeto hacia la fuente de ruido, la sensibilidad de cada persona, las posibilidades de reducir el ruido y el momento de la jornada en que se produzca.

Efectos sobre la comunicación

El ruido puede dificultar la comunicación hablada en el puesto de trabajo (la comprensión de los mensajes verbales), lo que repercute en la seguridad, el proceso productivo y las relaciones personales y profesionales. La dificultad para comunicarse con los compañeros durante la jornada laboral aumenta el aislamiento de los trabajadores y hace más penosas las condiciones de trabajo. La interferencia del ruido con la comunicación verbal depende de:

a.  Nivel de presión acústica (intensidad).

b.  Espectro del ruido existente (frecuencia).

c.  Tono de voz empleado.

d.  Distancia entre los interlocutores.

e. Exigencias conversacionales de la tarea.

La comunicación en condiciones de ruido aumenta la carga de trabajo tanto en el emisor como en el receptor: uno debe elevar la voz y el otro debe incrementar la atención para comprender el mensaje. La dificultad de comprensión aumenta cuando el trabajador debe prestar atención simultáneamente al mensaje verbal y a señales provenientes de otras fuentes.

Existen diversos métodos para establecer unos niveles máximos o recomendados de ruido que permitan mantener la comunicación dentro de unos niveles aceptables, siendo el Método SIL (Speech Interference Level) uno de los más adecuados. Establece los niveles máximos de ruido aceptables para el rango de frecuencias conversacionales (entre 500 y 4000 Hz).

Efectos sobre la seguridad

 No se puede establecer una relación causal entre ruido y accidentes. Parece ser que en ambientes ruidosos, los trabajos son 2 ó 3 veces más peligrosos que los efectuados en ambientes silenciosos, pero no se sabe si la causa directa es el ruido.

Es, en todo caso, un factor potencial de riesgo para la seguridad, o al menos, favorece el error humano pues enmascara los sonidos portadores de información útil (señales de alarma, avisos peligrosos, mensajes de advertencia de peligro…), interfiere la comunicación y desvía la atención.

Valoración del ruido en ergonomía

La valoración del ruido se hace a dos niveles: valoración de las molestias y valoración de la interferencia con la comunicación.

Para evaluar las molestias (respuestas subjetivas al ruido del entorno) debemos tener en cuenta que los parámetros físicos del ruido y sus mediciones objetivas están relacionadas, pero son solo una aproximación al problema, siendo complicado establecer unos valores límite por encima de los cuales un porcentaje determinado de población expuesta presente molestias.

LEE:  Protección de manos en el entorno laboral

Además de la valoración subjetiva, se han desarrollado una serie de índices acústicos para valorar la relación existente entre la exposición al ruido y las molestias de una forma más objetiva. Se trata de criterios técnicos que establecen límites aceptables de confortabilidad en actividades de interiores, con niveles de ruido de fondo estables.

Uno de los principales índices es el de las llamadas curvas NR (Noise Rating), recogido en la recomendación ISO-R-1996 y la Norma UNE 74-022, y que establece, para diferentes frecuencias, los niveles de ruido que se consideran aceptables para no causar molestias en distintos tipos de actividad: Se trata de una familia de curvas, de las cuales seleccionaremos una u otra en función de parámetros como el tipo de actividad o el local.

 

Para aplicar estos índices se hace una medición espectral del ruido (un análisis de frecuencias), se elige una curva NR como criterio de referencia y se compara. Si alguna frecuencia de nuestro espectro está por encima de la curva criterio, habrá molestias a esa frecuencia. Sabremos así en qué frecuencias debemos reducir el nivel de ruido para minimizar dichas molestias.

Si en un despacho se ha medido un nivel de ruido de entre 60 dB a 1000 Hz, estaríamos claramente ante una molestia producida por ruido, ya que todos los niveles de ruido medidos deberían ser inferiores a los correspondientes a la curva NR 40, si éste es el valor de referencia que se ha tomado. Por tanto, se deben tomar las medidas oportunas para reducir el ruido en todas las frecuencias que superen nuestra referencia.

Hay otros criterios, como los americanos establecidos en las curvas PNC (Preferred Noise Criterion) y NC (Noise Criterion). Todos se basan en pruebas subjetivas y proponen niveles aceptables de presión sonora en decibelios para distintas frecuencias, situaciones y tipos de actividad.

A la hora de valorar las molestias producidas por el ruido, debemos medir las frecuencias más altas, pues son las más molestas.

Para valorar las interferencias con la comunicación, el método que se considera más adecuado es el método SIL (ISO 9921-1:1996 “Speech Interference Level and communication distances for persons with normal hearing capacity in direct communication) que establece los niveles máximos de ruido aceptables para el rango de frecuencias conversacionales: de 500 a 4.000 Hz.

El SIL es la media aritmética de los niveles de ruido existentes a las frecuencias de 500, 1.000, 2.000, 3.000 y 4.000 Hz., que son las frecuencias conversacionales. Se establecen los índices máximos de SIL aceptables para diferentes esfuerzos vocales (normal y elevado) y distancias “locutor-receptor” variables.

Los valores de SIL se dan en decibelios sin corrección (no en escala A).

El procedimiento es:

a. Se halla la media aritmética de los decibelios encontrados a las frecuencias indicadas, que son, como hemos repetido, las conversacionales.

b. Medimos la distancia entre los puestos.

c. Vemos el nivel de voz que habría que emplear.

 

Las dos pestañas siguientes cambian el contenido a continuación.
Licenciada en farmacia, Técnico superior en prevención de riesgos laborales (3 especialidades), Tutora de cursos ohsas y auditoria de sistema de gestión de la prevención, Experta en obras y Tutora curso de coordinador de seguridad y salud Formadora en PRL en IMF Business School.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *