¿Puede hacer todo la inteligencia artificial?

La idea de que los avances tecnológicos, especialmente en alusión a la inteligencia artificial, van a acabar con muchos puestos de trabajo se ha extendido hasta convertirse en un objeto de debate entre los expertos del sector tecnológico, laboral e incluso económico, que se preguntan, de una forma más técnica pero con la misma preocupación que buena parte de la sociedad, si la Inteligencia Artificial puede hacerlo todo.
Tras una explosión algo exagerada de la corriente menos optimista, numerosas voces se han alzado de forma paulatina para asegurar que en todo caso se anularán tareas automáticas, pero a la vez se crearán nuevos puestos, muchos de ellos que ahora ni siquiera existen.

Un futuro muy optimista para la Inteligencia Artificial

Esta es una teoría cada vez más reforzada con datos procedentes de fuentes muy fiables. La última de ellas, Gartner, que acaba de pronosticar un futuro muy optimista para la inteligencia artificial y el mercado laboral, ya que considera que en el año 2020 ya estará creando más empleos de los que destruye: 2,3 millones contra 1,8 millones es el balance concreto que hace la consultora especializada en tecnologías de la información.

Es cierto que se van a eliminar muchos puestos de trabajo como los conocemos todavía en estos momentos. De hecho, este proceso de cambio ya ha comenzado y es visible a los ojos de cualquier ciudadano, puesto que, por ejemplo, no es difícil encontrarse una gasolinera atendida únicamente por máquinas, autoservicio al 100%. Es evidente e innegable que este tipo de tecnologías que ya forman parte de nuestro día a día son capaces de automatizar tareas mejor de lo que un ser humano lo hace, con mayor eficacia al ser más rápida y encima más fiable, pero no hay que ser tremendistas. En la moderación, como casi siempre está la clave de este debate.

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No hay industria que se libre del desarrollo tecnológico en mayor o menor medida, y debemos verlo como una oportunidad para ellas, porque realmente lo son. Es lógico que exista cierto miedo al cambio, y más si este parece poner en riesgo muchos puestos de trabajo, pero es bueno pararse a reflexionar para empezar a encontrar aspectos positivos en este crecimiento de la inteligencia artificial que está remodelando tanto la economía como la sociedad.

El factor humano, clave para el bien común

El factor humano es la clave para que esta reconstrucción se haga con un impacto que en todo caso sea positivo para el ser humano, tanto en término de ocio como laborales. Como todo en la vida, un avance puede ser aprovechado para el bien común o, en cambio, para aumentar las desigualdades. Una de las consecuencias que está teniendo la implementación de las nuevas tecnologías es la hiperespecialización del trabajador, algo que puede abrir la puerta a la creación de nuevos empleos -eso sí, más especializados y probablemente con una exigencia mayor de formación- porque forma parte de una fase de transformación del mercado laboral en la que no solo desaparecen puestos de trabajo tradicionales.

Así lo asegura, por ejemplo, Accenture, consultora que acaba de publicar un informe sobre la automatización de tareas mediante IA en el que expone tres nuevas categorías profesionales que solo son posibles si el factor humano está detrás de ellas: ‘trainers’ (entrenadores), ‘explainers’ (explicadores) y ‘sustainers’ (sustentadores).

Como citábamos antes, el factor humano sigue siendo clave en todo lo que rodea a la inteligencia artificial. Por ejemplo, si un conjunto de mentes no desarrollan los algoritmos necesarios para que evolucione la propia inteligencia artificial, esta se quedaría estancada. De ahí que este campo sea un horizonte muy amplio, sin límites, para labrarse un futuro profesional de éxito, tal y como demuestran las previsiones de empleo a corto plazo, en las que se aprecia una gran diferencia con otros sectores.

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Pero además de todos estos trabajos que Accenture engloba en la categoría ‘trainers’, habla también de otras dos más. Una de ellas, la de los ‘explainers’, es muy interesante por el componente novedoso que ofrece, ya que lo que la consultora avisa es de que el nivel de complejidad de los algoritmos hará, en muy poco tiempo, que muchos profesionales de nivel pero no expertos en nuevas tecnologías no sepan interpretar por qué se comportan de una determinada manera. Por eso avisa de la necesidad de contratar un potente equipo de ‘explicadores’ que sean capaces de transmitir la información al resto de empleados. Es una tarea 100% humana, porque se trata básicamente de darle ‘forma humana’ a un contenido automático; una especie de cuerpo de traductores del lenguaje informático.

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Además, en el mismo informe referido se hace alusión a los ‘sustainers’, que serían aquellas personas que llevan a cabo tareas de control porque el poder de la inteligencia artificial al nivel de desarrollo que está alcanzado es tal que se necesita poner unos límites. Deben ser puestos de trabajo desarrollados por seres humanos los que se encarguen de controlar y gestionar que las empresas respondan de manera adecuada y, en definitiva, empleen este nuevo poder de forma correcta. Sería un abanico de nuevos empleos de supervisión, organización, gestión e intervención si la IA no se comporta como debería.
interviniendo si los sistemas de IA no se comportan de manera adecuada.

Y a todo esto que engloba en su informe la consultora Accenture no podemos olvidarnos de todos esos puestos de trabajo que siguen dependiendo en un amplio porcentaje del factor social, precisamente detalle por el que jamás desaparecerán. Evidentemente habrá una transformación porque sus tareas serán distintas pero no dejarán de existir.

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Dos ejemplos para entenderlo: el médico que tendrá cada vez mejores herramientas tecnológicas para, por ejemplo, comparar casos, de manera que sea incluso el algoritmo el que determine una patología, pero que seguirá siendo el nexo entre la enfermedad, el paciente y el tratamiento. Su voz, su opinión, su cuidado con el enfermo, su seguimiento, etc. permanecerán intactos y seguirán siendo una labor decisiva en el desarrollo de la vida social. El otro ejemplo es el gestor que cada vez tendrá que realizar menos tareas de gestión de las cuentas porque el algoritmo se lo dará todo hecho, sin margen de error además, y mucho más rápido, pero tendrá que hacer un esfuerzo mayor en traducir esos datos para que puedan ser comprendidos por el resto de la compañía, de manera que se puedan tomar las decisiones ejecutivas con la mayor certeza posible.

En definitiva, es cierto que la transformación del mercado laboral es una realidad, y que es innegable que los puestos más mecanizados van a sufrir porque muchos de ellos irán desapareciendo paulatinamente, pero las nuevas generaciones ya son conscientes de esta evolución y de que, si se preparan adecuadamente para ello y toman las decisiones correctas, pueden aprovechar el enorme abanico de posibilidades que la inteligencia artificial les abre a nivel profesional porque esta jamás podrá hacerlo todo.

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