No hay precedente todavía de la salida de una gran potencia económica de uno de los bloques comerciales mundiales por lo que solo se puede especular de las consecuencias reales del mismo y más cuando esta salida se une a importantes componentes políticos que harán que sean los grupos de presión los que definan estas en los próximos años. Por un lado, el Reino Unido se está fijando en modelos como el suizo para diseñar su expansión internacional fuera de las fronteras de la UE y así acabar con su gran dependencia comercial hacia ésta, pero, por otro lado, esta dependencia es evidente y puede colocarle en una posición menos fuerte ante las negociaciones internacionales.
La consecuencia principal: la desconfianza
Es evidente que la primera consecuencia real es la disminución de la cantidad de exportaciones hacia el Reino Unido lo que afectará a las naciones que más dependan de este país para la colocación de sus productos, aunque éstas se verán compensadas de nuevo a medio plazo. Lo que puede verse afectado a corto y largo plazo es la falta de confianza financiera que el Brexit puede generar paralizando o ralentizando la inversión y el consumo lo que podría llegar a verse materializado en la recesión de algunos miembros de la UE.
Aranceles
Se prevén por parte de la OMC posibles subidas de aranceles y por tanto de precios lo que podría beneficiar a otros países posicionando al Reino Unido en una desventaja competitiva. Sin embargo, esto se solucionaría con un acuerdo arancelario por parte de Reino Unido con el bloque; así como debe hacerlo con cada uno de los países del mundo. Esto le perjudicará en aquellos países con mala relación política y comercial como Argentina, pero le puede beneficiar en la introducción a otras grandes potencias económicas como India o China.
El mercado latinoamericano
Respecto a las importantes relaciones entre este mercado y la UE, éstas no parecen verse afectadas por el ‘Brexit’. Es más, si en algo puede afectar a las relaciones latinoamericanas podría ser en detrimento de la inversión directa extranjera en el propio Reino Unido ya que solía situarse como una de las primeras opciones para estas inversiones. Incluso determinados centros financieros como Madrid están presentando ya campañas para situarse como posibles alternativas para la inversión y la creación de empresas internacionales.
Visión de la UE
Salvo en Francia, las poblaciones del resto de los países miembros no tienen en buena estima la pertenencia de sus propios países en este bloque comercial, por lo que el caso del Reino Unido generará en el bloque la necesidad de una limpieza de cara ante los ciudadanos de sus componentes que se espera que se vea realizada en bastantes proyectos interesantes que satisfagan a las PYMES de estos países que lleguen más fácilmente al empresario medio.
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Jesús Rubio, tutor del Master en Comercio Internacional de EIPE Business School.
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