Cómo mitigar el impacto de un mal jefe

Una vez que se accede al mercado laboral, igual de importante que tener las cualificaciones y conocimientos necesarios para desarrollar la tarea encomendada, es el saber manejar las relaciones adversas que puedan surgir al interactuar entre el resto de los trabajadores, es decir,  al relacionarse con lo subordinados, compañeros y en especial, con los jefes.

Es en este último estadio, en el de las relaciones con los jefes, es en el que debemos ser más cautelosos, máxime cuando nos topamos con un mal jefe, que amén de carecer de las cualidades necesarias para manejar personal, puede provocar frustración, dañar nuestra salud y frenar nuestro crecimiento profesional.

Al igual que la experiencia es un factor determinante para ir dominando las funciones a desempeñar, también influye a la hora de dominar el manejo de situaciones de conflicto, pero no es el único factor, podemos formarnos en el conocimiento, identificación, y superación de dichas situaciones.

Lo primordial es saber distinguir cuándo estamos ante un mal jefe. Puedes recordar el post que publiqué sobre este tema aquí.

¿Cómo debemos actuar ante un mal jefe?

Para ello nos deberemos fijar en:

1.- En situaciones difíciles suelen perder los papeles, perdiendo el respeto a sus subordinados, elevando la voz, no asumiendo responsabilidades, o denigrando o ridiculizando a su personal. Frases que identifican este tipo de actuaciones son tales como: “no le pago para pensar”, “se la ha contratado para resolver no para crear problemas”, “¡¡¡pero quien le ha mandado hacer esto de esta forma!!”, “esto lo haría mejor un niño de 5 años”, “al final siempre lo tengo que hacer todo yo”, “no se queje que tal como está la situación al menos tiene trabajo”, etc.

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Ante esto se debe actuar, tal como recomienda doctor Wayne Dyer, en su libro “tus zonas erróneas”, reforzando la autoconfianza, sin responder la frase ofensiva, sino más bien escuchando sin cambiar el semblante, y tratando así de blindarse emocionalmente, sin meditar sobre lo que dijo éste.

2.- Sopesar lo que me supondría perder ese empleo: para ello analizaremos si existe la posibilidad de ascenso o traslado, y por tanto se trata solo de una situación transitoria, y el nivel de mi necesidad económica, ello nos motiva o justifica para soportar dicha situación no querida.

3.- Autoevaluación: analizaremos en qué podemos mejorar y le pediremos a nuestro jefe que nos ayude en ello, y que nos indique el modo de corregir los errores que cometemos, será así también una forma de implicar a nuestro jefe en nuestros resultados.

4.- Identificar las debilidades del jefe y mostrar nuestro apoyo para mitigarlas, de esta forma se podrá llegar a ser indispensable para el superior, así como cambiar la imagen que tenga de nosotros. Un ejemplo es si su jefe llega tarde a las reuniones recordarle las mismas unas horas antes, sino de forma directa, si haciendo un comentario al respecto.

5.- Crear diálogo y comunicación con el jefe, se ha de ser capaz de poder dialogar con el jefe dejando aparte las cargas emotivas, mostrando las discrepancias, aclarando actitudes inapropiadas, y proponiendo soluciones.

6.- Aficionarse por las comunicaciones escritas, es una forma de blindarse ante malas interpretaciones, por lo que se debe intentar, en la medida de lo posible, recoger por escrito ordenes, fechas, situaciones, para que luego no quepa lugar a dudas sobre las mismas.

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7.- Adaptarse al horario del jefe, hace que resultes disponible, diligente, y se da imagen de compromiso con el trabajo. Se ha de contestar los correos, llamadas etc., aunque en algunas ocasiones sean inoportunas. Nunca se debe intentar evitar al jefe.

La cuestión a plantear ahora será: ¿Hasta que límite se debería soportar una presión por parte de un mal jefe? Pues bien si aún tomando las medidas oportunas, el jefe sigue en su mala praxis, se deberá poner en conocimiento de un superior, y si la situación sigue sin variar, acudir incluso a la autoridad laboral.

Para profundiza más sobre el tema que os he abordado, os propongo acudir al Master de Dirección de Recursos Humanos de EIPE Business School.

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María Cano Soriano, tutora del Master en Dirección de Recursos Humanos de EIPE.

 

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