La incorporación de nuevas tecnologías en las organizaciones tiene importantes implicaciones laborales y de organización. Se suelen producir transformaciones en las tareas, en los puestos de trabajo y también cambios en los sistemas de trabajo, en la supervisión, en las estructuras y en las formas de gestión y organización.
Debido a la introducción masiva de la informática y las nuevas tecnologías en el mundo laboral, actualmente se están llevando a cabo estudios sobre los posibles factores estresores relacionados con el hardware, software y la interfaz, analizando éstos desde un enfoque predominantemente ergonómico.
En cuanto a las demandas planteadas por las nuevas tecnologías, existe una doble vertiente:
- Empobrecimiento de la calidad del trabajo de las personas: produce frustración y aburrimiento.
- Exigencia continua ante nuevas demandas: demandas cambiantes y no siempre con una documentación rica y elaborada y con productos totalmente operativos. El incremento de la memoria en el trabajo, los esfuerzos de atención y los cambios en la toma de decisiones y la planificación, se encuentran entre las demandas cognitivas que supone la informatización en el trabajo.
No hay que olvidar que la generación de estrés varía de unas personas a otras, ya que las características de cada tarea y de lo que genera en los profesionales van en función de lo que gusta o no hacer. Cuando la tarea se adecua a las expectativas y a la capacidad de un trabajador, se contribuye al bienestar psicológico y supone una importante motivación.
A continuación, se analiza el modo en que afectan el hardware, software e interfaz sobre los trabajadores:
- Hardware
Se han llevado a cabo numerosos estudios sobre los efectos producidos por los terminales y los mecanismos de introducción de información (teclado y ratones). Se ha observado que personas que pasan muchas horas delante del ordenador sufren un amplio rango de quejas somáticas como: dolores de cabeza y espalda, incomodidades, problemas en la vista, irritabilidad y problemas emocionales.
- Software
Con respecto al software, suelen destacar las molestias de tipo cognitivo y emocional. Algunos estudios intentan ver las ventajas y desventajas de algunos menús o diálogos, ya que lo que puede ser conveniente para un usuario novato puede ser una fuente de estrés para un conocedor del programa.
- Interfaz
Otro factor que produce estrés es la lentitud de respuesta de la interfaz. Mientras que tiempos de respuesta muy rápidos pueden transmitir una sensación de presión temporal y de urgencia que produce agotamiento, también son fuente de estrés las esperas en las que el usuario no sabe muy bien si el sistema “se ha colgado” o está trabajando. Esto se incrementa cuando la persona desarrolla trabajos de cara al público (ventanillas, cajeros, etc.).
- Programas de prevención del estrés
Estos programas constituyen una de las formas en las que se organiza una intervención sobre el individuo. Consisten en el desarrollo de un conjunto de acciones en la empresa (formación, adiestramiento, asistencia) para identificar y paliar la problemática emocional y personal de los trabajadores que pudiera interferir en el desarrollo de su trabajo.
El proceso que suelen seguir estos programas es el siguiente:
- Detección de las necesidades de formación: a partir de la información obtenida tras la identificación de las causas y las consecuencias del estrés. Esto nos permitirá centrarnos en los estresores específicos que están afectando a los trabajadores de la empresa.
- Definición de los objetivos del programa: es aconsejable que los objetivos sean operativos y evaluables.
- Diseño del programa: se trataría de determinar los contenidos que se van a transmitir y el entrenamiento en las habilidades y técnicas más idóneas para el control del estrés.
- Desarrollo del programa: consiste en llevar a cabo la transmisión de la información y el adiestramiento de los trabajadores en las estrategias para controlar el estrés.
- Evaluación de la eficacia de programa: según la adecuación de los resultados a los objetivos perseguidos. Sería conveniente realizar evaluaciones posteriores de seguimiento para valorar si los cambios observados al finalizar el programa se mantienen. Se debería volver a evaluar los indicadores de estrés: ansiedad, depresión, quejas somáticas, absentismo, abandonos de empresa, etc.
Luis M de la Flor, experto en Prevención de Riesgos Laborales