¿Qué está pasando con “la gran dimisión”? Mucho se habla de eso y de salud mental. De cómo algo que desde hace ya bastante tiempo, debería haber sido foco de atención dentro de las organizaciones. La necesidad primordial de Recursos Humanos es cuidar de las personas dentro de la organización. De su salud mental también y de que no quiera irse, porque allí no se siente bien.
Me largo, no puedo más
¿Cuántas veces has escuchado una vocecilla dentro susurrando algo así? Demasiadas personas sienten que su vida es mucho mejor cuando salen del trabajo. Cuando acaba la jornada laboral. Cuando llega el viernes o las vacaciones. Señal inequívoca de que las cosas no marchan muy bien.
Estamos hablando de que hemos normalizado algo que es absurdo. Y es, que nos hemos acostumbrado a odiar los lunes, a discutir con el jefe, a creer que nuestra vida será mejor cuando lleguemos a casa o salgamos de la oficina. Aceptar que en el lugar que vamos a pasar una media de entre 8-10 años de nuestra vida va a ser así, hace que más de uno despierte.
Grandes profesionales, personas sufriendo. Falta de reconocimiento, de conciliación, de flexibilidad, por nombrar algunas de las cosas que hacen querer largarse. No se trata tanto de pataletas porque no me dan lo que quiero. La salud mental es un desajuste, hay algo que está desequilibrado y nuestra salud habla. No está diciendo que hay una rotura entre nuestro bienestar y lo que debería proporcionarnos una base para poder sentirlo.
Confinados, quemados, cuestión de salud mental
El confinamiento nos obligó a teletrabajar. Algo que ya hemos comentado en muchas ocasiones: señores, eso no fue teletrabajar. Dicho lo cual, lo vivido entonces nos hizo que la cabeza recuperara un poco de decisión. Empezamos a dejar el automatismo y a cuestionarnos las cosas. ¿Quiero trabajar donde estoy? ¿Me gusta la empresa en la que trabajo? ¿Cómo puede ser que lleve tanto tiempo en un sitio que me trata tan mal?
Y ahí se estaba gestando “la gran dimisión”. Porque lo que un individuo empieza a rumiar internamente, acaba siendo un sentimiento colectivo. La ansiedad y todo ese compromiso sin aparente compensación, hace que la gente se queme. El fenómeno estallaba en Estados Unidos: The Great Resignation. Algo que algunos medios han traducido de forma literal y que no refleja en realidad lo que se quiere decir. No es resignación, es dimisión. Cierto que en Estados Unidos las causas han sido la crisis del covid, el estancamiento de los salarios y la falta del gobierno a ayudar,
La friolera de 4 millones de personas de entre 30 y 45 años dejaba su trabajo en julio de 2021. No es el único país que lo está sufriendo. Pero ¿está sucediendo en España o va a llegar? Existe un sentimiento general de estar viviendo en medio de un trabajo que no solo no aporta bienestar, sino que nos machaca la salud. Esto ha hecho que la gente se cuestione el tipo de vida que estaban llevando y a querer impulsar un cambio de aires, incluso a reinventarse totalmente profesionalmente hablando. Hablar de salud mental no es hablar de algo puntual o exclusivo de algunas personas con un problema. Es algo mucho más serio, que está afectando a demasiadas personas.
España y la gran resignación
Quizás en España lo de la traducción pudiera darse. Porque la resignación ha sido más que dimisión. Hay una tendencia a aceptar unas condiciones laborales que, no siendo del todo justas o aceptables para la persona, no pueden permitirse o no tienen la motivación necesaria para tirar adelante una dimisión masiva. Ahora, no hablar de que la salud mental se cuida, ya es otra cosa.
El hartazgo es el síntoma más claro y la total desconexión con la organización. Y cierto es que aquí no se ha valorado nunca que en un CV haya muchos cambios, algo que sí se hace en Estados Unidos, eso tampoco facilita estas salidas. Pero eso no quita, que muchas personas sí sientan la incomodidad en la relación con su área profesional, con la empresa para la que trabajan.
La Gran Dimisión
La vuelta a la normalidad tras el confinamiento no ha sido fácil para muchas personas. El tiempo en casa, encerrados, con tantas emociones contenidas deviene en el espejo de lo acumulado. Mucha gente se dio cuenta de lo sufrido y explotó precisamente por esa consciencia de no querer mantener esa vida. Una de las cosas que más ha sorprendido es que el tipo de persona que está renunciando no atiende a un definido estilo de profesional o sector.
En muchas ocasiones hemos conocido de empleados que han sufrido situaciones en las que la organización no solo ha mirado para otro lado, sino que ha dificultado la solución, con lo que el vínculo con la organización es absolutamente tóxico. El gran problema para la salud mental es el hecho de los efectos de algo así durante un periodo elevado de tiempo. La consecuencia es un impacto negativo en la propia autoestima que puede llevar a una grave depresión. Además de todo eso, hay que, muchas veces conjugarlo con el miedo, con el terror de perder el trabajo.
¿Qué podemos hacer desde cada posición para no solo evitar “la gran dimisión” por cuestiones de salud mental, sino para generar aun mejor vínculo con las personas que forman parte de la organización?
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