Seguro que ya estás acostumbrado a oír y leer sobre el concepto agile que parece que se está instalando no solo en Recursos Humanos. Las organizaciones están acogiendo nuevas fórmulas de trabajo que dan respuestas a las actuales necesidades del entorno. A veces integramos en nuestra jerga nombres que no tenemos muy bien interiorizados. Vamos a tratar de darle forma para comprender mejor de qué va esto de la metodología agile.
¿Qué es agile?
Vamos a tratar de cambiar la forma de entender que no todo va con boli y papel. Las cosas se pueden hacer de otra manera. Y de hecho, estamos comprobando que funcionan incluso mejor.
Reduciendo a un significado simple, la metodología agile va de procesos en los que prima la flexibilidad para resolver proyectos que necesitan agilidad y rapidez, siendo a la vez productivos y prácticos.
Dicho así suena estupendo. Pero lo cierto es que cuando alguien “es agile”, no solo utiliza este tipo de proceso cuando lo requiere el proyecto. Agile es básicamente una filosofía que acompaña una forma de trabajar. Va más allá del simple proceso porque abarca una manera de entender cómo ha cambiado nuestro trabajo, nuestra organización, nuestra forma de interaccionar y de dar respuestas a los stakeholders.
Muchas grandes multinacionales ya lo tienen integrado y forma parte de su cultura, y cada vez más, organizaciones están haciendo lo propio. No es una moda, no es algo que pueda pasar de largo, porque ha encajado en un entorno cambiante, exigente y con sobredosis de información. Hay que saber ser ágil, flexible y resolutivo. El smart working es algo que ha llegado y esperemos que para quedarse.
Origen agile
Allá por el 2001 nace lo que hoy conocemos como el Manifiesto Agile, de la mano de varios CEO’s americanos del sector tecnológico (software) y deciden aunar diversas ideas para proponer una alternativa a los lentos métodos de trabajo que no estaban dando respuesta a las actuales necesidades, ante su organización y sus clientes. Juntaron ideas y fórmulas nuevas para idear lo que entendían que podía ayudar, a través de la mejora continua.
El objetivo era mejorar la calidad, la productividad, el compromiso y ser rápidos.
¿En qué consiste agile?
Como ya vas viendo se trata de una metodología que pretende modificar muchos de los procesos internos de las organizaciones para mejorar el rendimiento y productividad.
Organización
Uno de los aspectos más disruptivos de la metodología agile, es su forma de trabajar el proyecto. No cae de arriba hacia abajo, no es el tradicional proceso lineal. Se trata de un trabajo que tiene claro su foco y objetivo pero que distribuye muy bien los procesos, y el hecho de planificar bien, permite prever y poder tomar decisiones rápidamente.
Puzle
Es como una gran red bien tejida, que como un buen puzle lucen ante una visión global. Agile permite coger un proyecto y desmenuzarlo en pequeñas partes. Piezas que son clave y que permiten trabajar mucho mejor una a una. Esto solo puede estar pendiente, en proceso o finalizada. Por lo que es muy visual y clara la situación del proceso y su evolución.
Equipos multidisciplinares
Una de las riquezas de trabajar en agile, es la diversidad en las personas del equipo. La idea es trabajar mano a mano con las personas que realmente están implicadas en el proceso y con las que debemos tomar decisiones rápidas, entregas y respuestas dinámicas que no se eternizan. Sesiones con el equipo diarias en las que se expone qué se ha llevado a cabo, qué se va a hacer y los impedimentos si lo ha habido. Las personas tienen una comunicación directa y fluida, en un entorno de confianza y cercano. Existe liderazgo pero existe mucho autogestión en los equipos agile.
Medición constante
El proyecto no es estático, no es algo inamovible desde su inicio. Se genera un dinamismo que permite cambiar cuando es necesario, y el proyecto y su equipo pueden adaptarse rápidamente ante nuevas decisiones. Ante indicadores concretos, con agile se puede medir el avance o los problemas que aparezcan. Esto hace que todo sea muy práctico, que no se pierda tiempo y que no haya bloqueos innecesarios.
Más interacción menos papeles
En definitiva, se trata de cambiar nuestro modelo de trabajar. Agile apuesta por la interacción, el trabajo en equipo, el feedback y el diálogo para lograr llegar a los objetivos. Menos pérdida de tiempo con papeles y burocracia que entorpece la evolución y más personas, que en definitiva son las que cuentan. La interacción es total entre los miembros del equipo y a la vez con el cliente, que se vuelve pieza clave en el proceso vivo.
Formas de trabajo agile – ¿Cómo puedo aplicar agile en la empresa?
Scrum
Se trata de un espacio de trabajo en el que la protagonista es la interacción entre la organización y el cliente. Es agile en innovar fomentando el aprendizaje de las experiencias, a mantener un diálogo para avanzar ante un problema y reflexionar sobre su evolución. Colaboración para evitar menos riesgos y conseguir mayor productividad. No hay entrega final, sino que se van haciendo entregas parciales, de ahí que sea más rápido, que permite más flexibilidad y adaptación. Estos períodos son los llamados sprints donde existe las reuniones para feedback y la reflexión: comentar qué se ha hecho, qué se va a hacer y qué dificultades están apareciendo.
Kanban
Es un sistema que a través de post-its permiten visualizar la evolución del proceso. Es ágil y no tiene un diseño con inicio y fin definido. Cada post-it es una tarea, y puede tener su propia evolución y cada una dura lo que dura. A medida que se van completando las tareas, se van añadiendo nuevas. Esta metodología agile permite controlar el proyecto en las 3 fases, pendiente, en proceso o terminada.
Son solo algunas ideas para empezar, puedes investigar que existen muchas más, entre ellas Lean. Lo importante es que tengas claro si en tu cultura organizacional, entra el agile y lo queréis poner en marcha. Ser agile es mucho más que trabajar con post-its, es una filosofía que permite a los equipos trabajar integrados, innovar y colaborar con el cliente. ¿Eres agile?
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