Cuando escuchamos que alguien excepcional en su profesión fracasa rápido en el negocio que puso ¿qué nos sorprende? Desde que un médico, abogado, arquitecto o diseñador no son empresarios expertos en economía y dirección de empresas es lógico que sin una buena formación específica en contabilidad y finanzas, o administración y gestión empresarial no sean capaces de progresar en la creación y desarrollo de una empresa.
Si fuera tan fácil no existirían las carreras de gestión, y cualquiera podría poner su negocio. Pero las formaciones en sistemas financieros y de organización de empresas son de suficiente envergadura para no subestimarlas.
Por eso un albañil contrata un médico y no se automedica según las indicaciones de Google, y un médico contrata un albañil y no pone los ladrillos de su propia casa.
El que pretenda tener su propia empresa debe saber de finanzas, porque un gran porcentaje de las decisiones dependerán de proyectos meramente numéricos y estudios analíticos de envergadura contable muy importante. Entonces una Pyme en primer lugar debe tener una cabeza con profundos conocimientos contables y de economía.
Después sabemos que hay más componentes que complican la conceptualización del momento “negocio personal” y en este ámbito, pensar que el dinero de una pyme o autónomo es lo mismo que el “dinero personal del jefe o dueño” es un grave error y mucho más común de lo que cabría imaginar.
Por experiencia viví la “supuesta transformación de negocio familiar a profesional”, nada que hacer si lo que se transforma no son las cabezas y mentalidad de las familias que ponen el negocio. Todos conocemos algún ejemplo de empresa pequeña que comienza en pyme con un sistema de control doméstico y en apariencia funciona, pero fracasa en cuanto se proponen el mínimo crecimiento,
Cuando la contabilidad es “casera” y el dinero se va repartiendo por necesidad en el tiempo, se puede aguantar mucho a largo plazo, pero es imposible crecer.
Ni que decir del descontrol fiscal y contable del balance que siempre se trata de “filtrar o disimular” para que no se reflejen todas las ganancias. Estos huecos son el enemigo de las pymes, que creen tener en sus manos pequeños flotadores que les hagan la vida más cómoda.
Estos sistemas son muy peligrosos e inestables, aún sin ser objeto de inspecciones, en la vida diaria de un negocio que no esta financiera y contablemente asentado de manera sólida las brechas pueden ser irreconducibles.
Tan sencillo de entender como pretender pedir un crédito… o justificar ante un posible gran cliente resultados visibles, demostrar ante un proyecto el potencial del negocio, no se puede mostrar una realidad palpable o creíble, no la hemos cultivado y nada que tenga que ver con ampliar , crecer, desarrollar o mejorar es viable.
Es la diferencia entre lo que llamamos “negociador” o verdadero empresario capaz de generar recursos a largo plazo, pues el que piensa solo en el dinero a corto plazo tiene los días contados. Solo el que tiene visión de negocio real, y sabe de la importancia de un sistema contable decente, honesto, serio y profesional sabrá de los éxitos y ganancias de una empresa en crecimiento y desarrollo.
Mónica Fernández, experta en Liderazgo y Coaching
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