La comunicación proviene del latín “comunicare” que significa compartir; se entiende por comunicar al proceso complejo que implica el intercambio de informaciones, ideas, opiniones, experiencias, actitudes y sentimientos entre dos o más personas (Rivera, Ramírez, Fernández, 2005). Todo el tiempo estamos comunicándonos, emitiendo y recibiendo mensajes por canales múltiples. Nuestros gestos, nuestra mirada, nuestros silencios y ausencias. La comunicación y el lenguaje tienen una gran influencia en la cultura empresarial y hoy veremos cuál.
La comunicación en las empresas
Se puede afirmar que comunicar es el acto y proceso de emitir y recibir mensajes, pero si analizamos el sentido etimológico de la palabra comunicar encontramos que el alcance del término es más amplio, comunicar es compartir.
En efecto, la comunicación humana es el vehículo primario a través del cual los miembros de la empresa pueden ayudar a dirigir los cambios de la misma, al influir en las actividades de otros individuos dentro de la organización.
Un aspecto importante: el lenguaje y cultura empresarial
En línea con la comunicación, consustancial al trabajo, las empresas vinculan el lenguaje con su propia cultura. Así, es normal que utilicen, internamente, jergas o abreviaturas que son, solamente, conocidas en su contexto.
Por ejemplo, es bien sabido que la empresa Mercadona llama internamente “jefe” al cliente.
De tal forma que son obvias las relaciones entre cultura y lenguaje de una empresa.
No obstante, en ocasiones, pueden aparecer conflictos en el momento en que el propio lenguaje del trabajador choca con el lenguaje de la empresa. Aquí el trabajador puede estar alejado de la cultura e identidad de la empresa bien, porque es un recién llegado o bien, por sencillo desconocimiento.
Es tarea de la empresa o de sus compañeros, señalarle cuál es el modo de expresarse para que no existan interferencias en el uso del lenguaje a nivel interno.
Artefacto observable
El lenguaje, junto con otros elementos como las instalaciones, productos, tecnología o formas de vestir, es una cuestión concreta y tangible dentro de las empresas. Pese a que son fácilmente observables, por lo señalado en líneas anteriores, suelen existir problemas de interpretación (un trabajador puede no sentirse cómodo con este lenguaje interno y utiliza el suyo propio).
Existen estudios que señalan cómo el lenguaje y su uso correcto es un elemento clave de la cultura. Otros estudios explican cómo el discurso y otras formas de comunicación expresan y recrean los significados culturales. Sin embargo, en ocasiones, se solapan los términos cultura organizacional y lenguaje y se usan de manera intercambiable. Obviamente el solapamiento es razonable:
- Porque la cultura es un conjunto de significados compartidos y no se pueden expresar estos significados sin el uso del lenguaje.
- Porque el lenguaje y su uso están para expresar significados, para transmitirlos o construirlos.
Por otro lado, el solapamiento no debería ser total porque el significado de los hechos organizacionales no se reduce al lenguaje; se transmite también por las conductas y por los artefactos y por las ideas. Además, mucha transmisión cultural es tácita, se expresa por la participación en ritos y los eventos compartidos.
Así con todo, el lenguaje como algo subjetivo, va unido a la personalidad, estudios y experiencia del trabajador. Ahora bien, una vez que forma parte de una empresa, resulta necesario, en ocasiones, que haga uso del lenguaje propicio y que vaya alineado con la estrategia, clima y cultura organizacional, pues de no ser así, el trabajador puede sentirse aislado y, sobre todo, incomprendido en sus tareas.
Francisco Trujillo Pons, profesor del Máster Universitario Oficial en Dirección de Empresas de Cela Open Institute.
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