Tanto si hablamos como si no lo hacemos, existe comunicación. Con nosotros mismos, con otra persona o con un equipo. No siempre es fácil entenderse a uno mismo, como para que siempre acertemos con cómo nos comunicamos con los demás. Desde Recursos Humanos tratamos de aportar las claves y estilos de la comunicación en el diálogo.
Diálogo y comunicación
Siempre que existe un flujo de información entre dos personas, podemos hablar de diálogo, lo que llamamos conversación. En ese proceso no siempre es fácil hacer llegar al otro lo que queremos transmitir. En las organizaciones existen diferentes tipos de comunicación y debemos conocerlas y tener las herramientas y recursos para poder gestionar cualquier posible obstáculo.
De hecho, podemos encontrar un diálogo entre jefe y empleado o una charla entre un directivo y toda la compañía. Debemos entender quiénes son los emisores del mensaje, quiénes son los receptores, cuál es el mensaje, el canal y el objetivo. Tener claro todo esto, es básico para poder comunicarnos mejor.
Estilos de comunicación
Existen diferentes estilos de comunicación en un diálogo y vale la pena conocerlos para poder mejorar nuestra forma de comunicarnos y evitar malentendidos o conflictos. Es la base para tener unas buenas relaciones con tu entorno y en la organización. Con el siguiente detalle podrás identificar en cuál estás de manera habitual.
Debemos aprender a conocernos, a poder expresarnos de la mejor manera y respetando a los demás, evitar la comunicación tóxica. Todo esto siempre depende de nuestra forma de ser, educación y circunstancias. Pero recuerda, si tú quieres, todo es modificable y mejorable.
Estilo agresivo
Alguien que utiliza en su comunicación el estilo agresivo se caracteriza por imponerse, por no escuchar a los demás y no respetarles. Los sentimientos de los demás no suelen ser tenidos en cuenta y prevalece el mensaje que quieren emitir. Este estilo suele generar tensiones porque no facilita la comunicación, más bien se parece a un chorreo sin opción a réplica.
La persona suele estar igualmente tensa mientras habla, su cuerpo y expresión corporal así te lo transmite. Suelen gritar y gesticular y no tienen en cuenta si están cerca o lejos, de hecho, ni se fijan en si los demás están incómodos. Hacen constantemente reproches, acusan y enjuician.
Estilo pasivo
En este caso, la persona suele permanecer como en un segundo plano. Su comunicación es a base de silencios, asienten sin aportar mucha más información y suelen acceder fácilmente a las peticiones de los demás. Eso suele ir en contra en muchas ocasiones de sus propias necesidades, porque les cuesta expresar lo que ellos quisieran o necesitan.
Los verás físicamente con poco movimiento, apocado y en silencio o con un tono de voz suave. Suele permanecer en un segundo plano intentando pasar desapercibido, pero dice fácilmente si a los demás, aunque eso signifique no a sí mismo. O bien es por timidez o inseguridad y temor al rechazo o al qué dirán.
Estilo asertivo
La comunicación asertiva debería ser el objetivo que persigamos para entendernos mejor en un diálogo. Este estilo de comunicación se define por mantener un diálogo respetuoso con uno mismo y con los demás. Así estamos cuidando la relación, de manera que la persona puede expresar sus sentimientos teniendo en cuenta los de los demás. Explica lo que necesita y trata de escuchar, de manera que no pisa a nadie.
Estas personas suelen mirar a los ojos, de manera que transmiten interés por el otro. Tienen un tono de voz correcto y transmiten tranquilidad. Se muestran firmes pero respetuosos. Esto significa que saben lo que quieren, pero cuidan las necesidades de los demás también.
¿Cómo mejorar el estilo de comunicación?
Como has visto la asertividad es aquella opción que más te ayudará a comunicarte. Debes evitar la agresividad o la pasividad para una mejor comunicación. Eso significa que escuches más a los demás, no imponer tus ideas o pensamientos y evitar que te pisoteen, haciendo que tu voz también sea valorada.
Escúchate
Debes escuchar tu interior, entender tus propias necesidades y desarrollar esas habilidades que te ayuden a transmitirlas. Una de las cosas que también puede costar, es el hecho de decir que no. A veces nos cuesta decir no a alguna persona, a algún proyecto, por miedo al rechazo, al que dirán, en fin, a excusas y limitaciones que nos ponemos. Decir lo que realmente quieres respetando al otro te ayudará más que negarte a ti mismo.
Habla desde las emociones
Sin sentimientos no podemos transmitir. Y hablar, no es comunicar. Debemos dar un paso más y eso quiere decir involucrar a nuestras emociones. Ahí es donde realmente conectamos y llegamos a los demás. Trata de concretar lo que quieres y explica bien cómo te sientes, eso hará que empaticen más fácilmente.
Desarrolla las habilidades
Hay que formarse sobre todo en el desarrollo de esas competencias para poder mantener las mejores relaciones sociales, para tener una buena comunicación. Evitar la pasividad o la agresividad en nuestros discursos, que solo generan conflictos y bloquean los proyectos.
Una buena comunicación además favorece el clima laboral y hace que se evaporen las tensiones. Se promueve un entorno de confianza donde cada uno tiene la libertad de comentar, de expresarse y se gana con la suma de cada uno. Así ganamos en la cohesión y motivación de las personas y reducimos el estrés.
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