La división sexual del trabajo, que durante siglos imperó en la sociedad y que sigue presente en la actualidad, condiciona la vida profesional de las mujeres. Al considerar que es su obligación atender a sus hijas e hijos y personas dependientes en general, se condiciona su carrera profesional y se limitan sus posibilidades de promoción. La maternidad se presenta, pues, como el mayor hándicap para lograr la igualdad real.
Diferente visión de la maternidad/paternidad
En la sociedad se están produciendo importantes cambios socioculturales que afectan especialmente a la organización de las familias. No obstante, la maternidad tiene unas connotaciones diferentes a las de la paternidad a la hora de pensar en el empleo. Mientras que para un hombre ser padre puede ser considerado por las empresas como un valor añadido a la hora de involucrarse en la empresa, para las mujeres ser madre, por el contrario, se presenta como un condicionante y por ello se penaliza.
Según refleja la encuesta del CIS, la mayoría de la sociedad española desea una familia igualitaria. A la pregunta: “En una familia, el trabajo dentro y fuera del hogar puede organizarse de diferentes formas, de las tres posibilidades que le voy a leer a continuación, ¿podría decirme cuál se acerca más a su forma ideal de familia?”, el 68,8% respondió: “Una familia en la que los dos miembros de la pareja tienen un trabajo remunerado con parecida dedicación y ambos se reparten las tareas del hogar y el cuidado de los/as hijos/as, si los hay“.
Los datos no dejan lugar a duda, ¿por qué, sin embargo, siguen siendo las mujeres las principales cuidadoras de la familia y quienes abandonan su trabajo, total o parcialmente, para cuidar a sus hijas/os y quienes ven cómo su salario es menor y sus posibilidades de ascenso se ven limitadas?
Una explicación posible
Los roles de género llevan muchos siglos condicionando la vida de mujeres y hombres, pero en mayor medida a ellas, a pesar de que gran parte de la sociedad se decante por una familia igualitaria, la resistencia al cambio es fuerte y difícil de romper.
La realidad es que mientras las tareas de cuidado sean vistas como “cosa de mujeres” poco avanzaremos. Potenciar la corresponsabilidad en el cuidado es la mejor manera de superar la desigualdad. Ya hemos señalado que ser madres y ser padres tiene diferentes connotaciones y por ello son necesarias medidas para propiciar el cambio de roles y eliminar los estereotipos de género.
A modo de conclusión
La protección de la maternidad no debe hacerse, en ningún caso, limitando los derechos de las mujeres. Se trata, por el contrario, de considerarlas como sujetos de derecho, con independencia de si son o no madres, y por otro lado, se debe poner al mismo nivel la paternidad, dando los mismos derechos a los hombres para cuidar a sus hijas e hijos desde el momento del nacimiento.
Por Ángeles Briñón
Licenciada en Sociología, experta en Igualdad de Género y Formadora.
Escribe sobre estos temas en su blog Igualdad y Conciliación.


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