La evolución de la COP-21 de París

Nos encontramos pasado ya el ecuador de una de las Conferencias de las Partes (COP) más importantes celebrada en los últimos años. Nos estamos refiriendo a la COP-21 de París, donde desde finales de noviembre hasta el próximo viernes 11 de diciembre se están llevando a cabo las negociaciones más importantes en materia medioambiental realizadas hasta la fecha desde la firma del Protocolo de Kyoto (COP-3), curiosamente, el 11 de diciembre de 1997.

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Mucho se ha dicho y se ha escrito desde entonces relacionado con el cambio climático, se han pospuesto la toma de decisiones en un buen número de momentos (Bali COP-13, Copenhague COP-15, Cancún COP-16, Durban COP-17, Doha COP-18, Varsovia COP-19, Lima COP-20),  numerosos acontecimientos negativos han sucedido en el Planeta Tierra, pero es de entender que la historia de la humanidad tendrá o no un punto de inflexión si en París se tiene un acuerdo vinculante, entre las partes, relacionado con el cambio climático, para más allá de 2020.

En la actualidad se está negociando sobre un borrador, cuyos albores se remontan a la COP de Durban, el cual tiene todavía demasiadas incertidumbres como para que se vislumbre acuerdo a la vista. El tiempo de los técnicos ha dejado paso ya al de los políticos, y se está debatiendo sobre la reducción de emisiones, la financiación, etc. No nos vale sólo con que haya un acuerdo, sino que éste sea ambicioso.

Es importante que muchos de los participantes estén mirando a las energías renovables como pieza clave en el nuevo panorama energético mundial (sobre todo porque más de dos tercios de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero se deben al sector de la energía). Según las afirmaciones realizadas por IRENA (Agencia Internacional de Energías Renovables), se debe aumentar la eficiencia energética e incrementar el consumo total de energía renovable del 18% en 2010 al 36% en 2030.

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La Tierra no puede esperar, y ya nos ha enseñado en más de una ocasión una señal que significa quietud: STOP. No podemos ni debemos ser presos de nuestras propias acciones negativas sobre el medio ambiente, tenemos y debemos cambiar nuestros usos y costumbres, porque de lo contrario, estaremos abocados a uno de los fracasos más estrepitosos que jamás se haya visto, y en donde la marcha atrás no tendrá sentido, no porque no pueda darse o esté prohibida, sino porque los resultados esperados con dicho gesto tendrían que haberse producido mucho ante: IT´S TIME TO ACT ON CLIMATE CHANGE!.

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