En medio de una crisis como la que estamos viviendo tenemos que equilibrar la responsabilidad financiera con la necesidad de mantener a los clientes informados y comprometidos cuando las cosas se ponen difíciles.
Cómo las empresas turísticas pueden reinventar su estrategia de marketing digital
Pensamos que lo principal es que actuemos de manera correcta y no impulsadas por la lógica de las circunstancias en medio de una incertidumbre económica donde la cabeza nos indica que habría que disminuir el “gasto” de marketing, pero ya hemos comprobado en otras crisis que esa actuación nos pone en franca desventaja con respecto a la competencia nada más se aclare el panorama.
La mayoría de los clientes son muy receptivos al mantenimiento de la información en estos momentos.
De hecho supone un efecto psicológico beneficioso y tranquilizador, para ellos el tener noticias de “sus” marcas preferidas. Así como premian en el futuro inmediato el saber que “sus” marcas están ayudando a la comunidad durante la pandemia.
Por lo que podemos afirmar que el marketing que debemos hacer en este episodio requiere de una especial sensibilidad a la par que muy flexible con los cambios repentinos a los que estamos expuestos. Os dejo algunos tips de Marketing turístico para afrontar la pandemia.
Consejos de Marketing turístico para afrontar la pandemia
Marketing de empatía
Se necesita generar un marketing absolutamente empático con el cliente. El COVID19 ha impactado en los comportamientos y actitudes de los consumidores y, esa realidad, no puede ser minimizada.
Resulta evidente que se han generado nuevos hábitos, comportamientos y rutinas a raíz del confinamiento.
Un importante número de personas tendrán intención de mantener algunos de sus nuevos hábitos, al mismo tiempo que con toda seguridad se están probando nuevos productos y servicios de marcas nuevas que se prueban después de COVID-19.
Nuevos tiempos, nuevos datos
Nos toca un momento de actualización de datos, no es momento para apoyarnos en suposiciones y los “históricos” han saltado por los aires.
Cualquier dato que dispongamos de hace 6 semanas, y mucho menos hace 6 meses, ya no está actualizado. Debemos ser muy proactivos en el seguimiento de los cambios en el comportamiento de nuestros clientes y la detección de nuevas necesidades de compra que han “mutado” mientras se desarrollaba la crisis.
Marketing de emociones
Es necesario poner el marketing, la atención del cliente y las fuerzas de ventas en el enfoque de descubrir las emociones que están bajo la piel de los clientes y que afloran en sus actitudes y comportamientos cambiantes.
La empatía nuevamente. Favorecer la participación activa del cliente y fomentar los programas de escucha nos ayudará a conseguir información exacta de cómo y por dónde podemos avanzar mejor.
Época de relatos
Necesitamos que nos vinculen con historias de esfuerzo, de solidaridad, de lucha, de esperanza, de coraje. El turismo es un negocio de personas para atender a otras personas y ahora, más que nunca, las empresas han de enseñar su “humanidad” y autenticidad.
Creatividad solidaria
No nos centremos sólo en buscar el preciosismo en la creatividad y su efectismo gráfico, debemos hacer mucho más, ahora nuestra mayor creatividad es aportar valor a nuestros clientes y a la Comunidad que nos sustenta.
Ayudar debe ser la consigna, contribuir el objetivo. Cada empresa con su potencial y su propia creatividad, pero sin descanso. Esta manera de marketing genera lealtad a largo plazo, y así poder sobrevivir a la crisis.
Agilidad “anormal”
Ya nada volverá a ser lo que era, aunque en su mayor parte se le parecerá. Hay que ser muy rápidos en aplicar soluciones de marketing, construyendo cada día la nueva realidad que se pone delante para las empresas, pero sobre todo para los clientes.
Durante un buen tiempo, hay quien habla de hasta 2022, viviremos con prácticas desconocidas hasta ahora como la distancia física por precaución.
Pero independientemente de cuánto dure la crisis, el COVID-19 cambiará para siempre el panorama de nuestros negocios turísticos. Ya no nos servirán los “manuales” y con toda seguridad tendremos que cambiar los mensajes e incluso las estrategias para que evolucionen de manera significativa a las nuevas circunstancias del mundo posterior a COVID-19.
La última información es la única información
Estamos en territorios psicológicos, de comportamientos y de actuación inexplorados por tanto ya no nos vale el instinto acumulado después de años de hacer siempre lo mismo.
Nuestra mayor urgencia es contactar con nuestros clientes, preguntar para escucharlos y construir nuevos mapas de relaciones en base a la singular experiencia vivida, por todos, en los últimos 3 meses.
Es lógico las incertidumbres y los temores, pero no nos podemos permitir que esta crisis del COVID-19 nos paralice.