El pasado lunes 23 de septiembre, se celebró en la sede neoyorquina de la ONU (Organización de Naciones Unidas), el foro multinacional denominado “Cumbre de Acción Climática 2019” , con la única finalidad de hacer cumplir los compromisos adquiridos con la firma del Acuerdo de París, entre los que se encontraba limitar el incremento de la temperatura media global a 2ºC sobre el valor de la temperatura media global en la etapa preindustrial (antes de 1750).
La Cumbre de Acción Climática 2019
La apertura de la misma se llevó a cabo por parte del Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Guterres, el cual lanzó un mensaje inicial: “Nos estamos quedando sin tiempo, pero aún no es demasiado tarde”. Asimismo, también afirmó que “la emergencia climática es una carrera que estamos perdiendo, pero es una carrera que podemos ganar. La crisis climática está causada por nosotros y las soluciones deben venir de nosotros. Tenemos las herramientas, y la tecnología está de nuestro lado”.
Instó a los participantes en la misma a que presenten planes concretos a implementar en sus respectivos países con el fin de reducir en la próxima década un 45% las emisiones de gases de efecto invernadero, y un nivel neto de cero emisiones en el 2050.
Por lo que se refiere a la última publicación de cierta relevancia por parte del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático) , en ella se afirma que todavía es posible limitar la temperatura a los valores acordados en el Acuerdo de París, pero para ello se deben llevar a cabo cambios rápidos, de alcance y sin precedentes previos. Sirva como ejemplo que la temperatura global promedio para el período 2015-2019 está en camino de ser la más elevada registrada hasta el momento (en la fecha de la publicación del presente post se encuentra en +1,1 ºC frente a los niveles de 1750).
Objetivos de desarrollo sostenible en la acción climática
Los planes a lo que se hace alusión deben reflejar una transformación completa de la economía de los países con la perspectiva de los objetivos de desarrollo sostenible, y deben versar sobre seis áreas principales, tal y como recoge la ONU: transición energética hacia un modelo basado en fuentes renovables, infraestructuras y ciudades sostenibles y resilientes, agricultura y ordenación sostenible de los océanos y bosques, resiliencia y adaptación a los impactos climáticos, así como la convergencia de financiación pública y privada con una economía sin emisiones netas.
Hay que tener presente que los niveles de emisiones a nivel mundial están alcanzando valores claramente alarmantes, y eso que todavía no se ha alcanzado el techo de las mismas. Esto ha provocado fenómenos como la subida del nivel del mar (3,04 mm cada año en el período 1997-2006 y 4 mm para el período 1997-2006), las olas de calor, incendios en el Ártico (como los vividos inusualmente en verano de 2019), huracanes y ciclones en mayor número y más virulentos (como los sufridos en el año 2017 procedentes del Atlántico), la destrucción de masas de hielo (se está reduciendo en el Ártico un 12% aproximadamente su extensión cada década), el aumento de la hambruna en el mundo (tal y como ha justificado la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
El cambio climático no viene solo, y es que trae consigue negativas consecuencias económicas que no hay que menospreciar. Es por ello por lo que la implantación de medidas que vayan a mitigar el cambio climático servirá para mejorar las economías de muchos países y la creación de millones de puestos de trabajo.
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