Se entiende por prevención o acción preventiva el conjunto de actividades o medidas adoptadas, o previstas, en todas las fases de actividad de la empresa, con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo (art. 4.1 LPRL).
La responsabilidad de llevar a cabo la acción preventiva recae en el empresario, para lo cual adoptará alguna de las modalidades de organización de recursos previstas en la normativa vigente.
Además, el empresario deberá contar con la consulta y participación de los trabajadores, para lo cual, previamente, deberá garantizar la debida formación de estos.
Por otra parte, la acción preventiva no se puede realizar de un modo arbitrario por parte del empresario, sino que durante su planificación, organización, dirección y control debe tener en consideración un conjunto de principios básicos.
Los principios de la acción preventiva
Estos principios son el resultado de la experiencia, sobradamente conocidos y contrastados por los prevencionistas. La enumeración de los mismos está contenida en el art. 15 de la LPRL:
Evitar los riesgos
La supresión del riesgo, salvo casos excepcionales, implica la supresión de la actividad, por lo que la viabilidad de este principio puede resultar escasa.
Evaluar los riesgos que no se puedan evitar
Combatir los riesgos en su origen
Cuando se elimina el riesgo en la fuente, se evita que la presencia del riesgo pueda alcanzar otras zonas, lo cual haría más complejo su control.
Adaptar el trabajo a la persona
Con este principio, se incluye implícitamente la base de la ergonomía: la adaptación del puesto de trabajo a la persona en vez de la adaptación de la persona al puesto de trabajo.
Por otra parte, los trabajos monótonos y repetitivos son causa de desmotivación y distracción por parte de los trabajadores.
Tener en cuenta la evolución de la técnica
La evolución de la técnica puede favorecer la aparición de nuevas máquinas, sustancias, herramientas, métodos, etc., que posibilitan la realización de los trabajos de una forma más cómoda y segura para los trabajadores.
Sustituir lo peligroso
Sustituir aquellos elementos peligrosos por otros que entrañen poco o ningún peligro. Una aplicación muy frecuente de este principio podemos apreciarla en la continua supresión del plomo como pigmento de las pinturas y la sustitución de las pinturas con base de disolvente hacia las pinturas con base de agua.
Planificar la prevención
Para ello, se debe buscar un conjunto coherente que integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las condiciones de trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los factores ambientales en el trabajo.
Para planificar la prevención, es necesario conocer la situación global real en la que nos encontramos para poder alcanzar el futuro deseado (este punto será desarrollado en otros apartados posteriores).
Anteponer la protección colectiva a la individual
Adoptar las medidas oportunas. Cualquier añadido a la indumentaria habitual de una persona es causa de molestias y, por tanto, se deben evitar los equipos de protección individual.
Dar las debidas instrucciones a los trabajadores
Si a los trabajadores se les dice qué deben hacer sin indicarles cómo hacerlo de forma segura, la instrucción es insuficiente.
Considerar las capacidades profesionales
De los trabajadores en materia de seguridad y de salud en el momento de encomendarles las tareas. El empresario deberá tener en cuenta los conocimientos, condiciones físicas y psíquicas de los trabajadores a la hora de asignar las tareas.
Acceso restringido a las zonas de riesgo grave y específico
Solo las personas que posean la información y formación necesaria para saber cómo deben actuar podrán acceder a estas zonas.
Prever las distracciones o imprudencias no temerarias
Que pudiera cometer el trabajador para adoptar las medidas preventivas más efectivas. Para el diseño seguro de los puestos de trabajo es indispensable considerar los movimientos involuntarios, movimientos reflejos, distracciones o imprudencias que puedan cometer los operarios.
Evitar el riesgo mayor
Las medidas preventivas que se adopten no podrán suponer un riesgo mayor a aquel que se pretende evitar.
Facultad potestativa de concertar operaciones de seguro
Con la finalidad de garantizar la cobertura de los riesgos del trabajo. La obligación que realmente se impone es la de planificación de la prevención, buscando un conjunto coherente que integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los factores ambientales.
La PRL deberá integrarse en el sistema general de gestión de la empresa, tanto en el conjunto de sus actividades como en todos los niveles jerárquicos de esta, a través de la implantación y aplicación de un plan de prevención. Esto se conoce en los sectores técnicos de la prevención como “seguridad integrada”.
Los instrumentos esenciales para la gestión y aplicación del plan de prevención de riesgos son la evaluación de riesgos laborales y la planificación de la actividad preventiva.
Actividades en la acción preventiva
Para que la acción preventiva pueda resultar eficaz, se debe desglosar en una serie de actividades, más o menos amplias, según las pretensiones de la empresa y las tareas que se realizan en ella.
No obstante, la LPRL (con el ánimo de que la acción preventiva de las empresas pueda resultar exitosa) establece ciertas actividades de consideración obligatoria que vienen dispersas en el capítulo III (Derechos y obligaciones). Estas actividades de ius cogens son las siguientes:
Evaluación de los riesgos
El empresario deberá realizar una evaluación inicial de los riesgos para la seguridad y salud de los trabajadores, teniendo en cuenta con carácter general todas las condiciones de trabajo.
Esta evaluación será actualizada cuando cambie alguna de las condiciones de trabajo y, en todo caso, se someterá a consideración y se revisará, si fuera necesario, con ocasión de los daños para la salud que se hayan producido.
Planificación de la actividad preventiva
Si los resultados de la evaluación pusieran de manifiesto situaciones de riesgo, el empresario realizará aquellas actividades preventivas necesarias para eliminar o reducir y controlar tales riesgos.
Dichas actividades serán planificadas por el empresario, incluyendo (para cada actividad preventiva) el plazo para llevarla a cabo, la designación de responsables y los recursos humanos y materiales necesarios para su ejecución.
Adoptar las medidas de protección necesarias
El empresario deberá adoptar las medidas necesarias para que los equipos de trabajo (máquina, aparato, instrumento o instalación utilizados en el trabajo) y los equipos de protección individual sean los adecuados para que los trabajadores puedan ejecutar sus tareas con seguridad.
Igualmente, velará por el uso correcto de tales equipos. Lógicamente, la comunicación entre los responsables de seguridad, procesos, producción y compras debe ser armoniosa para cumplir satisfactoriamente esta actividad.
Inspecciones de seguridad
El objetivo es detectar, antes de que ocurra un accidente, las situaciones de riesgo que bien se escaparon de un control anterior o bien han aparecido posteriormente por modificaciones o innovaciones (operativas o tecnológicas) realizadas en los puestos o en el centro de trabajo.
Realizar controles ambientales si fuera necesario
En aquellos puestos donde estén presentes agentes químicos, físicos o biológicos que puedan alcanzar unos niveles perjudiciales para la seguridad o la salud de los trabajadores, es necesario realizar controles periódicos.
Investigación de accidentes
La investigación de accidentes es una técnica posterior al accidente que trata de prevenir su repetición. Consiste en analizar los hechos para determinar el conjunto de causas concurrentes y establecer una prioridad o importancia de las mismas basándose en su posibilidad de eliminación.
Información a los trabajadores
Colaboración y participación. El trabajador debe conocer los riesgos, para su seguridad y salud, que presenta el medio donde realiza su actividad laboral y las medidas que debe seguir para evitarlos.
Por esta razón, debe estar informado de los riesgos generales y específicos y de las medidas preventivas que se deben adoptar tanto en situación de normalidad como en caso de emergencia.
Formación de los trabajadores
El empresario deberá garantizar que cada trabajador reciba una formación teórica y práctica, suficiente y adecuada, en materia preventiva, tanto en el momento de la contratación como cuando se produzcan cambios en las funciones que desempeñe o se introduzcan nuevas tecnologías o cambios en los equipos de trabajo.
Organización de emergencias
El empresario, además de ser el titular de una actividad, es el responsable de las situaciones peligrosas que puedan acontecer en el desarrollo de la misma.
Debido a esto, deberá prever las situaciones que, con carácter extraordinario o anómalo, pudieran surgir, como es el caso de: incendio, amenaza de bomba, inundación, accidente con lesión grave, fugas o derrames de sustancias peligrosas, etc.
Vigilancia de la salud de los trabajadores
El desarrollo de ciertos trabajos (trabajos en altura, manejo de explosivos en minas, etc.) requiere unas condiciones mínimas de salud que solo pueden ser cercioradas a través de los controles médicos de los trabajadores.
Por otra parte, la exposición de los trabajadores a ciertos agentes físicos, químicos o biológicos puede originar enfermedades profesionales que podrían evitarse si se detectan en su génesis.
Elaborar una relación de accidentes y enfermedades profesionales
Las estadísticas de los accidentes muestran una serie de datos: trabajadores accidentados, lugar del accidente, gravedad de los mismos, parte del cuerpo lesionada, etc., que resultan muy valiosos a la hora de detectar los puntos flojos de una correcta planificación.
Procedimiento de actuación
Para los casos de riesgo grave e inminente.
Reuniones con los trabajadores
Estas reuniones, que se pueden convocar con diferentes periodicidades y en distintos ámbitos (sección, línea, grupo, etc.), facilitan la participación y colaboración de los trabajadores y suministran una información valiosa a la hora de detectar riesgos y adoptar las medidas de protección más adecuadas.
Los principios de prevención deben ser asumidos por toda la empresa, por todos los que la integran en el orden jerárquico, desde la dirección hasta cualquier trabajador, pasando por toda la cadena (organigrama) de diferentes mandos intermedios.
Es más, la acción preventiva debe estar integrada en el proceso productivo y en la organización de la empresa. Todos, cada uno en la medida que le corresponde, deben desempeñar su papel en el sistema de prevención de la empresa. Todos deben participar en la prevención.