Hoy es el Día Internacional de la Felicidad. Y a pesar de que todos tenemos una sensación extraña por todo lo que nos está envolviendo en todo el mundo con el coronavirus, debemos buscar aquello que nos haga mantener la felicidad. Desde las organizaciones, los departamentos de Recursos Humanos, líderes en las políticas de gestión de personas, hoy tratan de reivindicar lo que debería ser algo habitual en el puesto de trabajo, ser felices.
Felicidad, ¿también en las organizaciones?
Hablar de felicidad en la empresa siempre me presenta un par de respuestas. Por un lado, están los que se niegan a utilizar esta palabra, asociada al ámbito laboral. Por otro, los que apuestan por un cambio para realmente conectar lo que somos con lo que hacemos. Yo, me hallo en este segundo grupo y voy a tratar de explicarte por qué.
El punto delicado para luego seguir con el objetivo real de este artículo es en realidad, la consideración que cada uno le da al concepto de felicidad. No vamos a decirle a la gente lo que necesita para ser feliz, faltaría más. Cada uno sabe lo que le hace feliz. Pero hay personas que creen que no pueden ser felices en su puesto de trabajo. O incluso que creen que lo que les digan en la empresa, va a estar en las antípodas de lo que ellos consideran que es bueno para ellos. Porque lo de hacerles felices, les parece excesivo.
Es cierto que siempre hemos asociado la felicidad con nuestro espacio personal. Pero soy de la opinión que cuanto más tú eres, en todas las facetas de tu vida, mejor. Y eso significa que, si algo te hace feliz, ¿por qué limitarlo? No confundamos felicidad con cachondeo. Felicidad significa que algo nos enchufa, nos motiva, nos hace sonreír, nos hace sentir bien. Y eso, siempre siempre siempre, será bueno.
Trabajar es algo que debemos hacer, pero lo “deber” suena demasiado a obligación. Y de hecho, casi que nos enseñaron que así era. Mi abuela siempre decía que debía estar relacionado con sacrificio, con esfuerzo, casi con sufrimiento. Claro que ella era de otra generación muy diferente, con unas experiencias que así la moldearon.
El propósito, clave en nuestra felicidad
Lo importante en todo esto, es nuestro propósito. Se trata de encontrar el punto clave en una simple suma de conexiones. Lo que haces bien + lo que amas, se llama pasión. Lo que amas + lo que el mundo necesita, se llama misión. Lo que el mundo necesita + por lo que te van a pagar, se llama vocación. Aquello por lo que te van a pagar + lo que haces bien, se llama profesión. Las 4 juntas, pasión, misión, vocación y profesión, son tu propósito.
Se trata de averiguar cuál es tu propósito, de manera que puedas realmente conectar todos los puntos para que no solo seas feliz haciendo a ratos, lo que podría ser un hobbie. Eso podría ser tu profesión, o aquello que tanto te gusta hacer, podría ser realmente aquello por lo que te pagan. La idea es que sí se puede ser feliz en el trabajo, si encuentras aquello que te encanta hacer, con lo que aporta valor a los demás y sirve para mejorar algo.
Todos buscamos la felicidad, pero muchos creen que el lugar de trabajo, no es rincón para hallarla. Porque como mi abuela creía, debíamos estar trabajando como si fuera un lugar en el que se prohíbe disfrutar y pasarlo bien. Porque muchos siguen relacionando el que nos podamos reír en el trabajo, con perder el tiempo o ser unos vagos.
Empleados felices, sí
Empecemos a pensar que la felicidad va con nosotros. Allá donde estemos, por lo tanto, nuestras experiencias nos harán sentir mejor o peor. Si nos vamos a pasar muchas horas en nuestro puesto de trabajo a lo largo de nuestra vida, mejor que sea haciendo aquello que nos hace sentir bien y donde la sonrisa aparezca más veces ¿no?
Tener empleados felices no es darles futbolines o fruta gratis. Es entender cómo son, qué necesitan y tratar de conectar con ellos. Es la única manera porque cuando nos encontramos, cuando conectamos, es cuando empatizamos, cuando más vulnerables somos y más verdad hay. Donde hay verdad, es donde existe la cercanía. Y es en esas cosas donde encontramos empatía, conexión y escuchando y sabiendo qué podemos aportar, podemos hacer que sí haya felicidad en el trabajo. Haz que haya flow en tu organización.
Existen muchos estudios que demuestran que los empleados no sienten felicidad en su puesto de trabajo. Algunos están realmente mal, otros bastante desconectados, muchos algo satisfechos, pero hay que llegar a lo que nos hace sentir realmente felices. Sí tiene sentido buscar la felicidad en el trabajo. Además, no solo se trata de sentirse bien, se trata de que cuando hacemos algo que nos gusta, somos mucho más productivos. Así que ganamos todos.
Busca la felicidad
Rodearnos de cenizos, nos hace sentir mal y acabamos contagiados. Rodearnos de personas positivas, nos hace sentir bien, y eso también es salud. Conectar con gente que nos nutre, que nos hace felices y que nos beneficia también ha de ser algo que busquemos en el trabajo.
Un empleado que se siente feliz con lo que hace y sobre todo, donde lo hace, estará mucho más comprometido y se conectará mucho más con el proyecto y con tus objetivos. Haz que quiera venir a trabajar, porque allí se siente a gusto. Trata de que haya un entorno de seguridad, sé amable, reconoce sus logros, haz que el trabajo sea colaborativo. El impacto no solo se verá dentro, llegará hasta tus clientes.
Las empresas que trabajan para que haya felicidad entre sus empleados, ganan a la competencia en un 20%, por no hablar de la baja de estrés. ¿Ahora ya te convences de que sí es importante que haya felicidad en el trabajo?
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