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Claves para saber cómo decir adiós a los empleados

Que un empleado salga de la compañía no siempre es fácil, y sea voluntario o no, Recursos Humanos debe liderar la gestión de las relaciones en la organización. Decir adiós a un empleado también forma parte de esa relación y hay que aprender a vivirla para que pueda ser algo positivo.

Miedo al adiós

Muchas organizaciones han tenido y tienen un terrible miedo a que sus empleados se vayan, les dejen. Es como si nos abandonaran, como si nos traicionaran. Y de hecho se parece a cuando una relación de pareja acaba. Hay relaciones que, a pesar de vivir esa difícil situación, aprenden a mirarse de otra forma y su contacto perdura, aunque sea en otro contexto. Tenemos miedo a los cambios, y en las relaciones humanas eso es inevitable. Porque nada es permanente.

La dificultad viene cuando no podemos ver más allá de ese adiós. Las relaciones se transforman igual que nosotros mismos y eso no es malo en si mismo. Debemos aprender a ver lo bueno de esos cambios. Que alguien diga adiós a la compañía puede ser una pérdida hoy, y una ganancia mañana en forma de colaborador o cliente.

Transformando la relación

La idea es ver el aspecto positivo que existe en ese adiós. No estamos acostumbrados a ser amigos de nuestros ex, pero es algo realmente positivo, siempre y cuando ambas partes están en el mismo punto y tienen equilibrio mental para el nuevo tipo de relación.

La mitad de las organizaciones no mantiene el contacto con los que dicen adiós. Eso dice mucho del vínculo que se genera entre ambas partes. ¿Nos queremos hasta que uno dice adiós? ¿O nos queremos de verdad? Esto implica querer de verdad y para eso debemos mirar al otro con sinceridad y respeto.

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Cuando queremos al otro, le tenemos que saber decir adiós si llega el momento. Desearle lo mejor, sí, lo mejor para él en ese momento. Y por más que nos duela, si no somos nosotros, que así sea. Porque le queremos. Así también se cuidan las relaciones. Y así es como más ganamos. Porque esa persona se va a llevar el mejor de los recuerdos de su salida.

En las organizaciones parece que nos queremos hasta que nos dicen adiós. No hay mayor interés en lo que esa persona haga a partir de ese momento porque ya no nos ha elegido a nosotros. Error. Si cuidamos el vínculo, su futuro puede seguir estando ligado a nosotros, aunque sea de otra forma. Tenlo en cuenta.

Atracción de talento

Saber decir adiós también está relacionado con el atraer talento. Porque cuando dejamos huella en las personas, se acuerdan de nosotros de manera positiva. Y cuando algo bueno te ha pasado, lo compartes. Y si otros saben cómo has tratado a los que se van de la organización, puede que conecten con lo que para ellos también puede ser importante.

La atracción de talento no acaba cuando la persona se ha incorporado. De hecho, no debería acabar nunca, porque como ves, aunque haya un adiós, el vínculo no tiene porqué acabar.

¿Por qué te vas?

Cuando conocemos a nuestros empleados, podemos diseñar mejores experiencias. Cuando eso pasa, también podemos acercarnos con más facilidad para tratar de entender los motivos de su adiós. Y debemos saberlos por ellos mismos, es la información más fiable y clara. Eso es lo que nos va a ayudar a mantener ese vínculo tras su salida.

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Una vez sabemos los motivos, podemos hacernos una mejor fotografía de la situación. Veremos si se trata de un problema que podemos solucionar para evitar que se repita o sencillamente es una razón en la que no podemos interferir, por tratarse por ejemplo de motivaciones que no encuentra en la organización.

En el primer caso, debemos tomar nota porque podría estar afectando a otras personas dentro de la empresa, de manera que es importante escuchar para poner remedio. En el segundo caso, solo nos queda desearle el mejor de los recorridos allá donde vaya.

Embajadores de marca

Los mejores embajadores de marca nacen en la organización, con la cultura y con el propósito, lo llevan integrado y así lo divulgan. Si una de esas personas dice adiós, el embajador de marca simplemente cambia de lugar, pero no desaparece. Es clave este punto para entender la importancia de que siga sintiendo que aquello era real y que no se ha esfumado con su adiós.

Hoy en día ya estamos más acostumbrados a que los más jóvenes tiendan a cambiar con más facilidad de trabajo que otras generaciones. De ahí la importancia de que entendamos que no se trata del tiempo que pasamos juntos, sino de la calidad de ese tiempo. Cuida a las personas tanto en el viaje como en el adiós. De esa manera, tendrás mucho más aunque se hayan ido.

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Especialista en Employer Branding y asesora de Gestión del Talento en las empresas. Apasionada de la comunicación, las personas y cómo potenciar sus habilidades. Su objetivo es conectar a las personas en su entorno de trabajo.

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